Capítulo 8.

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Supo de inmediato que había sido un error haberle preguntado eso de la nada, sin una previa explicación, pero no tenía tal, no al menos una creíble, ¿Qué? ¿Iba a decirle que le habían contratado para tenerlo vigilado y reportarlo a su cliente del que no sabía nada? Eso definitivamente haría que cualquier persona se lo tomara muy, muy mal.

Aunque si lo pensaba bien, le habían pedido vigilarlo, no protegerlo, entonces, ¿Por qué se tomaba esa molestia? De eso no sacaría nada, nada en absoluto.

Se mordió la lengua para no lanzar una maldición o gruñir con disgusto, la expresión de sorpresa en el rostro del modelo le molestaba bastante, no quería que se hiciera ideas equivocadas, pero era demasiado obvio que eso era precisamente lo que el castaño hacía. Se molestó aún más cuando Takashima sonrió con sorna, aunque esa sonrisa también podía tomarse como seductiva, prefirió la primera opción.

—¿Qué es esto? ¿Me trajiste a tu casa con qué intenciones? —preguntó el modelo con un tono de voz entre burlón y coqueto—, ¿Pretendías...? —Takani abandonó esa expresión de molestia para adoptar una indescifrable, bufó.

—Vete a casa —demandó, se levantó de su asiento sin molestarse en contemplar la expresión que adoptó el castaño.

—¡Drakon! No puedes hacer eso, es peligroso —intervino el hacker, pero lo ignoró. Tomó las llaves del auto del modelo que había dejado en la mesa de centro y se las aventó a su dueño, este las atrapó en pleno vuelo, Takani se encaminó hacia un pasillo, no el que daba a la cochera, sino uno que se adentraba más en la gran casa, le miró sobre el hombro.

—Ya sabes el camino a la salida —le dijo y se perdió entre la oscuridad de los pasillos.

Caminó hasta el pie de las escaleras, donde miró el suelo un par de segundos. Nunca había llevado a nadie a aquella casa, ni al hacker ni a Reita, había sido demasiado pedirle al modelo que pasara la noche allí, no, había sido demasiado incluso cuando le llevó hasta ese lugar que alguna vez había sido su hogar. Y encima... ¿Takashima le tomaba por una pervertida? ¿Era en serio? No tenía por qué soportar eso, no tenía por qué protegerlo, no había razón, su trabajo se limitaba simplemente a vigilarlo.

—Drakon —le llamó el hacker, emitió un sonido de asentimiento mientras subía las escaleras—, van a asesinarlo —anunció con voz queda.

—No exageres, dudo que para cuando llegue a casa aún sigan allí, son 45 minutos a esa zona en auto... —argumentó mientras abría la puerta de la habitación y se adentraba en ella.

—No estoy exagerando, acabo de... —hubo un titubeo en la voz del hacker—, de rechazar un pedido, solicitaban que asesinaras a Takashima, la suma es exorbitante, pero nunca hemos aceptado esos pedidos —Takani se quedó paralizada al pie de la cama, como suspendida en el aire antes de caer en el cómodo colchón.

—¿Qué demonios? Takashima no es nadie particular... —se dijo, pero había algo que comenzó a molestarle, como una pequeña espina que no podía descartar, se levantó como un resorte—, Kai —llamó al hacker.

—¿Qué pasa?

—Revisamos sus antecedentes, ¿Verdad? Y no encontramos nada que nos llamara la atención —revisó.

—Así es, ¿Qué pasa con eso? —el hacker tecleó, supuso que buscando el archivo del modelo.

—Pero, qué tal si, sólo quizá, el problema no es directamente Takashima, sino sus padres, eso no lo revisamos —entrecerró los ojos, analizando, buscando si había algo más que pudiera servirles y que estaban pasando por alto.

—Es verdad... —tecleos—, comenzaré la búsqueda de inmediato —asintió, alcanzó a escuchar el tono de notificación, el hacker acababa de recibir un correó, esperó por unos segundos antes de volver a escuchar la voz de Kai—, pero, ¿Qué demonios? —gruñó.

Do you know me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora