Mi cuerpo pesaba el doble de lo normal, o al menos así lo sentía cada vez que intentaba mover un dedo, los ojos, un pie... Era inútil.
Sé que habían personas a mi alrededor y que me hallaba en la enfermería, porque identifiqué la voz de madame Pomfrey entre todas las personas. Sé que estaban Cornelius Fudge y Snape hablando sobre la Orden de Merlín, segunda clase. Sé que charlaban acerca de que nosotros, los ineptos de trece años, nos internamos en el bosque para atrapar a Black, y que él nos había lanzado un hechizo aturdidor o algo por el estilo. Estaba al tanto de que Pettigrew había escapado y que todos creían lo que Severus decía. Pero no podía hablar.
— Le darán el beso del dementor —llamó mi atención un susurro a mi izquierda.
Me volteé lentamente hacia Hermione y su mirada prácticamente me contó todo. El terror volvió a anclarse con uñas y dientes a mi pecho.
— ¡NO ESTAMOS CONFUNDIDOS! —espetó Harry desde la camilla que se situaba a mi lado derecho.
Fudge y Snape negaban lentamente, con sus bocas moviéndose demasiado rápido, opinando sobre cosas como "el buen trabajo que hizo Black" y no sé qué otras cosas que estaban sacándome de quicio.
La puerta de la enfermería soltó un chirrido, anunciando la llegada de otra persona. Me senté lentamente en mi camilla y enfoqué mi visión a la entrada, encontrándome con un Dumbledore muy serio.
— ¡Profesor, tienen que liberar a Sirius Black! —rogué, con la voz flaqueándome.
— ¡Él es inocente! ¡Nosotros...! —prosiguió Hermione, apartando las sábanas de su camilla.
— ¡Por Dios santo! —chilló madame Pomfrey, agitando sus manos en el aire— ¿Esto es una enfermería o qué? Señor director, debo insistir en que...
— Te pido mil perdones, Poppy —intervino— pero necesito cambiar unas palabras con el señor Potter y las señoritas Granger y Black. He estado hablando con Sirius Black.
Severus me lanzó una mirada feroz, al igual que el ministro.
— ¡¿Qué?! ¡¿Les suena el apellido?! —espeté, sin poder contenerme. Una almohada aterrizó en mi hombro izquierdo: Hermione, como siempre.
Rodé los ojos.— Supongo que le ha contado el mismo cuento de hadas que metió en la cabeza de Potter —habló amargamente el profesor de Pociones— . ¿Algo sobre una rata y sobre que Pettigrew está vivo?
— Eso es efectivamente lo que dice Black —replicó Dumbledore, examinando al jefe de Slytherin por entre sus lentes.
— ¿Y acaso mi testimonio no cuenta para nada? —gruñó.
— No si usted estuvo inconsciente la mayor parte de la charla —objeté con un tono obvio.
— Peter Pettigrew no estaba en la Casa de los Gritos ni vi señal alguna de él por allí —masculló, entrecerrando sus ojos hacia mí.
— ¡Eso es por la misma razón, profesor! —explicó Hermione con seriedad— . Estaba inconsciente. Además, no llegó a tiempo para oír...
— ¡Señorita Granger! ¡CIERRE LA BOCA! —exclamó con ira.
— Eso es, vamos... ¡Reviva los recuerdos de anoche! ¡A ver si así se atreve a contar la verdad! —apunté, moviendo mis manos hacia todos lados.
El profesor me exterminó con sus ojos, como si fuese cualquier clase de alimaña. A mí no podía importarme menos.
— Vamos, Snape —intervino el ministro— . Las chicas están trastornadas, hay que ser comprensivos.
— Me gustaría hablar con Harry, Hermione y Sirrah a solas —dijo el director bruscamente. Con tal mención, mis ojos viajaron por las otras camillas, buscando a Ron— . Cornelius, Severus, Poppy, se los ruego, déjennos.
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Sirrah Black & el Prisionero de Azkaban | SBLAH #3
FanfictionSirrah Black ha sufrido las consecuencias de su desobediencia y, de mano de su madre y el director Dumbledore, encontrará verdades sobre su origen que presagian un futuro bastante turbulento. Sin lograr desligarse completamente de su familia, Sirra...