14) Corazon Despierto

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Cuando terminó la misa, todos se levantaron de sus asientos y hacinaron a la salida. Nosotros salimos sin problema porque estábamos sentados atrás.

Rigo estaba parado a un lado de la puerta mientras saludaba a un conocido. Tina hacía lo mismo con la mujer que acompañaba al conocido de Rigo. Mientras yo estaba parada a un lado de ellos, miré a mi alrededor y abajo de un árbol chico vi al muchacho de los ojos hermosos que también me devolvía la mirada. Mi corazón empezó a latir con rapidez. Le regalé una sonrisa. Después de todo, yo sólo demostré lo que él me hacía sentir por dentro. También él sonrió de inmediato. Yo nerviosamente voltee. Seguí sonriendo cómo una tonta. No puede borrar la sonrisa.

Mientras Rigo y Tina se despedían de la pareja, tomé una mirada antes de que nos fuéramos.

"¿Elena, de que te ríes?" Preguntó mi primo.

"De nada," dije mientras intentaba de esconder mi sonrisa.

"Se te va quedar la cara así verás."

Bajando los escalones, voltee a ver al muchacho con esperanza de me estuviera mirando. Nos veíamos por última vez. De pronto quise que la semana pasará rápido para poder verlo de nuevo en el mismo lugar a la misma hora.


***


Enrique me quería enseñar todo muy rápido. Aparte tuvo otro idea–mariachi. Otro ocurrente cómo mi primo. Él quería que supiera los tres sonidos tradicionales de Mexico. Banda, norteño, y mariachi.

"Rigo me contó que tu mamá era Maria Luisa. Estaba pensando qué tal vez le hagas un tributo, un homenaje. ¿Tú que crees?"

Jamás se me hubiera ocurrido su propuesta. Me encantó el idea, pero no estaba segura si podía cantar las canciones de mi madre sin que se me hiciera un nudo el la garganta.

"Me gusta tu idea pero no se si pueda."

"Te intento. ¿Te puedo dar un consejo?"

Asentí.

"No se trata si puedes o no, si no de que quieras. Piénsalo. Todavía hay tiempo. Sería después de tu presentación en la feria."

"Está bien."

"Antes de que te vayas, te quiero decir que te escribí una canción. Bueno, la escribí para ti...para que la cantes."

"Yo no sabía que escribes canciones."

"Bueno," dijo rascándose la cabeza. "Tampoco soy compositor pero es algo que me gusta hacer. Si me permites y me das tiempo, yo podría escribirte algunas."

"Claro que sí. Pero sólo las canto si me gustan, eh."

Se rió, "Está bien. Ya que termine la canción te la enseño."


Una semana después

Llegamos a la iglesia antes de que empezara la misa del día. Tina fue al baño mientras Rigo saludaba a un conocido. Yo en realidad no quise estar parada a un lado de ellos y escuchar su platica, así que fui a sentarme cerca de una fuente. Pero llegando se me antojó un helado que vendía un señor cercas de la fuente.

"Buenos días, joven. ¿Qué le doy?"

"Buenas. Uno de limón, por favor."

Él preparó mi helado rápido.

"¿Cuánto es?"

"Cinco pesos."

Mientras buscaba dinero en mi bolsillo, empecé a entrar en un pánico. Me dio vergüenza cuando me di cuenta que había dejado mi dinero en el buró.

La Morenita de SinaloaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora