Capítulo 2

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—No creo que deberíamos... —Me callo inmediatamente. La sensación viscosa en mi piel aumenta. Mis sentidos se encienden en alerta total y la luz brilla fuera de mí sin poder controlarla.

—¿Qué sucede Ageysha? —gruñe Adif.

—Están cerca. Y son demonios de tercera y cuarta categoría.

—¡Por el ángel! —exclama Armor— Ya no estamos tan seguros como antes. Las barreras de protección han sido rotas.

—Nuestra ubicación es conocida. Esta casa ya no es segura, no brinda protección alguna. —argumenta el hermano Jacob.

De pronto siento como la presencia de los demonios se desvía, nuestra casa no es la dirección a la cual van. Dejo a mi verdadera forma salir y despliego mis alas. Alzo el vuelo con rumbo al punto donde se detuvieron y regresaron por otro camino. En unos pocos minutos Azael y Ariel me han alcanzado, Adif junto a Ramuel vuelan cerca también.

Lo primero que percibo, incluso antes de siquiera acercarnos un mínimo, es el olor, el olor de la sangre. La sangre humana despide ese aroma inconfundible, me detengo abruptamente y mi corazón se acelera, esto no es bueno.

—¿Qué sucede Ageysha? —pregunta Azael.

—¿No lo hueles? —Niega con su cabeza. Estos sentidos tan despiertos me tienen realmente de los pelos.

—Sangre. Huele a sangre humana. —respondo. Adif se vuelve hacia la dirección a la cual volábamos, regresa sus ojos verdes y preocupados hacia mí.

—Puedes regresar. Si no sientes más presencia oscura. —dice.

—No. Vamos. —Emprendo el vuelo nuevamente. El olor se hace intenso a medida que nos acercamos. Noto el preciso momento en el que los demás perciben el aroma. Sus narices se arrugan.

—¡Por Miguel Arcángel! —exclama, horrorizado Ramuel.

Regreso mis ojos al frente y lo veo, o mejor dicho los veo. El aire sale de mis pulmones, mis manos tiemblan, escucho que Azael me llama pero no hago caso, continuo acercándome.

—Señor todopoderoso. —susurro. Mis ojos se llenan de lágrimas al ver el horror que los hijos de puta han dejado.

Seis cuerpos, cuerpos humanos. Contorsionados de formas extrañas se encuentran apilados en la carretera que conduce a nuestra propiedad. Lo horrible no solo es la formas extrañas en las que están retorcidos, lo que hace que mi piel se erice totalmente, mi sangre ruga y mi corazón tartamudee, son sus rostros.

Todos tienen los ojos abiertos y su expresión es de profunda agonía y dolor.

—Adif, esto no es bueno. —dice Azael, señalando algo en el suelo cerca de los cuerpos. Mi padre se acerca y lo que quiera que vio, incluso con los seis cuerpos, lo hacen palidecer y maldecir. Adif nunca maldice, nunca.

—¿Qué sucede? —pregunto.

—Quédate allí, Ageysha. No debes ver esto. —pide. Y he aquí el error de todos los padres o personas de autoridad. Decirte que no debes ver algo que obviamente va a afectarte o tiene que ver contigo. Es imposible no contenerse de hacer exactamente lo que te piden que no haga.

—Mierda. —jadeo. Mi cuerpo se suspende en el aire, creo que estoy paralizada por las palabras dibujadas en la tierra. Cada una está trazada con sangre, lo más probable es que sea de las víctimas.

Espero que este hermoso sacrificio te agrade.

Lo mejor para la princesa de nuestro reino.

SOMBRAS (Entre el Cielo y el Infierno #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora