DEJÉ DE RESPIRAR. CADA UNO DE NOSOTROS tenía sus propias
mantas, pero hasta en medio del verano, la temperatura había descendido
durante la noche. Dimitri, en su sueño, había dado una vuelta y rodado
contra mí, combinando nuestras mantas en un solo montón y descansando su
cabeza en mi pecho. Su cuerpo estaba contra el mío, caliente y familiar, y él hasta
se acurrucó un poco más cerca.
Él estaba más agotado de lo que yo pensaba si estaba haciendo esto mientras
dormía. Después de todo, éste era el tipo que dormía con un ojo abierto. Pero su
guardia estaba baja ahora, su cuerpo inconscientemente buscaba... ¿qué? ¿Simple
calor? ¿A mí? Demonios. ¿Por qué tenía que verle hecho a Sonya mi pregunta? ¿Por
qué no podía seguir con mi papel fácil como la novia de Adrian y amiga de
Dimitri? Porque honestamente, yo no estaba haciendo un buen trabajo en ninguno
de los dos roles ahora mismo.
Tentativamente, tímidamente, cambié mi posición ligeramente de modo que así
pudiera poner un brazo alrededor de Dimitri y atraerle más cerca. Sabía que era un
riesgo, uno que podría despertarle y romper este hechizo.
Pero eso no paso. Si era posible, pareciera que él se hubiera relajado incluso más.
Sintiéndolo así... sosteniéndolo... se revolvía un enjambre de emociones en mí
interior. El dolor que había sentido desde su pérdida quemaba dentro de mí. Al
mismo tiempo, parecía que el sostenerlo de ésta forma también llenaba aquel dolor,
como si una pieza de mí que había estado fallando estuviera siendo restaurada
ahora. No sabía que pieza era la que fallaba. Había bloqueado todo eso hasta que
las palabras de Sonya habían sacudido mi frágil nueva aceptación de la vida.
No sé cuánto tiempo me quede así con Dimitri. Lo suficiente como para ver volver
aparecer al sol a través de la tienda de campaña transparente. Era toda la luz que
mis ojos necesitaban para ver a Dimitri ahora, ver las líneas sutilmente esculpidas
de su cara y la suavidad de su pelo mientras caía sobre mí. Quería tanto tocar su
pelo, para ver si se sentía igual que antes. Lo cual era un pensamiento tonto, por
supuesto que sí. Su pelo no había cambiado. Sin embargo… el impulso estaba allí,
y finalmente me rendí, dirigiendo mis dedos suavemente sobre algunos mechones
D
Vampire Academy Richelle Mead
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sueltos. Eran lisos y sedosos, y el toque más débil envío un estremecimiento a
través de mí.
Eso también lo despertó a él.
Sus ojos se abrieron al instante, alertas. Esperé que él brincara lejos de mí, pero en
cambio, él sólo midió la situación—y no se movió. Dejé mi mano en el lugar en
que estaba al lado de su cara, todavía acariciando su pelo. Nuestras miradas fijas se
