Capítulo 12

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—¿Es frustrante verdad?

Abro los ojos para encontrar a un caído frente a mí. Este oscuro tiene el cabello cenizo, lo cual es extraño en ellos, pero sus ojos, son igual de oscuros que su podrida alma. Algo que también es extraño son sus alas, son de un gris más claro que el de los otros caídos que he visto.

Suspiro y miro a mí alrededor.

—Otra vez un jodido sueño —gruño. El caído se ríe entre dientes y se cruza de brazos.

—Bueno, esto sólo hace más difícil que pueda atormentar tu mente.

—No volveré a caer. Sé que lo que sucede aquí no es real.

El caído resopla. —Por ahora, mi querida princesa, no es real por ahora.

—Cállate.

Me levanto de donde quiera que sea que estoy recostada y absorbo la imagen que me rodea. Estoy en una especie de plaza. Una plaza que me resulta familiar.

Abro mis ojos y empiezo a reconocer cada detalle de la misma. Es la maldita plaza de aquel sueño donde los pierdo a todos. Donde descubro quien es la persona que nos traiciona y decido sacrificarme por ellos. Pero a diferencia del sueño, esta vez el sol ilumina cada detalle de la misma, puedo ver cada edificio, casa y ventana. La estatua que se alza en la mitad de la plaza corresponde a varias manos y brazos humanos que se levantan hacia el cielo, como si estuvieran clamando o tratando de salir de algún agujero.

Hay palomas picoteando el suelo, las nubes en el cielo, la sombra de la estatua y de cada árbol alrededor. Puedo contemplar el desgaste de cada banca y silla, los puestos de comida, los autos estacionados, los perros callejeros hurgando en la basura, los niños, los adultos... inmóviles pero viviendo. Parece que el tiempo se ha ralentizado y sólo se detuvieron mientras estoy aquí.

El caído vuelve a reír y lo fulmino con mi mirada.

—¿Qué quieres?, tú eres nuevo, imagino que el otro imbécil no volverá ya que lo pulvericé la vez pasada. —Ante mis palabras, el caído cierra la boca y me mira con odio, sólo por unos segundos; se controla muy bien y regresa a su actitud alegre de antes—. Ah, ¿era amigo tuyo? ¿Un hermano o algo así?

—Eso no importa —dice, aunque trata de sonreír de nuevo, sale demasiado forzado.

Interesante, este sueño o lo que sea se pone interesante.

—Pensé que sí, desde que me miras ahora como si quisieras romperme en mil pedazos.

—No tendré que hacerlo yo —musita con odio—, tú misma te encargarás de ello. —Ríe y mira a su alrededor—. ¿Recuerdas este lugar verdad? —Estrecho mis ojos hacia él y sonríe de nuevo—. Claro que lo recuerdas, sabes que aquí terminará todo para ti y tu maldita familia.

—¿Tu punto? ¿Para qué me has traído aquí?

—Yo no te he traído aquí, lo has hecho tu misma. Tú eres quien viene a estos lugares cada vez que cierras tus ojos. —Camina hasta la estatua en medio de la plaza y se recuesta en ella—. De todas maneras, repito mi pregunta de antes... ¿Es frustrante verdad?

Gruño y me cruzo de brazos. —¿Qué cosa?

—Soñar y ver lo que sucederá, pero al despertar no recordar el rostro de quién te traiciona o peor, no poder hacer nada para evitar este "fatídico" desenlace.

—Es un sueño, jamás pasará.

—¿Estás segura de ello, princesa?

—Odio que me llamen de esa manera, no me hagas enojar, no será bonito.

SOMBRAS (Entre el Cielo y el Infierno #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora