Capítulo 23

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LOS POCOS SEGUNDOS DE SILENCIO QUE siguieron parecieron

estirarse una eternidad. Todos estaban confusos, por razones totalmente

diferentes. La inicial sorpresa de Jill había encajado con el entusiasmo, pero

cuando miró alrededor cara por cara, su sonrisa cayó y cayó hasta que ella pareció

tan perpleja como el resto de nosotros.

—¿Qué ha pasado? —preguntó una nueva voz. Momentos después, Emily

Mastrano apareció al lado de su hija. Emily me miró y a Sydney con curiosidad y

luego jadeó cuando vio al tercer miembro de nuestro grupo—. ¡Sonya! —apartó a

Jill, su cara llena de pánico. Emily no era una rápida guardiana, pero admiraba su

insensibilidad.

—¿Emily...? —la voz de Sonya era muy baja, solo un borde de comentario—.

Soy... soy yo... realmente soy yo...

Emily intentó tirar al hombre dentro también pero se detuvo cuando tuvo una

buena mirada de Sonya. Como todos los demás, Emily tuvo el conocimiento de lo

obvio. Sonya no tenía los rasgos de un Strigoi. Además, ella estaba fuera en la

despejada luz del día. Emily se tambaleó y abrió su boca para hablar, pero sus

labios no pudieron lograrlo lo suficiente. Ella finalmente se giró hacia mí.

—Rose... ¿Qué ha pasado?

Estaba sorprendida de que ella me hubiera considerado como una autoridad,

ambos porque solo nos habíamos visto una vez y porque honestamente no estaba

segura de lo que estaba pasando tampoco. Me llevó unos pocos intentos encontrar

mi voz.

—Creo... creo que deberíamos entrar...

La mirada de Emily cayó de vuelta hacia Sonya. Jill intentó empujar hacia delante

para ver de qué iba todo el drama, pero Emily continuaba bloqueando la puerta,

aún sin estar totalmente convencida de que fuera seguro. No podía culparla. Al

menos, ella dio un lento asentimiento y se apartó para darnos acceso.

L

Vampire Academy Richelle Mead

272

Los ojos de Sydney pasaron hacia el coche, donde Víctor, Robert, y Dimitri estaban

esperando.

—¿Qué pasa con ellos? —me preguntó ella.

Dudé. Quería que Dimitri estuviera conmigo para tirar la bomba, pero Emily solo

sería capaz de manejar una cosa a la vez aquí. Los Moroi no tenían que correr

dentro de los círculos reales para saber quién era Víctor Dashkov o lo que parecía.

Nuestro viaje a Las Vegas había sido prueba de eso. Sacudí mi cabeza hacia

Sydney.

—Pueden esperar.

Nos dirigimos dentro del salón familiar y aprendí que el tipo que había respondido

a la puerta era el marido de Emily, John Mastrano. Emily fue a través de los

Last SacrificeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora