Su mente se centró completamente en llevar al modelo a su cuarto privado, a salvo, tanto como fuera posible, preguntándole apresuradamente qué dirección seguir, evitaron el ascensor, por supuesto, no iba a arriesgarse a que allí les tendieran una trampa.
Ni siquiera se dio cuenta de que ella misma estaba sangrando de una mejilla, donde una de las piedras le había golpeado. Cuando llegaron a los cuartos privados observó a Takashima con atención, tenía unos cuantos hilos de sangre escurriéndole por la sien.
—¿Tú estás...? —la puerta del sitio se abrió bruscamente, impidiendo que el modelo terminara de formular su pregunta.
—¡Takashima-sama! ¿Está bien? —Wakeshima ingresó al lugar completamente alterada y preocupada, Takani ni siquiera pudo burlarse de su expresión, la cual resultaba increíblemente cristalina, ella estaba realmente mortificada por lo que acababa de suceder, se acercó al modelo y titubeó un poco antes de atreverse a tocarle el rostro para revisar el sitio de donde emanaba la sangre—, ¿Cómo se atrevieron a hacerle esto? Es un alivio que no le hayan tocado el rostro —caminó a través de la habitación, aún sin haber notado a la azabache, sacó un botiquín de primeros auxilios de un mueble y con rapidez volvió a cruzar la habitación, comenzó a curar al modelo con delicadeza, limpiándole la sangre del rostro e inspeccionando la herida de la cabeza—, no es muy grave... —dijo con alivio—. Los atraparon, ya puede estar tranquilo —dijo serenamente Wakeshima.
Yo no diría lo mismo, pensó la azabache, mientras se dirigía a la puerta.
—¿Confío en que te harás cargo? —dijo con amabilidad el modelo.
—Por supuesto —confirmó Wakeshima de inmediato, miró sobre el hombro al par, notando que el modelo la miraba a ella y no a la pelirroja.
Antes de salir del sitio, volteó a ver al modelo una última vez, sin saber exactamente la razón, sintiendo un leve y extrañísimo anhelo porque el modelo la viera, la notara, supiera que el crédito de que no había salido realmente herido era de ella. Sus ojos grisáceos se encontraron con los dorados de Takashima, y esa mirada, cargada de algo que no pudo descifrar, le dijo que sí, que él lo sabía. Salió de allí antes de que ese anhelo aumentara, aunque fuera sólo un poco. No lo hubiera reconocido, pero huyó.
Caminó a través del largo e inmaculado pasillo, con pasos presurosos, de nuevo evitó el ascensor, aunque hubiera querido, tenía que pasar por las escaleras, había dejado caer su mochila en algún piso para concentrarse por completo en mantener consigo al modelo. Las escaleras parecían vertiginosas, pero no se sintió mareada ni tuvo una sola pisca de vértigo, siguió bajando y bajando hasta que vio un bulto negro en uno de los escalones, lo tomó y se pasó la correa por el hombro sano y siguió bajando.
Llegó a la recepción del lugar sólo para encontrarse con un enorme y caótico conglomerado. No era para menos, el famosísimo modelo había sufrido un atentado (y no cualquiera) en plena conferencia, era algo de lo que definitivamente tenían que sentirse preocupados y de lo que debían tomar acciones legales si es que realmente habían capturado a los responsables de la pedrada.
—Me sorprende que, siendo alguien tan famoso, la agencia de seguridad que tienen contratada sea tan mala —dijo para sí misma. A su lado pasaron un par de hombres de traje y con aspecto rudo y robusto, se reunieron con otro grupo, algunos se pusieron en jarras, levantando su traje y dejando ver el elegante bordado en la solapa, casi no pudo contener la risa.
HM Security
—Esto es absurdo —se sostuvo el abdomen y lo presionó un poco, a modo de contener la risa, giró sobre sus talones y caminó hacia la salida. Continuaba riéndose cuando su celular vibró, una llamada, lo sacó de la mochila y contestó, aunque el número era desconocido.
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Do you know me?
FanfictionUn súper modelo, un estudiante misterioso, un Club de fans cuya presidenta parecía estar desquiciada, y mucho pero mucho misterio, envueltos en una historia impredecible y del todo bizarra.