Un Simple Empleado [Yoonmin]

-Capitulo 23-

Editado

-¡Respóndeme! ¿Qué haces acá? Y mirando cosas que no son de tu incumbencia. -Dijo Yoongi quitándole de las manos el collar a Jimin.

-Solo limpiaba y se cayó esta caja. -Dirigió su mirada a la caja- ¿Te molesta? -Se paró del suelo

-Son mis cosas privadas. -Dijo.

-Lo siento. -Se disculpó y recogió la caja que había caído al suelo y se la pasó a él- Toma -Este recibió la caja- Era muy bonito tu novio.

-Lo sé. -Respondió.

-Debió haber sido difícil para ti. -Sonrió tiernamente.

-Lo fue. -Respondió cortante, Jimin guardó silencio y suspiro- Y tú... ¿No has tenido novio? -Preguntó, Jimin levanto su mirada.

-No he encontrado al correcto. -Dijo- Pero no estoy desesperado por buscarme uno.

-Que bueno. -Dirigió su mirada a todo el lugar- ¿Necesitas ayuda? -Preguntó.

-Si tuviera a alguien que me ayudase, sería muy feliz. -Sonrió levemente- Pero no hay nadie. -Dijo y tomó la escoba.

-Si quieres yo te ayudo. -Dijo rascándose la nuca.

¿Que le pasa? Ha estado muy raro este día... ¿No será por lo que dije anoche? ¿Qué más da? Hay que aprovechar que tiene buena voluntad, mientras le dure...

-¿Hablas en serio?

-¿Crees que es un chiste? -Dijo levantando una de sus cejas.

-Simplemente me sorprende, pero si no es mucho trabajo para ti. -Agarro un paño y lo dejó en la mano de Yoongi- Bienvenido al trabajo. -Yoongi le sonrió y agarró una escoba para volver a barrer el lugar.

[...]

Estuvieron limpiando cada rincón del lugar, algunas veces intercambiaban miradas o simples roces, Jimin jamás lo había visto trabajar de aquella forma, realmente se estaba dando cuenta de que Yoongi no era una mala persona, él quería ser amable pero no hallaba la forma de cómo expresarlo.

Simplemente admiraba como él estaba tan concentrado cambiando de posición un mueble mientras Jimin limpiaba el piano, ahora admiraba aquel piano, desde pequeño estuvo en clases de aquel instrumento, pero las dejo cuando tenía 16, los estudios y otros deberes lo obligaron a dejarlo, dejar lo que más le gustaba hacer.

No aguantó más y toco una de sus teclas produciendo un sonido agudo y así haciendo sobresaltar a Yoongi del susto.

-Lo siento. -Se disculpó Jimin agachando su mirada hacia el piano.

-¿Te gusta?

-Es mi instrumento favorito. -Respondió Jimin.

-¿Y lo sabes tocar? -Preguntó.

-Sí.

-¿Quieres... tocarlo? -Preguntó otra vez.

-¿Puedo? -Lo miro como pidiéndole permiso para hacerlo.

-Hazlo.

El obedeció y se sentó en la ahora limpia banca, Yoongi solo miraba. Relajó sus dedos moviéndolos un poco, para luego apretar aquellas teclas y tocar una melodía.

**Imaginen que el del video es Jimin**

Yoongi no entendía el por qué, pero sintió admiración hacia él ante tal sonido que fue perfectamente hermoso, fue encantador para sus oídos.

-Tocas... hermoso. -Añadió el mirándolo.

-¿En serio? -Jimin se sonrojó.

-Yo no miento. -Respondió él, se sentó en la banca junto a Jimin- Aún no entiendo por qué, pero... -Hizo una pausa- Pero ya no me caes mal.

-¿Te caía mal?

-Literalmente no eras de mi agrado. -Jimin sonrió, estaba adquiriendo confianza con él, le gustaba el hecho de que pudieran hablando como dos personas civilizadas y no como perro y gato.

-Tu nunca me caíste mal, solo me irritaba tu forma de ser y tus negativas actitudes ante mí. -Dijo Jimin.

Yoongi lo miró a los ojos, acto seguido por Jimin, realmente admiraban belleza mutuamente, Yoongi junto a Jimin se perdieron en sus miradas, ni pestañear podían.

Un impulso hizo que Yoongi se acercara más a él, sus rostros solo estaban a una mínima distancia, la mirada de Jimin se dirigió a los labios de él, aquellos labios con una hermosa forma de corazón y con un improviso movimiento de Yoongi, capturó sus labios suavemente, delicadamente sus labios se movían en un compás lento pero pasional.

Ninguno de los dos jamás habían imaginado volver a estar de aquella forma, por una parte Yoongi lo detestaba y por otra Jimin no soportaba su actitud, pero a veces la vida da un cambio inesperado, y en ellos el cambio si que era inesperado.

Sus labios simplemente estaban hechos el uno para el otro, sus ojos cerrados, daban una escena muy romántica, hasta que por falta de aire se separaron de aquel inmemorable y perfecto beso.