10- Harry Edward Styles Cox.

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Emma estuvo callada durante el trayecto en la limusina.
 

-Tranquila Emma, Taylor ha tenido más votaciones que tú porque ella es famosa y tiene fans… Es comprensible- la animó Harry.
 

-Claro, además, ya verás como la noticia se va a olvidar en dos días- apoyó Niall.
 

Anna no dijo nada, pues, sabía que no serviría de nada contradecirla porque era muy cabezota.
 

Cuando llegaron a la mansión de Harry, los cuatro se quedaron boquiabiertos. Estaba abarrotada de gente.
 

-¿QUÉ COÑO ES ESTO? AVALANCHAAAAAAAAAAAAAAAAA- gritó Niall.
 

-¿Cómo se han enterado de que vives aquí?- preguntó Emma  preocupada.
 

La gente, fuera, estaba chillando como loca y tirando piedras a la casa de Harry. Estaban trastornados.
 

-Oh, my god- se quejó Harry- mi querida casa… ¿Ahora donde voy?
 

-En mi casa no puedes… Ya sabes, mañana me voy a Irlanda a visitar a mi abuela que está enferma…- dijo Niall- ve a la casa de alguno de los chicos.
 

-No hace falta, que venga a mi casa y ya está- dijo firmemente Emma.
 

-Oh no, no quiero molestar a tu familia… No hace falta, gracias- dijo Harry.
 

-Que no, tonto. No pasa nada- respondió la rubia.
 

-Bueno, yo me tengo que ir a mi casa… Tengo que ver a mis padres- mintió Anna, no quería ser mucha molestia para su amiga, bastante había tenido ya una noche.
 

-DYLAN, A LA CAAAAAAAAAAAASA DE ANNITA- repuso Niall.
 

-¿Dónde vive la señorita Anna?- preguntó el conductor.
 

-Ups, es verdad, ¿Anna, donde vives?- preguntó Niall.
 

- En un piso de Drury Lane- respondió esta.
 

-Pues ya sabes, en marcha.
 

Después de veinte minutos en marcha, llegaron a la casa de Anna. Ésta se despidió de sus tres amigos y bajó del coche.
 

Llegó a su piso y entró. Anna subió por las escaleras ya que vivía en el segundo. Estaba nerviosa, no sabía qué hacer cuando llegase.
 

Anna abrió la puerta de su casa. Bien, todo despejado. No había nadie… o eso creía.
 

Cuando caminó hacia su habitación, alguien la llamó por detrás.
 

-Ya era hora. Nos has decepcionado, Anna.
 

La aludida se giró y vislumbró a su padre. Así que no estaba sola.
 

-Déjame.
 

-Al final lo han aplazado. No es en verano. Es dentro de dos semanas- respondió éste.
 

-¡¿Cómo?! ¿E-el mes que viene? No… ¡No puedes hacerme esto, papá!
 

-¡¿CÓMO QUE NO PUEDO HACERTE ESTO?! ¡TE HAS ESCAPADO DE CASA DOS VECES! ¡DOS!- gritaba furioso su padre. Estaba rojo del ira.
 

-Perdóname papá, pero no lo hagas…- pidió su hija- tengo a las mejores amigas que pudiese tener y a… Por favor…
 

-Anna, debes comprenderme, lo hago por ti y por tu hermano. Nuestra vida allí mejorará- dijo Maximiliano, el padre de Anna- tendremos más dinero.
 

-¡NO LO HACES POR MI Y POR BENJAMIN!- sollozó Anna, su cara estaba empapada de lágrimas- no quiero volver a Italia, papá.


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