1) Una Tragedia

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Intentaba de terminar la tarea lo mas pronto posible. Le había prometido a Marc que iría a su juego de béisbol. Por eso es que tenía que terminar la antes de que regresaran mi mamá y Marisol a la casa.

Estaban tomando demasiado tiempo en regresar, más de lo necesario. Me volví  impaciente. El tiempo volaba mientras me apuraba con la tarea. Ni siquiera sabía si la estaba haciendo bien. Una promesa es una promesa y pensaba cumplir la mía. Yo iba a ver a Marc jugar. Era importante para mí y para él. Después de todo era el ultimo juego del año escolar.

Marc era un muchacho de la escuela. Él me gustaba y también estaba segura que yo a él. Nos conocimos en las practicas después de clases. Él estaba practicando con su equipo de béisbol y yo con el equipo de softbol. Los muchachos estaban bateando en el campo del diamante y las muchachas en el campo de las afueras del béisbol. Cuando me levante despues de aver terminado con mis ejercicios, mire una pelota que volaba hacia mí. No me dio tiempo de actuar. Me pegó en la nariz. Sentí un dolor agudo. Marc se dirigió a mí y pidió disculpas.

Había olvidado el dolor que sentí cuando de repente creció un enojo dentro de mí por él. Pero decidí perdonarlo por su sinceridad y su generosidad. De pronto desperté de mis pensamientos cuando mencionó que estaba sangrando. El coach me dijo que me agachara y pellizcara la nariz para que dejara de sangrar. Pensé que se hincharía mi nariz y que me iba ver fea. Marc se rió entre dientes mientras me pedía disculpas de nuevo. Puso su mano en mi hombro y dijo, "Por favor discúlpame. Espero que todo salga bien. Y si te rompí la nariz, te doy permiso de que me rompes la mía. Me sonrió antes de continuar con sus practicas. Afortunadamente, no se me rompió ni tampoco se me hinchó. Nomas tuve algunos sangrados.

Después de ese incidente, nos fuimos conociendo en las practicas. Él era amable y gracioso. Siempre sonreía cuando estaba con él. Era muy bueno para el beisbol. Corría recio y bateaba más home runs que ningún otro jugador de su equipo. Nunca tuve la oportunidad de verlo jugar. Cada vez que tenía la intención de verlo, sugería algo.

Terminé la tarea pero aún mi mamá no llegaba a casa. Ella y mi hermana habían ido al mandado. Empecé a preocuparme de que otra vez iba a faltar al juego. Pensé que Marc se decepcionaría de mí. Tenía pensado tomar el camión si no llegaba mi mamá pronto.

Decidí ver la televisión mientras esperaba que llegaran, pero de pronto sonó el teléfono.

"¿Bueno?" Contesté.

"Elena, agarra tus cosas porque en un momento voy por ti."

"¿Tío? ¿Porqué quieres que agarre mis cosas?"

"¡No preguntes y has lo que te digo!"

"Me estás asustando. ¿Qué está pasando?"

"Está bien. Te lo voy a decir... Tu mamá y Marisol se acaban de morir en un accidente de carro. Así que prepara tus cosas porque te vas a vivir con nosotros. Tienes media hora."

Puse el teléfono en su lugar después que había colgado.    

Me quedé sin palabras. Era cómo si una fuerza me había quitado el aire dentro de mí. Sentí mi corazón destrozado. No le quise creer. Él fue muy insensible y frío al decirme esa noticia. No tuvo ninguna simpatía por lo que había sucedido. Lo odié por siempre.

Empaqué mis cosas y todo lo que era importante y valioso para mí. Tomé dinero que tenía alzado desde que mi padre me lo había dado. También tomé ropa, las joyas de mi mamá y mi hermana, fotos, y otras cosas de valor. Mientras empacaba, llegaban muchos recuerdos y era muy difícil enfocarme. El dolor era demasiado. Trate de apurarme lo mas que pude. Necesitaba salir de la casa antes de que llegara mi tío. Quería escaparme de él, de Los Ángeles, y del infierno que iba vivir al lado de su familia.

En cuanto terminé, tomé un taxi a la escuela. Tuve tiempo de pensar y planear sobre de lo que iba hacer. Simplemente no pude enfocarme por el dolor. Sólo pude pensar en mi madrecita querida.

***

Pensé en el tiempo que sufrió la ausencia de mi padre. Hubo días en cuáles no comía, ni dormía, ni se comunicaba con nosotras. Eso me dolió más que la propia muerte de mi papá. Se volvió un poco egoísta sin que se diera cuenta. El dolor la cegó y le evitó que viera el sufrimiento de Marisol y del mío. Nada cambió hasta que Marisol habló con ella. Entonces entendió que las tres llevábamos el mismo dolor. Habíamos perdido a un padre y un esposo. Ahora ellas están con él. Empecé a llorar al pensar que no tenía una familia. Estaba sola.

Cuando llegué a la escuela, me dirigí al campo de béisbol. Pensé en la cara que pondría mi tío al descubrir que no estaba en la casa. Le avisaría a la policía que había desaparecido. Me preocupé y quise desaparecer para siempre. Pero primero tenía que despedirme de Marc.

Llegué al campo y me di cuenta que faltaba poco para que se terminara el juego. Encontré a Marc sentado en la banca. Le tomó un tiempo para que me notara. Lo saludé de lejos con la mano. Él hizo lo mismo y me mandó una sonrisa. Se paró y se dirigió hacia mí.

"¡Hola! Pensé que no ibas a cumplir tu promesa. ¿Qué pasa? ¿Estás triste?" Me preguntó.

"Marc. Lo siento mucho. Llegué tarde pero tampoco puedo quedarme. Vine a decirte que me voy."

"¿Porqué? ¿A donde vas?"

Sentí los ojos llorosos. No quise que me viera llorar pero era algo que no pude controlar.

"Mi mamá y Marisol murieron en un accidente de coche," le dije mientras se me salió una lagrima.

Él también se puso triste pero no dijo nada. Simplemente me abrazó y me dio un beso de despedida.

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Lectores: Les quiero dejar saber que esta historia es un poco lenta debido a detalles y puntos importantes. Tomará tiempo a llegar al punto culminante ya que esta historia se trata de la vida de una víctima del mundo del narcotráfico. Les pido que tengan paciencia, por favor. Lo olviden que es una historia de ficción. Gracias y sigan leyendo.

-Palomitab

La Morenita de SinaloaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora