Estoy embarazada ¡¿De quién?! #2

50. ¡Salte de encima!

Retrocedo mientras Lex se acerca y me detengo al chocar contra la ventana. Mi mano hace un intento por abrirla, pero está cerrada.

¡¿Más mala suerte no puedo tener?!

―Hablemos como personas civilizadas ―exclamo nerviosa―. Déjame salir y me olvido por completo de esta actitud tuya.

―Carina. ―Me bloquea el paso―. Yo digo que hagamos las paces de una manera más divertida. ―Sonríe.

No me gusta ese tono.

―Sí... sí, pero otro día, cuando estés más calmado.

―Estoy calmado, creo que tú eres la alterada que me mordió. ―Se toca el labio.

―¡Es cierto, debes dejarme ir! ―exclamo alegre―. Alterada soy aburrida, mejor otro día. ―Fuerzo una sonrisa.

―No te preocupes. ―Me agarra de la cintura y me empuja hacia él―. Yo contigo, no me aburriría nunca. ―Sonríe otra vez y me gira, apoyándonos en la cama.

―¡Salte de encima, Lex! ―Vuelvo a enojarme e intento golpearlo, pero él inmoviliza mis manos―. ¡Te denunciaré!

Se ríe.

―¿Se te acabaron los argumentos? Vamos, Carina, si sabes que esto te encanta. ―Me da besos en el cuello bajando hasta mi clavícula.

―¡Estúpido, imbécil! ¡Suéltame! ―Pataleo, pero no hay forma de escapar―. Basta, Lex, te dije que no quiero.

―Ya vas a cambiar de opinión. ―Con una mano me inmoviliza las dos y con la otra baja hasta mi pollera.

―No... por favor. ―Cierro los ojos.

Maldito bastardo.

―Te mato, te juro que te mato. ―Oigo una voz conocida y los abro.

Salvada, estoy salvada.

―¿Camilo? ¿Cómo entraste? ―Se sorprende Lex, aún estando sobre mí.

Mi chico tatuado lo saca de encima y lo empuja contra la pared.

―¡Vas a desear nunca haber nacido! ―le grita furioso y lo golpea en la cara.

¡Uh! Eso debió doler.

―Camilo... ―lo llamo mareada por el susto de la situación que acabo de pasar―. Mi héroe ―exclamo antes de desmayarme.

―¡Carina! ―lo oigo decir y ya no escucho más nada.