LOS LLANTOS Y GRITOS DE LA AUDIENCIA me dijeron que mi
disfraz había desaparecido. Muchos ojos también se dirigieron a Dimitri.
Adrian había dejado caer también esa ilusión, una vez que me despojé de la
mía. Y, como habíamos estado esperando, los guardias que habían ido tomando
posición a nuestro alrededor se lanzaron hacia delante, armados con pistolas. Yo
todavía pensaba que eso era un engaño.
Afortunadamente, mi madre y Mikhail se pusieron rápidamente en posición para
bloquear a nuestros atacantes e impedir cualquier disparo.
—No —le espeté a Dimitri, que sabía, con seguridad, estaba por unirse a nuestros
dos defensores. Era fundamental que él y yo no quedáramos completamente
inmóviles, para no ser tomados como amenazas. Incluso llegué hasta levantar mis
brazos, y —a regañadientes, sospeché— Dimitri también lo hizo.
—Esperen. Por favor, primero escúchennos.
El círculo de guardianes era apretado, sin espacios. Estaba bastante segura de que
mi mamá y Mikhail eran lo único que les impedía dispararnos en ese instante y allí.
Los Guardianes siempre evitaban pelear contra otros guardianes de ser posible. Sin
embargo, dos bloqueadores eran fáciles de derribar, y estos guardianes no
esperarían por siempre. De pronto, Jill y Abe avanzaron, tomando posiciones a
nuestro lado. Más escudos. Vi a uno de los guardianes que se avecinaba, hacer una
mueca. Los civiles complicaban las cosas. Adrian no se había movido, pero el
hecho de que estuviera encerrado en el círculo, aun así lo hacía un obstáculo.
—Espósennos después si lo desean —dije—. No nos resistiremos. Pero primero
tienen que dejarnos hablar. Sabemos quién asesinó a la reina.
—Al igual que nosotros —dijo uno de los guardianes—. Ahora, el resto de
ustedes… retrocedan antes de que salgan lastimados. Éstos son fugitivos peligrosos.
—Ellos necesitan hablar —dijo Abe—. Tienen evidencia.
L
Vampire Academy Richelle Mead
391
Una vez más, él presionó con su caso, actuando como confidente sobre cosas de las
cuales no tenía idea. Él estaba apostando todo a mí. Me estaba comenzando a
agradar. En cierto modo, era un poco lamentable que no tuviéramos evidencias
cien por ciento sólida como hubiera deseado, pero como había dicho antes…
tecnicismos.
—Permítanles hablar.
Era una voz nueva, pero una voz que conocía de memoria. Lissa se abrió paso a
través de dos de los guardianes. Ellos mantuvieron su posición apretada, la
preocupación inmediata era que nos escapáramos. Esto le permitió deslizarse a
través… pero sólo hasta que uno pudo agarrarla del brazo para evitar que nos
