Capítulo 7.

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—Te lo dijo, te has metido con la persona equivocada, imbécil —gruñó.

El modelo miró a Takani con sorpresa, sinceramente no se esperaba eso, la mirada que le dedicaba al tipo era realmente intimidante, como si pudiera atravesarlo en cualquier momento, el gris del iris pareció oscurecerse. Las expresiones de los demás fue de confusión, miraron a su líder prisionero, buscando una respuesta, un gesto que les indicara si atacar o no, y aún pese a que Takani le tenía sometido, asintió haciendo que el resto se les abalanzaran a golpes.

Esto será todo menos una pelea justa, pensó con ironía.

Él sabía pelear, pero sus habilidades se limitaban al entrenamiento que le habían dado para realizar un par de papeles en películas, no iba a negar que aquello sirvió en ese momento, pero no iba a presumir de ello. Realmente le costó trabajo lidiar con varios rivales, en realidad, aunque no eran muchos, se le hizo bastante difícil, y no se libró de uno que otro golpe, lo bueno, bendita vanidad, era que no le habían tocado el rostro.

Volteó a ver a Takani cuando terminó con sus tres contrincantes, se quedó sin palabras cuando le vio soltarle un golpe certero a uno y hacerle caer al suelo, como todos los demás, se movía con tal gracia que no pudo evitar quedarse como idiota contemplándole, Takani lo miró con esos ojos grisáceos y perfilados, su expresión estaba seria, casi severa.

—¿Cómo...? —Takani le dedicó una mirada que le hizo callar.

—Dime algo —pensó que Takani se le acercaba a él, pero se inclinó y comenzó a recoger las latas de cerveza que el modelo había comprado, colocándolas dentro de la bolsa de plástico.

—¿Qué cosa? —se agachó también, imitando a la pelinegra.

—¿Esto te suele pasar? Que te ataquen, me refiero —el modelo se lo pensó.

—No, no en realidad, no de esta manera —Takani arqueó una ceja, terminaron de levantar las cosas y se incorporaron, Takani le devolvió la bolsa.

—¿Entonces de qué manera?

—Pues, si los reporteros me encuentran... o los jodidos paparazzi, y luego hay algunos fans que... —vio a Takani rodar los ojos.

—Vale, ya entendí, así que esta es la primera vez que te atacan con la plena intención de hacerte daño —el castaño asintió.

—Hey, la propuesta sigue en pie —levantó la mano que sostenía la bolsa con las cervezas, Takani frunció levemente el entrecejo.

—¿Es en serio? —preguntó.

—Claro —el modelo se encogió de hombros.



—No es seguro que vaya a casa, Drakon —intervino el hacker, suspiró con resignación, se llevó una mano al cuello y echó la cabeza para atrás—, deja que Reita vaya a inspeccionar los alrededores y te indicaré cuando sea seguro, vayan en su auto, también enviaré a Reita por el Mazda.

—De acuerdo, pero es peligroso que vayas a casa por el momento —se dirigió al modelo esta vez, el asintió sin darle demasiada importancia—, vamos a... —¿Exactamente a dónde irían? Se lo pensó unos momentos—, mi casa, sí, dejemos que pase un tiempo antes de que vuelvas a casa, no sabemos qué podría pasar —al fin el trabajo de vigilar al modelo se comenzaba a tornar interesante, sonrió sin querer.



Ir a la casa de Takani, eso sí que no se lo esperaba, pero... aquello era interesante, y el hecho de que parecía que se estaba preocupando por él era realmente halagador. Se dirigieron a su automóvil y se sintió avergonzado cuando abrió la puerta y observó los peluches y los regalos que había colocado en el asiento trasero, ambos se quedaron unos momentos contemplando eso. Bueno, resultaba bastante ridículo a la vez que gracioso, eso lo observó en la expresión divertida de Takani.

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