Capítulo 3.

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Cerró los ojos sintiendo la brisa del viento rozarle el rostro, se recargaba en el barandal de la terraza de su edificio, sentía su negro cabello revolverse al ritmo de las corrientes del aire.

—Drakon —le llamó Kai.

— ¿Qué pasa? —preguntó aunque ya sabía la respuesta.

—Acaban de solicitar tus servicios —confirmó.

— ¿Y, cuánto? —el hacker carraspeó lastimándole un poco el oído.

—Lo suficiente —sabía que hablaban de mucho dinero—, y es por día —aquello sí que llamó su atención, arqueó una ceja.

—Explícate.

—Piden que vigiles a alguien, quizá sea conveniente que participes obedientemente en esa dichosa obra...

—Kai...—dijo con fastidio.

—La persona que piden que vigiles es... no te va a gustar—bufó, realmente odiaba los rodeos, con toda su alma.

— ¿Quieres hablar claro de una vez? —dijo con irritación.

—Takashima Kouyou, tienes que vigilar a Takashima —no dijo nada por unos momentos.

No pudo evitar preguntarse por qué demonios alguien querría tener vigilado a Takashima, era el modelo más famoso y exitoso desde hace un tiempo, aparte de eso ¿Qué de interesante tendría? Suspiró.

— ¿Y luego?

—Enviaron una serie de preguntas, si puedes hallar las respuestas habrá paga extra por cada una...

— ¿Qué clase de preguntas? —tecleos.

—Cosas que resultan muy cursis como para decirlas, te envío el correo —su móvil no tardó en vibrar—, ¿Piensas tomarlo?

—No es que me entusiasme, pero por la paga... —miró la tarifa de paga, los ceros que seguían de un 3 eran realmente tentadores.

—Entonces será mejor que te apresures —dijo el hacker, en ese momento la campana resonó por todo el lugar; escuchó cómo la puerta que daba a la terraza se abría, miró de reojo a la persona que le sacaba varios centímetros de estatura recargarse en el barandal, no muy lejos de sí.

—No pensé encontrarte aquí —dijo Takemasa—, ¿No entraste a clase?

—No —respondió, se quedaron unos minutos en silencio.

— ¿No tienes que ir a una reunión o algo así? —preguntó.

— ¿Y tú?

—No, no soy de participar en esas cosas.

—Ni yo —rodó los ojos—, aunque...

—Lo sé —le interrumpió—, el gran Takashima te jodió, ¿Eh? —dijo socarrón.

—Eso —afirmó. Volvieron al silencio, pero no resultaba incómodo.

—Debes darte prisa —le recordó el hacker, suspiró con resinación y se giró.

—Fue un placer hablar contigo, Takani —le miró con sorpresa, el azabache sonreía amigable.

—No creí que me hubieras escuchado —confesó.

—Sí, me costó un poco de trabajo alcanzar a escucharte, no lo niego —luego agregó—, pero hoy eres la novedad, todos hablan del estudiante "sin sexo" en cuchicheos —ambos rieron, una risa calmada y natural.

—Bueno, debo irme —Takemasa se limitó a asentir y regresó la mirada al frente.

Comenzó a bajar los escalones con la tranquilidad que allí tanto le caracterizaba.



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