Capítulo 21

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NO CONSEGUÍ CONDUCIR.

―En General‖ Sydney tampoco lo había conseguido muy a su pesar,

aunque Dimitri hizo alguna rápida explicación del por qué.

Todo comenzó cuando Victor descubrió que estaba teniendo ―problemas con el

motor‖. No estaba muy feliz con ello. No hizo ninguna acusación, pero creo que

todos —incluso Sonya y Robert— podían adivinar que el daño no era una

coincidencia.

Esto significaba que todos teníamos que apilarnos en el CR-V que no había sido

diseñado para acomodar a tanta gente —por lo que Dimitri había venido con un

creativo plan de asientos. Por supuesto uno de esos ―asientos‖ resulto ser el

espacio de carga del fondo. Era de buen tamaño pero cuando Sydney entendió que

era su asiento, ella acusó a Dimitri de agregar un insulto a la herida de haber

perdido sus llaves.

No podía negar eso, pero ponerla en ese asiento era una sabia decisión, el plan de

Dimitri estaba configurado para minimizar las amenazas dentro del coche.

Dimitri conducía con Victor a su lado y yo entre Robert y Sonya en el asiento

trasero.

Esto ponía a un guardián en cada fila, separando a los hermanos y apartando a los

usuarios del espíritu también. Cuando sugerí que él y yo podíamos cambiar

de puestos y mantener la misma seguridad, Dimitri dijo que tenerme al volante

no sería seguro si repentinamente me deslizaba en la mente de Lissa. Era un

punto justo.

En cuanto a Sydney…ella no era una amenaza ni una fuerza de combate, así que se

descargo en la parte de atrás. Y hablando de peso muerto…

—Tenemos que deshacernos de Victor y Robert ahora —murmuré a Dimitri

mientras cargábamos el CV-R con alimentos y nuestro escaso equipaje (reduciendo

mucho mas el espacio de Sydney, para su indignación)—. Han hecho lo que

N

Vampire Academy Richelle Mead

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necesitábamos que hicieran. Mantenerlos es peligroso, es momento de entregarlos a

los guardianes.

Los hermanos querían seguir con nosotros con el fin de encontrar al hermano de

Lissa. Los estábamos dejando —pero no por necesidad, simplemente no podíamos

dejarlos fuera de vista aún.

—De acuerdo —Dimitri dijo, frunciendo el seño ligeramente—. Pero no hay una

buena manera de hacerlo. Aún no. No podemos dejarlos atados en el camino. No

me extrañaría que escaparan y consiguieran que alguien los ayudara, tampoco

podemos entregarlos nosotros por obvias razones.

Puse un bolso en el carro y me apoye en el parachoques.

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