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Veo la lluvia caer desde mi ventana, las pequeñas gotas golpean con fuerza y forman un camino húmedo hasta llegar al borde.

Faltaban un par de horas para que entre a la escuela, y debido al mal tiempo el negocio familiar de rosquillas no había abierto hoy. Así que el día resultó bastante aburrido.

―Mandy ―llama mi madre a la puerta. Giro mi cabeza en su dirección y sonríe― acaban de llamar de la facultad. Las clases han sido suspendidas hasta nuevo aviso.

―Oh. Supongo que eso significa que tienes alguna idea en mente para que hagamos algo madre e hija ¿no?

―Me encanta cuándo aciertas a mis pensamientos.

Salimos de la habitación y nos encaminamos a la cocina. Veo la isla llena con instrumentos de repostería y los ingredientes necesarios para hacer el famoso pie de manzana. Un postre que no puede faltar después de la cena.

Pasan los minutos e incluso podría decir horas y terminamos satisfechas con el resultado.

―Huele increíble ―babeo por un pedazo pero me abstengo― no puedo esperar para comerlo.

―Falta poco para la cena, así que no esperaras mucho.

De pronto el azote de la puerta hace un estruendo.

― ¡Julia! ¡Mandy! ―los gritos de mi padre hacen que de un brinco. De inmediato me preocupo y corremos hacía la sala. Ahogo un grito al ver un cuerpo tirado en la alfombra. Mi padre está chorreando por la lluvia y nos mira de la misma forma que nosotras a él.

― ¡Robert! ¿Qué significa esto? ¿Qué has hecho?

Aún estamos estáticas esperando respuesta. Rezaba porque no estuviese muerto, no me imagino a mi papá en prisión.

―No hice nada. Estaba llegando a la carretera principal y vi el cuerpo de este chico tirado en medio del camino. No pensaba esquivarlo y seguir recto, tenía que hacer algo.

―¿Está muerto? ―pregunto aún asombrada.

―No. Le tomé el pulso, sólo tiene un golpe en la sien.

Mis padres se alejan para hablar en privado y me dejan sola en la sala. Comienzo a morderme las uñas por el nerviosismo y la desesperación. De pronto desde el costado de su abdomen la camisa blanca que trae empieza a tornarse roja. La sangre invade en segundos y se desliza por la alfombra. Estaba perdiendo mucha sangre.

 ― ¡Mamá! ¡Papá! ―retrocedo hasta aplicar una distancia considerable― ¡Está sangrando!

No espere a que regresaran y corrí escaleras arriba hacía el baño. Abrí la gaveta y saque el botiquín de primeros auxilios.

Regrese con la misma velocidad y mis padres estaban en cuclillas a lado del cuerpo.

―Papá necesito que le quites la camisa. Debo ver la herida con más claridad. Mamá trae una linterna por favor.

No rechistan y hacen caso a lo que digo.

Retomo todo lo que he aprendido en la facultad de enfermería. Desde reconocer la herida, desinfectarla y suturar.

―Mierda ―susurra mi padre al ver que tiene una cortada algo profunda.

Mi madre me alcanza la linterna y pido que me la sujeten en dirección a la herida.

Noto que tiene algunos tatuajes y su abdomen es tallado a la perfección, sé que estoy sonrojada pero me concentro al darme cuenta que si sigue perdiendo sangre él puede morir.

―Al parecer el corte fue provocado por una herramienta punzo cortante― arrugo la frente y remojo el algodón con alcohol. Oprimo en la herida y lo escucho gemir por el ardor. Pensé que se levantaría pero sigue recostado.

Termino de limpiar la herida y ahora la suturo con cuidado. Seis puntos fueron suficientes para cerrar el corte. Abro un paquete que contiene una gasa y la utilizo para cubrir los puntos. La pego con cinta y es todo.

―Papá, revisa sus bolsillos. Debe tener su cartera y ahí podremos encontrar su identificación y tal vez un número de teléfono de algún familiar.

Comienza a registrar y encuentra lo deseado. Pero no sirve de mucho ya que está vacía.

― ¿Y si lo asaltaron? ―dice mi madre cómo opción de lo sucedido― pobre muchacho. Yo digo que lo recostemos en el sofá y esperemos a que despierte.

― ¿Está loca Julia? ¿Y si es un asesino? No sabemos nada de él.

―Recuerda lo que dice la palabra del señor... "Ámense unos a otros cómo yo los amo"

El rostro de mi padre se en suaviza y cede ante mi madre.

(...)

Me encuentro sentada a su lado, observando sus facciones con mayor claridad. Tenía la barba de pocos días y su cabello estaba revuelto. Sus labios pequeños pero rosados me intrigan y más que no ha dejado de hacer gestos, cómo si pidiese ayuda en sus sueños.

― ¿Quién eres chico misterioso? ―me pregunto internamente.

Sus largas pestañas acarician con suavidad sus parpados, y lo calmado de su respiración me hace sentir cierta tranquilidad.

―Mandy, deberías irte a dormir. Yo me quedaré con él ―asiento y me levanto para despedirme de él con un beso en la mejilla― descansa princesa.

―Igual tú papi.

Al llegar a mi habitación hago la misma rutina para prepararme a dormir. Lavarme los dientes, cambiarme de ropa y peinar mi cabello.

Asomo a la ventana y la lluvia se detuvo. Olía a tierra mojada y el viento soplaba fresco.

Busco entre mis cosas y saco mi reproductor junto con los audífonos, selecciono el disco de mi banda favorita "The Neighbourhoods". Cubro mis oídos y me acuesto en la cama. Tapo mi cuerpo con la sabana y me acomodo en posición fetal, la pesadez me invade y no tardo mucho en caer en un profundo sueño. 

Delirium |Zayn|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora