Capítulo 15

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—Hablemos —dice el hermano Saúl y extiende su mano para que pueda pasar a la biblioteca. El hermano Jacob sigue detrás de mí.

—¿Qué es aquello que te agobia, Ageysha?

Levanto mis cejas ante la pregunta tan explícita del hermano Jacob. Porque sí, lo que tengo en mi cabeza me está agobiando.

—¿Por donde empezar?

—El principio sería un muy buen comienzo. —Le doy una mirada al hermano Saúl, no se inmuta, pero el hermano Jacob se ríe entre dientes y toma asiento. Permanezco de pie junto al hermano Saúl.

—Bueno, estoy teniendo estos sueños extraños...

—Los sueños son profecías, anunciaciones. Los pocos que podemos recordar lo que soñamos somos afortunados, pero los que no sólo recuerdan sino que también pueden interpretarlos son bendecidos.

—Estos sueños no se sienten como profecías, hermano Saúl, se sienten muy reales. —Aclaro mi garganta y rememoro el último de mis sueños—. Es como si estuviera realmente ahí, puedo sentir todo y cuando despierto puedo recordar y revivirlo todo, cada sonido, olor, sensación.

Ambos hermanos se miran por unos segundos. El hermano Jacob es el primero en romper el contacto y hablar. —¿Qué has soñado?

—En el último sueño... Ugh, yo hablaba con un caído. El oscuro estaba esperándome, habló y desperté. Estábamos en una especie de plaza, el tiempo simplemente se congeló mientras él y yo hablábamos.

Ambos hermanos se sientan y me ofrecen su completa y absoluta atención.

—Tuve una especie de discusión con el caído, él hablaba sobre no elegir sus destinos y que por amor se han hecho muchos sacrificios, sacrificios que no han sido ni buenos ni malos pero el mundo, como lo es hoy, es consecuencia de dichos sacrificios.

—Interesante.

—¿Los otros sueños han sido sobre lo mismo? —pregunta el hermano Saúl y me debato en decirles o no todo—. Puedes confiar en nosotros, Ageysha. Créenos cuando te decimos que estamos de tu lado.

¿Cuál es mi jodido lado?

Porque de seguro que el mismo de Adif no es, de lo contrario no estaría siendo repelida como leprosa por mis hermanos.

—No, los otros sueños son situaciones diferentes, en uno estoy hablando con otro caído encima de un foso donde varias almas son torturadas por una especie de sombra, las almas son de todos ustedes; en otro sueño soy... —Mi voz titubea un poco por lo que tomo una respiración profunda—, soy un caído o me convierto en uno. Mis alas se vuelven negras con toques dorados en las puntas.

Esto llama notablemente la atención del hermano Jacob, su cabeza se ladea y sus ojos se estrechan un poco.

—Hay uno... uno que me atormenta mucho, estoy en la misma plaza de este último sueño, donde está la estatua. —Comienzo a pasearme por el lugar para matar la ansiedad que siempre surge al recordar ese horrible sueño—. Una batalla se ha librado entre Ascendits y Cecidits, somos derrotados porque uno de nosotros nos traiciona, es quien comenzó todo esto y justo cuando ha... asesinado a toda mi familia se revela ante mí y me pide unirme a él.

—¿En todos estos sueños te vuelves un caído? —pregunta el hermano Jacob con cautela.

—No, en el de la batalla yo me sacrifico para no volverme un oscuro.

—¿Cómo eran las sombras? —Tomo el dibujo de mi bolsillo trasero y se lo entrego al hermano Saúl. Lo abre, sus ojos beben del papel y suspira.

—El último caído me dijo que yo sólo conocía una parte de la historia, que la caída no paso exactamente como nosotros lo contamos. —Ambos hermanos se cruzan de brazos y asienten para que continúe—. Él dijo que yo sabía sólo lo que ustedes querían que supiera y que fui creada para algo que escapa de mi conocimiento. También me dijo que no tengo ni idea de lo que es el amor.

SOMBRAS (Entre el Cielo y el Infierno #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora