Mi madre estaba preciosa para el día de su boda. Llevaba un vestido blanco como las nubes, con las mangas caídas en los hombros y una gran cola que cubría el suelo. Las flores que sujetaba eran rosas rojas como el carmín, suaves como el terciopelo. Iba peinada con el pelo recogido en un moño, el cuál la hacía más alta. Sujetándolo, tenía un tocado que lo cubría, formado por las mismas rosas que el ramo. Calzaba unos tacones muy altos, de color blanco, con un poco de plataforma en la suela. Hacía muchísimo tiempo que no la veía tan arreglada, tan sonriente, tan feliz, tan... ella.
-Ya es hora de irnos -dijo una voz femenina desde la puerta. Al mirar, vi a mi tía Kelly. Ella es más joven que mi madre, pero son exactamente iguales; si no fuera por la edad, juraría que son gemelas.
Cogí la mano de Niall y jalé de su cuerpo para que estuviera a mi lado. Ahora que éramos pareja, me sentía más cerca de él, había encontrado a mi alma gemela después de dieciocho años buscándola.Mi madre, Kelly, Grace, Niall y yo nos subimos en el coche que nos transportaría a la iglesia. Era muy grande, creo que una limusina pequeña. El rubio y yo nos sentamos juntos, mi hermana en frente de nosotros. Hoy iba a ser un día muy importante para todos.
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Billy estaba al fondo de la sala, junto al cura. Mi madre, entrando por la puerta, cogida del brazo de mi abuelo. Yo estaba sentada en la primera fila, con Niall, Grace y mi abuela. Ella siempre ha sido guapa. Ahora lo es menos, ya que con la edad se ha estropeado un poco, pero he visto fotos suyas cuando fue su boda. Parecía una princesa.
Mi madre iba caminando despacio por toda la sala, encima de la alfombra roja mullida. Me emocionaba verla así después de que estuviera tanto tiempo desconectada por culpa de mi padre. En cierta parte, me gustaría volver a verle, saber qué ha sido de su vida en estos años. Por otro lado, le mataría si le tuviera en frente.
-Mary va preciosa -me susurró Niall cerca del oído. Yo no le respondí, me quedé mirando a mi madre y a Billy, embobada.
Ella llegó hasta el altar, donde su futuro marido le esperaba. El cura dijo las palabras que suelen decirse en todas las bodas, esas tan aburridas para los asistentes, tan emocionantes para los futuros casados. La forma en la que mi madre miraba a Billy era de otro planeta, a ambos les brilaban los ojos. Realmente estaban enamorados.
-Puedes besar a la novia -escuché decir al cura.
Luego vi a mi padrastro besando a mi madre, de una forma que parecía que no iba a haber mañana, como si fueran las únicas personas que se encontraban en la sala.
Ahora solo quedaba la comida para que ese día acabase.
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Grandes mesas redondas cubiertas por un mantel blanco muy cuidado, sillas alrededor de ellas, cada una con una persona y plato asignados. En el medio, había un ramo de flores de todos los tipos y colores que se pudieran imaginar. El suelo era de mármol, las paredes de azulejos blancos. Del techo colgaba una lámpara de araña encima de cada mesa. Nunca pensé que la decoración de una sala de combites pudiera ser tan bonita.
Mi madre y Billy estaban sentados en el centro de una gran mesa larga. Al lado de ella, se situaba mi abuela y mi abuela. Junto a esta, mi hermana, seguida de mí y de Niall. Por la parte de Billy estaban sus familiares. Parecía que tenía un hijo. Conseguí verle poco, pero lo suficiente para saber que tenía el pelo marrón claro, como si se hubiera hecho las mechas, y sus ojos eran grises como el acero. Vaya, nunca había visto un iris de ese color.
Miré toda la comida que había en la mesa y la que iban trayendo los camareros. Me entraban ganas de vomitar solo de imaginarme comiendo todo eso. Nunca había visto tantos platos juntos, ni siquiera en la cena de navidad que hace unos años dejamos de hacer.
-Me alegro de no haberme ido hoy -dijo Niall mirando a todos los que había en la sala.
-Calla -respondí, poniendo mi dedo encima de sus labios. Sentí en él el calor de ellos, el cómo tomaba y expulsaba aire por la boca-, no hables de que mañana no nos volveremos a ver, al menos en un tiempo.
Niall se limitó a asentir con la cabeza y empezó a comer. Yo cogía todo lo que no nos podíamos permitir todos los días, para al menos volver a recordar su sabor. Para beber había champán, y al ser un día especial, decidí tomarlo. Tenía poco alcohol, pero el suficiente para sentir que me ardía la garganta y marearme. La vista se me nubló un poco, no veía bien, pero se me quitó al cabo de poco tiempo. Con esta experiencia tenía claro que no iba a volver a beber más. Mi cuerpo no estaba acostumbrado a ello.
Cada vez que miraba a mi madre, la veía feliz, con una gran sonrisa en su rostro. Ella no apartaba sus ojos de los de Billy, le brillaban como la luz de la luna reflejada en un lago cuando es de noche. El anillo que llevaba en uno de sus dedos era precioso: no era de oro, pero tenía ese color, con una pequeña flor que lo decoraba. Era lo que caracterizaba el anillo.
En la sala todos parecían felices, incluyéndome a mí, aunque en ese momento no lo fuera. En unas horas iba a separarme de una de las personas a las que amaba con locura, tanto que hasta me dolía; con la que había conseguido olvidarme de todos mis problemas aunque me hubiera traído más. Esa persona que ejercía un papel muy importante en mi vida y no iba a volver a ver.
-Tengo que hablar contigo -susurró Niall cerca de mi oído. Más bien se había aproximado a mi cuello, pero no le di importancia.
Sujetó mi mano con la mayor fuerza que podía ejercer. Yo no me quedé sentada, sino que le seguí. ¿A dónde quería llevarme? Salimos por la puerta principal de la sala y llegamos a un jardín lleno de diferentes plantas y flores. En medio de todo, había una fuente rodeaba por bancos de piedra. Era precioso. Nos dirigimos a esos asientos. Fuera hacía un poco de frío, por lo que Niall me cubrió con sus brazos y nos dimos calor mutuo.
-Se me olvidó decirte una cosa.
-¿El qué? -cuestioné. Me preguntaba a mí misma cómo había sido capaz de articular al menos una palabra. Estaba ronca, por lo que sonó con un hilo de voz. Creo que no se me llegó a escuchar por lo que carraspeé para hablar de nuevo-. ¿El qué? -conseguí decir con la voz más fuerte y clara.
-Al final no me voy a Irlanda -contestó Niall. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Él no sabía lo feliz que me habían hecho unas simples palabras, que, juntas, lo significaban todo para mí, eran un mundo de felicidad y color de rosa-, sino a Venecia.
Poco a poco dejé de sonreír. ¿A Venececia? ¿¡Estaba loco!?
¡Eso está mucho más lejos que Irlanda!
Los ojos se me acristalaron, tanto que si me daba un golpe parecía que podían romperse. Aún así, no derramé ni una gota; no podía permitir que Niall me viese llorar, no ahora.
-Y quiero que vengas conmigo -terminó de decir.
No sabía que contestar. Me había quedado petrificada.
Estaba insinuando que me fuera a vivir con él.
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WOOOOLAAAAAA. Después de tanto tiempo sin inspiración he conseguido escribir esto. He tardado una semana pero bueno, aquí está este capítulo. Quería deciros que si se me ocurre algo más y vuelvo a recibir los votos de antes, tal vez hago la fic más larga, con unos 30 capítulos como había pensado desde el principio. Aunque ya no lo creo, tendrá 20 y empezaré a hacer la siguiente (esto lo iba a decir en el cap anterior pero se me olvidó lol). YA SABÉIS, COMENTAD Y VOTAD UNICORNIOS (?). A los 17 votos subo el siguiente capítulo. Bye <3
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Fight (terminada)
Fanfic"Aunque tu vida sea muy oscura, alguien viene para iluminarla"