No había forma de que se creyera lo que sus oídos escuchaban. Y dudaba que llegara a creérselo de verdad.
¿Acaso estaba delirando? Seguro que eso era.
Takashima se le estaba declarando, de una manera para nada romántica, pero se le estaba declarando, al fin y al cabo. Y le proponía que salieran como una pareja.
Recházalo.
Fue lo primero que pensó. Pero la idea fue... casi dolorosa, como si estuviera perdiendo una gran oportunidad para una gran experiencia. Era extraño. Titubeó cuando estuvo a punto de decirle al modelo que su respuesta definitiva era una negativa. Pero la mirada dorada la observaba, era como si el oro del iris fuera a derretirse por la intensidad con la que la miraba, o, mejor dicho, como si la fuera a derretir a ella.
Tragó saliva mientras analizaba sus escasas posibilidades.
—Lo consideraré —dijo al fin, y esperó que su voz sonará tan firme como quería—, pero con una condición —la sonrisa que se había posado por unos segundos en el rostro del modelo titubeó.
—¿Qué condición? —preguntó con recelo.
—Hagamos una carrera, si logras alcanzarme, acepto, si no... —ladeó la cabeza y le sonrió.
—¿Una carrera? ¿Qué clase de carrera? —Takani miró a su alrededor, hasta que sus ojos dieron con lo que se alcanzaba a ver del edificio de los directivos de la Universidad, elevó el brazo y lo señaló, esperó a que Takashima observara el objetivo.
—El primero que llegue a la parte más alta gana, si llego primero, te olvidas de tu propuesta, si lo haces tú, acepto, aceptaré también si logras atraparme antes de que llegue —anunció.
—Eso será fácil —dijo confiado el castaño.
—¿Tú crees? —le desafió con la mirada.
La mirada gris de Takani cobró un brillo peculiar. Recordó la habilidad de la chica en las peleas, ¿Tenía también esa habilidad trepando edificios? Ni loco él treparía, para algo existía el elevador, aunque sabía bien lo concurrido que era ese edificio.
Su confianza pareció esfumarse con todo y la esperanza de tener a Takani como novia. Novia. Sonaba un poco extraño. Takani comenzó a brincotear, a balancearse, no sabía cómo nombrar al movimiento de calentamiento que estaba haciendo la azabache.
La sonrisa en sus labios era completamente burlona, autosuficiente, sus pies parecían resortes haciéndole subir y bajar continuamente, de manera divertida.
—Entonces... ¿Aún lo quieres hacer? —le retó, él bufó con exasperación.
—Por supuesto. —respondió y sonrió triunfal; por la oliva mirada de Takani se cruzó un brillo indescifrable, la sonrisa llena de sorna se amplió aún más.
—Entonces, hagámoslo —dijo con emoción, se dio media vuelta y echó a correr a través del pasillo desierto con la energía de un niño pequeño.
Ladeó la cabeza y enarcó una ceja, no terminaba de entender cómo es que habían terminado de aquella manera, pero de algo sí que estaba seguro.
Aquello resultaba completamente maravilloso.
Echó a correr detrás de la chica, y la observó trepar por los edificios cercanos al que era su objetivo, ¿Cómo demonios lo hacía con tanta facilidad? Dejó de observarla y se introdujo en el edificio directivo. Al entrar se encontró con lo que ya esperaba, la recepción, si bien no estaba llena, recibía a mucha gente, imparables, pero no tenía tiempo de contemplarlos, corrió a los elevadores y llamó a todos.
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Do you know me?
FanfictionUn súper modelo, un estudiante misterioso, un Club de fans cuya presidenta parecía estar desquiciada, y mucho pero mucho misterio, envueltos en una historia impredecible y del todo bizarra.