NO ME GUSTABA VER a Víctor Dashkov demostrándolo. Pero, oh, lo
estaba haciendo.
Con la proclamación de Lissa, la sala que había estado conteniendo el
aliento que repente explotó. Me preguntaba si había habido alguna vez una reunión
pacífica del Concejo en la historia Moroi o si simplemente se había convertido
polémico fortuitamente. Lo que siguió hoy me recordó mucho al día que se había
aprobado el decreto de edad dhampir. Gritos, argumentos, la gente fuera de sus
sillas… Los Guardianes que normalmente se alineaban en las paredes y observaban
entre la gente, con miradas de preocupación en sus rostros se preparaban por si
alguna disputa fuera más allá de las palabras.
Tan pronto como Lissa había estado en el centro de todo, la sala pareció olvidarse
de ella. Se sentó de nuevo, y Christian encontró su mano de nuevo. La apretó con
fuerza, tanto que me pregunte si le estaba cortándole la circulación. Se quedó
mirando hacia adelante, todavía temblando. Su mente no estaba enfocada hacia
todo el caos, pero todo lo que sus ojos y sus oídos percibían llegó hasta mí. En
realidad, la única atención que mis amigos recibieron fue cuando Daniella se acercó
y regañó a Adrian por nominar fuera de su familia. Él se encogió de hombros en su
forma habitual, y ella resopló, dándose cuenta…- al igual que muchos de
nosotros… que realmente no tenía ningún sentido tratar de razonar con Adrian.
Pensarías que en una sala donde todo el mundo estaba luchando por pujar por el
interés de su propia familia, cada persona, por tanto, alegaría que la nominación de
Lissa no era válida. Ese no era el caso, sin embargo, sobre todo porque no todo el
mundo en la sala era de la realeza. Tal como me había dado cuenta antes, los
Moroi de todo el mundo habían llegado para presenciar los eventos que
determinarían su futuro. Y un numero de ellos estaban viendo a esta chica
Dragomir con interés, esta princesa de un linaje muerto que supuestamente podía
hacer milagros. No estaban coreando fervorosamente su nombre, pero muchos
estaban en el grueso de los argumentos, diciendo que tenía todo el derecho de dar
paso a su familia. Parte de mi también sospechaba que algunos de sus ―comunes‖
partidarios simplemente les gustaba la idea de frustrar la agenda real. La joven
pareja que había sido acosada por Lady Badica no era la única que había sido
tratada con dureza por sus ―superiores‖.
N
Vampire Academy Richelle Mead
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Sorprendentemente, hubo también algunos miembros de la realeza que hablaban en
defensa de Lissa. Podían ser leales a sus propias familias, pero no todos eran
