La Semana Santa se había terminado, trayendo a sus pies los exámenes. Ningún estudiante respiraba correctamente: los ÉXTASIS ocupaban toda la atención de los de último año, y la finalización del curso que se acercaba era un martirio incluso para el mejor alumno. Además de ésto, nadie lograba relajarse, pues las medidas de seguridad en el colegio estaban al mil gracias a la última aparición de Sirius.
Si bien las demás casas lo estaban pasando mal por aquellos problemas, Slytherin se encontraba el doble de peor. Habíamos perdido tantos puntos que, a pesar de las participaciones en clase, continuábamos en cero puntos. Asimismo, ninguno de nosotros se había librado de la tanda de castigos que durarían hasta junio; ahora el castillo relucía como nunca antes. Los despachos estaban perfectamente encerados y los baños casi eran proclamados patrimonio de la humanidad por su perfecta condición. De hecho, había pillado a más de uno estudiando en los inodoros porque se hallaban más limpios que su propia sala.
— ¡George, hola! —saludé a la hora del desayuno. Pronto tendría clase de Adivinación, así que aproveché un poco el tiempo para acercarme al comedor de Gryffindor.
— Ho-hola, Sirrah —me sonrió de lado, desviando su mirada de Fred.
— ¿Por qué el "ho-hola"? —entrecerré mis ojos, fingiendo inocencia. El pelirrojo se humedeció los labios y negó levemente, como restando importancia.
Hacía una semana y media que la final de Quidditch sucedió. Desde entonces, Hermione se las había arreglado para crear pequeños encuentros entre George y Katie mientras yo me mataba limpiando el castillo. No sabíamos aún si el Filtro había funcionado, o si el gemelo correcto había mirado a la cazadora en el momento justo, pero al menos ahora él actuaba extraño a mi alrededor, lo cual significaba algún cambio, ¿no?
— De acuerdo... —dije y sentí una mano en mi hombro: era mi trío de leones que parecía tener algo serio que contarme. Durante las últimas semanas no hablamos demasiado; ninguno tenía tiempo— . Ha-hasta luego —fingí balbucear.
Los gemelos rieron, aligerando el ambiente.
Tal vez no estaba del todo bien lo que había hecho pero al menos ya no tenía que incluir a George en mis pequeños problemas personales con mi familia y, penosamente, Harry. Mis esfuerzos por no emocionarme cada vez que lo veía se estaban yendo por la borda. Menos mal que tenía la mejor- mejor amiga del mundo y los inigualables comentarios de Ron para distraerme.
— No es una buena noticia —advirtió el de ojos esmeraldas con una mueca en su rostro.
— Ya veo... Nada nuevo —atisbé el sobre rasgado que sostenía en sus manos.
— La apelación de Buckbeak se ha fijado para el seis —se adelantó a informar el pelirrojo, moviendo sus manos con nerviosismo.
— Es el día en que terminamos los exámenes —dijo Hermione pensativa, guiándonos hacia la puerta del Gran Comedor. No protesté, no tenía hambre después de todo.
— Y tendrá lugar aquí —continuó Harry— . Vendrá alguien del Ministerio de Magia y un verdugo —mi boca se abrió en un grito mudo.
— Es como si todo ya estuviera decidido —resopló Hermione, sacando su libro de Aritmancia, a pesar de que nos dirigíamos a Adivinación.
Ron simplemente estalló, poniéndose aún más rojo que su cabello.
— ¡No pueden hacer eso! ¡He pasado años leyendo cosas para su defensa! ¡No pueden pasar todo por alto! —entendía su molestia, mas sus sucios zapatos desviaron toda mi atención de su frustración.
— ¡Y yo he pasado años limpiando este pasillo! ¡Dame un descanso, por Merlín! —bufé, asegurándome de que ningún maestro o prefecto estuviese cerca, pues pensaba limpiarlo con magia.
ESTÁS LEYENDO
Sirrah Black & el Prisionero de Azkaban | SBLAH #3
FanfictionSirrah Black ha sufrido las consecuencias de su desobediencia y, de mano de su madre y el director Dumbledore, encontrará verdades sobre su origen que presagian un futuro bastante turbulento. Sin lograr desligarse completamente de su familia, Sirra...