La tarde había sido un poco extraña. Preparé la comida favorita de Grace para que cuando viera que mamá no llegaba no se enfadase tanto conmigo y fuera capaz de darme una patada en la espinilla. También estuve jugando con ella a la consola, y la dejé ganar todas las veces que yo iba con más puntuación. Aunque hubiera madurado, era muy ingenua y yo podía persuadir a las personas muy bien, por eso cuando digo una mentira no se nota, a parte que no mentir casi nunca ayuda en eso. También estuve limpiando el suelo y quitando el polvo para que cuando llegara mi madre no empezara a toser y estornudar ya que es alérgica a eso. Conseguí dormir a Grace cantándole su canción favorita y acariciándole el pelo.
Luego me fui a mi habitación. Las paredes son blancas y tienen en el medio una raya morada como el color de las flores. En medio hay una cama de matrimonio con la colcha blanca y muchos cojines morados que la decoran. Hay un armario con tres puertas, muy grande, que cuenta con un zapatero incluido. Al lado tengo un escritorio, también blanco, en el que estudio y hago los deberes de la universidad. A ambos lados de la cama hay una mesilla de noche, y del techo cuelga una lámpara de aspecto globo que compré hace poco. Tengo un baño privado, y menos mal.
Saqué del armario una camiseta de manga corta que uso para estar por casa y unos pantalones de deporte largos que casi nunca me pongo para salir a la calle. Me quité la camisa y los pitillos que llevaba puestos, quedándome semidesnuda, y tiré la ropa a la cama. Escuché cómo alguien me llamaba pero hice caso omiso de esa voz. Fui al cuarto de baño para cepillarme el pelo y quitarme todos los enredos que se formaron a lo largo del día en mi cabello. Cogí mi cepillo de dientes y empecé a lavármelos. Cuando terminé, me mojé la cara con agua fría para quitarme el maquillaje que llevaba y la suciedad que se me habría acumulado de la calle. Salí del baño y volví a escuchar a esa persona llamándome. Me asomé por la ventana y vi al rubio de esta mañana en la casa de en frente.
-Tienes buen cuerpo -dijo con una mirada seductiva y sonriendo.
Mi miré de arriba abajo. Oh no. Me había quedado con ropa interior, la ventana abierta y las cortinas quitadas. Cogí la camiseta que tenía encima de la cama y me tapé. Me asomé por la ventana para hablar con él.
-¿Qué haces ahí? -le pregunté, creo que con una mueca incluida.
-Vivo aquí -respondió. Se paró y tomo aire-, desde ayer -añadió.
A, claro, por eso había a las seis de la mañana un camión que hacía mucho ruido y no me dejó terminar de dormir, y en clases casi me duermo contra la pared. Recuerdo que todos mis compañeros se me quedaban mirando cada vez que estaba casi dormida y el profesor me preguntaba algo de la lección a lo que yo no respondía porque me era posible atender. En la universidad tampoco tenía amigos, pero ya no recibía el acoso escolar del instituto.
-¿Cómo te llamas? -le pregunté. Si le hubiera visto por la calle hubiera huido, pero le tengo en la casa de en frente y no creo que pueda saltar.
-Niall -respondió.
Vaya, tenía nombre irlandés.
-¿Y tú? -cuestionó él.
-Paula -contesté a la vez que tragaba saliva. ¿Había hecho bien revelándome mi verdadero nombre? De todas formas, el nombre no importaba, porque lo que no conocía era mi historia ni mis datos personales.
-Bonito nombre para una chica bonita -comentó.
Creo que me sonrojé porque noté calor en mis mejillas, y me puse nerviosa ya que las piernas empezaron a temblarme. Era la primera vez que me decían algo así porque en el instituto solo recibía insultos y había olvidado que existían chicos que le decían a las chicas 'bonitas'. En realidad, creo que había olvidado que la palabra bonita existía. ¿Y por qué me lo decía a mí? Tampoco soy tan guapa. No creo que sea la mujer más fea del mundo, pero no soy bonita.
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Fight (terminada)
Fanfiction"Aunque tu vida sea muy oscura, alguien viene para iluminarla"