BUCKY BARNES | "Ella, la dueña de esos ojos verdes que me observan entre sueños. Ansío que me devuelva mis memorias, porque deseo con todas mis fuerzas regresar a su lado aunque no sea capaz de recordarla".
En donde Bucky espera que las promesas qu...
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I
Berlín.
—¿Así que te gustan los gatos? —inquirió Sam, sarcástico.
—Sam... —le regañó Steve.
Emma resopló con cansancio y apoyó su cabeza en la ventana del vehículo blindado. Estaban siendo trasladados hacia el edificio del Centro Común de Lucha contra el Terrirismo
—¿Qué?, ¿viene alguien vestido de gato y no quieres saber más?
—Tu traje, ¿es de vibranium? —inquirió Steve.
T'Challa lo observó por el rabillo del ojo.
—La Pantera Negra protegió a Wakanda por generaciones —les contó—. Un manto pasado de guerrero a guerrero. Y ahora porque tu amigo asesinó a mi padre también visto de manto de rey. Así que te pregunto, tanto como guerrero y como rey, ¿cuánto tiempo crees que podrás tener a tu amigo a salvo de mí?
—T'Challa, él no asesinó a tu padre —insistió Emma—. Puedo entrar a su mente y mostrarte que cuando todo sucedió él se encontraba en Rumania.
T'Challa soltó una risa irónica.
—¿Por qué habría de creerte? Solo intentas salvar al hombre que amas. La señorita Romanoff ya me lo contó todo.
Steve se bajó del auto blindado y ayudó a Emma a mantenerse en pie. Ambos observaron en dirección a la caja de vidrio blindado en donde tenían a Bucky, pero él evitó sus miradas.
Los cuatro caminaron hacia un hombre de traje que se encontraba junto a Sharon Carter.
—¿Qué le va a pasar? —Steve exigió una respuesta.
—Lo mismo que a ustedes. Evaluación psicológica y extradición.
—Él es Everett Ross, Comandante Adjunto de las Fuerzas Conjuntas —le presentó Sharon.
—¿Y un abogado? —preguntó Steve.
—Un abogado. Eso es gracioso —se burló Ross—. Asegúrate que lleven sus armas al depósito —le ordenó a Carter—. Les daremos un recibo.
Todos observaron cómo se llevaban sus cosas, a excepción de Emma.
—Mejor que no mire por la ventana y vea a alguien volando por ahí —advirtió Sam.
—Y te advierto a ti — apuntó Ross, provocando que Emma le diera una mirada expectante que apenas ocultaba lo desafiante—. Apenas los detectores capten algún tipo de energía proveniente de tu mente, lo que recibiste antes serán como unas cosquillas comparado a lo que te sucederá ahora.
Los ojos de Emma centellaron levemente a punto de cambiar de color, pero Steve colocó sus manos sobre sus hombros y le dio un suave apretón, intentando tranquilizarla. Emma exhaló profundamente, comenzando a caminar hacia dónde los demás iban, pero no pudo evitar darle una última mirada a James, quien también la observó unos segundos antes de rehuir de su atención una vez más.
