Fight (terminada)

Capítulo 4

Una luz se paseaba tranquilamente por mis ojos. Primero en uno, luego en otro. Iba dando vueltas por ellos. No me molestaba, pero sí que había conseguido despertarme, aún así, no tenía pensando abrir los párpados. Me di la vuelta en la cama para que la luz dejara de apuntarme a los ojos, pero siguió allí, persiguiéndome. Intenté abrir un poco los párpados, pero la luz empezó a molestarme y tuve que volver a cerrarlos para no quedarme ciega. Saqué mi mano de entre las sábanas y busqué el aparato del que salía la luz, pero no lo encontré. Dejé caer mi brazo fuera de la cama y me puse boca abajo en el colchón, con la cabeza mirando hacia otro sitio. Pero la luz volvió. Ya cansada, alcé mi mano y creo que golpeé una nariz. La luz dejó de apuntarme a los ojos y conseguí abrirlos.

Me incorporé de la cama lo más rápido que pude, y vi una pequeña linterna tirada en el colchón. Cerca de ella, estaba Grace, agarrándose la nariz con las manos y gruñendo un poco de dolor. Me senté encima de las sábanas y me envolví en mis brazos del frío que tenía. Había dormido en ropa interior. Ni me acuerdo de haberme desnudado, creo que llegué a las dos de la mañana y me fui a dormir vestida.

-Quiero desayunar -dijo Grace haciendo una mueca-. Son las diez y media, tengo hambre.

No le contesté. Me levanté de la cama y me puse una bata que tenía colgada en el mango de la puerta del baño, y luego las zapatillas que tenía al lado. Bajé hacia la planta baja al lado de mi hermana. No me compliqué mucho al hacerle el desayuno, simplemente le calenté un poco de leche y le eché cereales. A ella no le gustaba mucho ese desayuno, pero no rechistó porque tenía mucha hambre.

La dejé en la cocina, sola, y subí a mi habitación para darme una ducha y vestirme. Era lunes, así que hoy tocaba lavar el coche un poco. Me quité la bata y la ropa interior, y me metí en la ducha. Los chorros de agua que caían me hacían como un masaje en el cuerpo, y al ser calientes, me relajaban. Mientras estaba duchándome, pensaba si ir a casa de Niall o quedarme lavando el coche, pero ninguna de las dos cosas me gustaban. Aún así, después de pensar durante un cuarto de hora qué hacer, decidí lavar el vehículo.

Cuando salí de la ducha, me puse ropa interior limpia y abrí el armario para coger ropa. Elegí una sudadera blanca con un dibujo del murciélago de Batman en negro, los pitillos vaqueros con los que iba casi siempre, y mis vans negras de imitación. A penas tenía ropa, ya que el dinero no nos llegaba para más. A parte, Grace me la quitaba y luego se la quedaba para ella, casi siempre.

Fui al garaje que había en nuestra casa. Era bastante grande para que tuviéramos una casa tan pequeña. Había espacio para un solo coche, el que teníamos. Era de color negro. Tenía unos doce años, pero se conservaba muy bien y parecía nuevo. Cogí un cubo que había en la estantería que teníamos y lo llené de agua con el grifo que teníamos. Luego mojé un paño y lo pasé por el capó del coche. Para que no me entrara claustrofobia de estar ahí encerrada, abrí la puerta del garaje. Entraba frío y viento, pero me gustaba. Podía respirar aire limpio.

Mientras lavaba el coche, silbaba o tarareaba alguna canción para que la tarea me fuera más amena y más rápida. Cuando tenía el coche mojado, eché jabón en una esponja para que quedara más limpio. Me puse de espaldas a la calle, mirando hacia dentro del garaje, para limpiar mejor el capó.

-Hola -dijo una voz grave cerca de mi oído.

Di un salto del susto que me dio. No había notado que alguien había entrado en el garaje mientras no miraba a la calle. Conocía esa voz como si la escuchara desde que nací. Era Niall. Noté como respiraba cerca de mi cuello, y el vello se me erizó. Agarró mi mano pero la aparté bruscamente de él. Me di la vuelta para mirarle a la cara.

-Súbete al coche -me ordenó mientras él entraba por la puerta del conductor.

-No puedes arrancar -Niall cogió las llaves, estaban puestas-. Oh, vaya...