Capítulo 13

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Takashima llegó bastante más temprano a la Universidad de lo que acostumbraba. No iba a negar que se sentía ansioso de ver a Takani, su nueva novia (a quien ni siquiera había podido enviar un mensaje o llamado por haber olvidado pedirle su número), así que, pensó, era razonable que se sintiera tan emocionado e impaciente por verla y molestarle un poco.

Caminó a través de los amplios jardines y patios hasta llegar al edifico donde tendría la primera clase, clase que compartía con Takani. Había aún pocos estudiantes en el campus, así que nadie se atrevió a rodearlo ni interrumpir su camino, sólo recibía aquellas miradas anhelantes a las que ya estaba acostumbrado.

Aunque no sería así cuando la revista donde serían publicadas las fotos que le tomaron en la playa saliera al público, tendría más o menos un mes de una calma promedio.

Sentía su corazón latir un poco más rápido de lo normal, ese acelerado latir que uno siente cuando va a hacer algo nuevo, o cumplir con un reto, o al realizar algo realmente fuera de rutina, latir que aumentó cuando estuvo apenas a unos cuantos pasos de la puerta del aula. Cuando abrió la puerta encontró dentro a un par de estudiantes conversando entre ellos. Era obvio que ninguno era Takani.

Se sintió desilusionado al ver cómo su sencillo y emocionante plan se desmoronaba frente a sus ojos en un santiamén. Estaba acostumbrado que cuando él llegara Takani ya estuviera dormitando en su lugar.

—¿Y Takani? —preguntó para sí mismo, pero su tono de voz fue más alto de lo que habría querido.

—No ha venido los mismos días que usted, Takashima-sama —respondió uno, como si les hubiera hecho la pregunta a ellos.

—Oh, gracias —dijo secamente, no parecía que los chicos fueran exactamente sus fans pese al tono formal utilizado.

Él tenía sus razones para haber faltado, razones muy válidas, pensó, ¿Las tendría también Takani? ¿Qué había estado haciendo ella durante esos días? Comenzó a tamborilear con los dedos el pupitre, impaciente, observando de reojo el lugar donde debería estar Takani.

La sensación de los labios de Takani sobre los suyos fue extraída con pinzas de su memoria, embargando su cuerpo de ese recuerdo, tan vívido como lo fue en su momento, la mirada tan confusa y cristalina de Takani que rayaba lo pusilánime, su expresión tan expresiva que, de hecho, perdía expresión. La cercanía de su cuerpo, la curva de su cintura donde su mano cabía perfectamente...

Se tocó los labios con las yemas de los dedos, sonrió con cierta ironía. Ella era tan enigmática, sabía tan poco de ella como el mundo sabía de verdad de él, Takani hacía que la curiosidad casi tomara dominio total de su persona.

¿Por qué estaba tan interesado en ella? ¿Por qué se moría de ganas de verla?



Se quitó la tela adhesiva que mantenía la gasa en su lugar, enrojeciéndose la lechosa piel en el acto. Le habían quitado los puntos hacía varios días y su cicatrización era maravillosa. Sonrió.

De hecho, Kai ya había comenzado a tomar trabajos que realizaría en unos cuantos días, y ella ya había retomado también su entrenamiento, feliz, regocijante de poder moverse como a ella le diera la gana. Las articulaciones le tronaron bastante, aflojándose y despidiéndose de su letárgico estado en el que habían estado durante casi un mes.

Era como un animal salvaje recién liberado, no tenía problema en pensarlo de esa forma. No había podido ni trotar ni correr debido al dolor que eso le provocaba ¡Y eso que eran actividades de lo más sencillas! ¡Cómo no iba a estar tan feliz!

Do you know me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora