Capítulo 3

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Miles y miles de cuerpos se encuentran regados en el suelo.

El verde de la hierba ya no es perceptible, carmesí, ese es el color de suelo. El aroma de las flores se ha perdidos, ahora huele a sangre y devastación. La luz se ha esfumado y solo la oscuridad me acompaña. Donde antes había grandes edificios, ahora solo quedan ruinas, donde había niños corriendo y riendo, ahora solo hay cascaras de humanos vacíos, donde antes había vida, ahora solo queda muerte.

Levanto mis ojos al cielo, o lo que se supone es el cielo, pero ahora está lleno de humo, llanto y demonios. Muchos demonios.

Mi respiración se acelera al reconocer mi nombre, trazado en la piel de cada cuerpo humano sin vida. Cierro los ojos tratando de alejar las imágenes, pero al abrirlos de nuevo, siguen ahí.

Despliego mis alas y dejo salir la luz de mí, pero no sucede. No hay luz, esto no puede ser. Contemplo mi propio cuerpo, ya no es humano, pero aun así no hay éter celestial, entonces veo mis alas y siento que mi corazón se rompe.

Escucho la risa de un caído. Desciende y se detiene frente a mí, su sonrisa malévola me enfrenta y deseo con todas mis fuerzas acabar con él. Me abalanzo, o eso intento, pero estoy retenida en mi lugar.

Pobre, pobre Ageysha. Se burla. Y pensar que la gran guerrera celestial, es ahora una princesa oscura. ¿Te gusta el nuevo color de tus alas? Yo creo que combinan con tu cabello Ríe. Intento nuevamente golpearlo, es imposible—. Oh. Se me olvidaba mencionarte, ya no puedes destruirnos. ¿Cómo podrías atentar contra tu propia especie?

Ira, frustración, dolor, temor, decepción, pérdida y desolación. Eso es lo que siento asentarse en mí. Jadeo debido a la presión de mis propias emociones. Abro mi boca para gritar pero ningún sonido sale de mí. El caído vuelve a reír y entonces más voces se unen a su risa.

No nos salvaste

¡Mira lo que nos hicieron por ti!

¿Te gusta nuestro dolor? ¿Disfrutas nuestra sangre derramada por ti?

No debimos confiar en ti, no salvaste a tus padres, a quienes decías amar. ¿Qué podríamos haber esperado nosotros?

Siempre supe que eras un fraude.

Nos has abandonado.

Estamos muertos por tu culpa.

¡Todo es tu culpa!

¡Todo es tu culpa Ageysha!

Cállense. No es así, yo lo intenté yo...

No fuiste suficiente.

Nos defraudaste.

¡Basura!

No, no. No es así. Voy a salvarlos. Lo juro, salvaré sus almas.

Ya es tarde.

Tú perteneces al lado oscuro.

¡No! Nunca perteneceré a ellos.

Ya lo haces, mira tus alas.

Eres la princesa del reino oscuro.

¡NOOOOOO! grito. Pero es cierto, mis alas ahora negras, me confirman que soy un caído más. No. No. Noooooo

—¡Ageysha! ¡Despierta! —Abro mis ojos y me encuentro frente a frente con Elijah. Su rostro está lleno de preocupación—. Dios me has pegado un susto de muerte. Te oí gritar.

SOMBRAS (Entre el Cielo y el Infierno #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora