—Ella no es la misma de siempre. Todo lo que está sucediendo, le está llegando muy profundo. Todos podemos ver su aura. —Me encojo un poco ante la voz preocupada de Ramuel.
Desde hace más de una hora han estado encerrados Adif, mis hermanos, Ramuel, Azael y los ancianos junto a los hermanos Damabiah; intentado hallarle una explicación a todo lo que está sucediendo. Especialmente a la legión que nos atacó, y eso los llevo a mí, y a todos los mensajes que anuncian mi "reinado". Además, el hecho de que es cierto, no he vuelto a ser la misma de siempre y mi aura es cada vez más turbia.
Lo que me molesta es que ellos pretendan que estaré bien, tranquila y dichosa; con todo lo que está pasando, con tantas muertes y sangre derramada; además de las pesadillas, que cada vez se sienten más y más reales. Esta última me ha drenado emocionalmente, ver la tortura a la que someten a mi familia y compañeros ha sido... no tengo palabras para describir la desolación y el dolor que he sentido.
Tengo miedo, demasiado. Sé que Dios me ha dado un poder. Una bendición. Pero no dejo de preguntarme ¿por qué yo y para qué? que es lo que se avecina como para qué Él haya necesitado usar sus armas mortales. Pero, también me pregunto, a que se refería el caído cuando me llamó hija de la oscuridad.
—¿Sabes que es de mala educación espiar a los mayores? —Ruedo mis ojos ante las palabras susurradas de Elijah. El creyó que me sorprendería, intentando ser silencioso, lo cual es ridículo; ya que un hipopótamo sería más silencioso que él.
—¿Me dirás que tú no pretendías venir y preguntarme que he escuchado? —devuelvo. Su sonrisa vacila un poco, pero luego de unos segundos hace un puchero.
—¿Vas a decirme, verdad?
—Puede ser. —Me encojo de hombros, sonriendo ante su desencajado rostro.
—No puedo creer que esas tan cruel conmigo. Yo que te permití usarme anoche como almohada, sin importarme si babeabas mi pecho —dice. Finge indignación y dolor. Estrecho mis ojos hacia él.
—Yo no te usé de almohada y tampoco babeo —musito por lo bajo.
—Tengo una mancha en mi camisa de dormir que dice lo contrario —sonríe y se encoje de hombros. Resoplo y le pido silencio, la reunión ha llegado a su auge.
—... Los ataques se están volviendo cada vez más brutales, Summun. Los humanos están asustados, aterrados y se están volviendo violentos debido a su temor. —Escucho es suspiro cansado de Jericó—. Han emprendido una cacería para encontrar a la tal Ageysha y a quienes están acabando con sus familiares.
Mierda. Eso es nuevo.
—Los están desestabilizando, las iglesias están siendo atacadas, se han presentado varios saqueos y algunos se están resguardando en casa. Han implementado un toque de queda. Durante ese toque, ellos están dispuestos a caza a los asesinos.
—Lo sé Azael. —murmura Adif. Puedo escuchar su preocupación desde mi lugar—. Los oscuros están jugando su juego y lamentablemente, los humanos son los peones perfectos.
—Y la perfecta carne de cañón —susurro. Todo mi cuerpo se tensa con ese conocimiento. Los hijos de la oscuridad tienen un plan ejecutándose y apenas nos damos cuenta de ello. Sólo Él sabe que es lo que viene.
—Las almas están siendo retenidas por ellos. Creemos que lo están haciendo de la misma forma que lo hicieron con... —La voz del hermano Jacob sufre una ruptura apenas perceptible—: Samayaza.
Sufro un espasmo al recordar el fin que tuvo el guardián. La forma en la que su cuerpo fue contaminado y el horror de su alma al ser arrojada al infierno. Él no se lo merecía, es un guerrero de la luz, su lugar no es allá abajo.
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SOMBRAS (Entre el Cielo y el Infierno #2)
ParanormalLa única forma de someterlos es con Temor. Y no hay nada más temeroso que... la Oscuridad. Trilogía Entre el Cielo y el Infierno # 2 Obra registrada en Safe Creative Rregistro: 1605127552341