El fin de semana transcurrió con normalidad, a excepción de que mi papá casi se tira por el balcón al enterarse que la familia de Zayn son nuestros nuevos vecinos de enfrente. Se limitaba a mirarme con cada palabra que decía, la advertencia de alejarme de ellos iba enserio y es que nunca lo había visto reaccionar así.
Debo suponer que su temor es que ocurran cosas entre Zayn y yo, ya que si eso sucede debe olvidarse de su gran relación con los Collins. Estupideces sinceramente.
No eh tenido la oportunidad de ver a Mathew desde el viernes, ni un mensaje ni llamada. No es que lo necesite, pero no es de ausentarse el fin de semana entero. Regularmente planeamos ver películas en mi casa o en la suya, pero al parecer quiere tener su espacio y no pienso actuar cómo una psicópata.
―Buenos días ―saludo a todos en la mesa. Nadie responde y me alzo de hombros. No quería discutir está mañana― sólo comeré un paquete de galletas y café. Nos vemos luego.
Agarro mis cosas y salgo de la casa. Visualizo a Waliyha regando unas bonitas rosas que han plantado en la parte delantera del jardín y Trisha mientras tanto limpia las ventanas.
Me encamino hacía la cochera pasa sacar la bicicleta. Una vez afuera me monto en ella y pedaleo hasta la panadería.
El día estaba parcialmente nublado, y sopla un poco de viento frio. Los arboles del sendero comienzan a caer al compás del viento y me encanta cómo suenan entre sí. Son estás pequeñas cosas que me hacen disfrutar de la vida, aunque resulte muy tonto.
Una vez que abro el local, acomodo el pan y rectifico el precio de cada alimento. Sacudo los estantes y enciendo la caja registradora y sólo espero que los clientes lleguen.
La campanilla suena y me sorprendo al ver al señor Víctor con un ramo de flores entrando. Me ve y sonríe de inmediato.
―Buenos días Mandy, disculpa, ¿no tendrás las conchas rellenas de chocolate? ―pregunta con una mirada de brillo en sus ojos.
―Por supuesto Víctor ―doy media vuelta y abro la nevera para sacar el pedido. Siempre servimos estos panes fríos por el chocolate crocante. Son una delicia― debo suponer que son para Florencia ¿no?
―Has acertado correctamente. Hoy celebramos 30 años de casados y tengo planeado algo especial para ella.
―Oww eso es muy romántico. Espero y todo salga según lo planeado. Serían diez dólares.
Entrega el efectivo en mi mano y se despide. Siempre he dicho que los ancianitos tendrán ese toque de romanticismo con sus esposas hasta el día de su muerte, es algo que conservan y no pierden. No dejan de ser caballeros, respetuosos y cariñosos con esa mujer que decidió pasar el resto de su vida con él.
―Hey ―entra Mathew con un café en sus manos― ¿cómo estás pequeña? ―besa mis labios y deja caer su peso en el mostrador.
―Estoy bien. Te mantuviste ausente estos días.
―Oh sí. Mis padres hicieron un viaje a casa de unos parientes y no me dio tiempo de avisarte. La señal ahí es un asco.
― ¿Te divertiste?
―Me divierto mejor contigo ―doy un sorbo a su café y lo amargo del sabor me hace dar varios gestos― no le eché azúcar.
―Ya me di cuenta ―intento quitar el horrible sabor de mi paladar.
Continuamos conversando y sin darme cuenta la hora de cerrar había llegado. Mathew se ofreció a llevarme a casa pero decline la oferta ya que le dije que traje la bicicleta. No le queda de otra que despedirse y recordarme que pasará por mí a la misma hora de siempre.
Pedaleo sin apuros y sé que tengo tiempo de sobra para llegar a comer. Así que disminuyo más la velocidad y disfruto del viaje. Pero, lastimosamente soy interrumpida por el rugir de un escape de motocicleta. Frunció el ceño ante el insoportable sonido y me doy cuenta que es una moto color negra y detalles plateados, no identifico al conductor ya que tiene puesto un casco que oculta con totalidad su cara.
Me orillo para que me rebase y hace lo contrario que es emparejarse a mi lado. Comienzo a irritarme, sólo quiero un paseo tranquilo.
Le hago una seña para que continuara pero mantiene la misma velocidad que yo, el miedo estaba a punto de invadirme hasta que quita el plástico que cubre su cara y lo reconozco de inmediato. Es Zayn.
―Lo primero que debes hacer si un idiota se te empareja es detenerte y dejar que siga. No que continúes su paso Mandy ―lo siento cómo un regaño el tono de su voz y quiero decirle dos que tres palabras para que se callé― no lo tomes a mal, se que tarde o temprano agradecerás esto que te digo.
― ¿Qué le hiciste a mis padres? ―pregunto muy fuera del tema. Necesito saber por qué tanto rechazo a la familia de Zayn, ¿se habrá peleado con mi papá? ¿O no hizo bien su trabajo cómo empleado?
Sonríe y niega.
―Nada. Sólo no les agrado ―levanta la ceja y se detiene― ¿Por qué? ¿Te han advertido de mí? ―de la forma en la que me lo dice es cómo un tono de burla, cómo si supiese algo que no quiere decirme.
― ¿Por qué deberían advertirme? No te conozco mucho y tal vez sólo se lo básico que es tu nombre, pero... no creo que seas un peligro.
―No es bueno que tengas un concepto de la gente sin siquiera conocerlos Mandy, creeme que te puedes llevar una sorpresa desagradable.
― ¿Qué intentas decirme Zayn? ―mi cabeza está hecha un lio.
―Sólo... cuídate de las sombras ―es lo último que dice y acelera con violencia.
(...)
Intento estar concentrada en clases pero es completamente inútil. Vero no asistió a clases por que está enferma, así que estoy sola por el día de hoy. Desde que Zayn me dijo esas palabras no han dejado de retumbar en mi cabeza, no entiendo que intenta decirme. ¿Es un acertijo? ¿O una pista? O no sé qué mierda.
―Señorita Hill, deje de mirar hacía la ventana y concéntrese en la clase ―grita la señora Moore. Asiento asustada y continua explicando el tema de RCP.
Las horas pasan y estoy aburrida a más no poder. Las estupideces de Vero me hacen falta.
―Mandy ―llaman por detrás y noto que es Susie, es la encargada de entregar trabajos anteriores ya calificados― toma. Son de la clase enfermería clínica y estos otros son de Ginecoobstetricia.
―Gracias susie ―se aleja y veo en las esquinas de cada ensayo un 10 y en el otro un 9.5.
La hora de comer un bocadillo ah llegado pero no tengo hambre, así que sólo saco un paquete de galletas de la máquina expendedora.
― ¿Disculpa? ―una voz femenina dice a mis espaldas y giro sobre mis talones para saber quién me llama. Me sorprendo al ver que es Waliyha― ¿Tú eres Mandy? ―asiento― mi hermano te envía esto ―me entrega un sobre blanco que dice mi nombre en cursiva― me pidió que no lo abras aquí. Sólo era eso.
No me da tiempo de hacerle preguntas ya que desaparece por el pasillo.
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Delirium |Zayn|
FanfictionLa forma en la que me mira y se muerde los labios me hace exasperar. Me observa cómo su próxima presa, quién está lista para ser devorada con su mirada oscura y manos duras. Deja salir el humo de su boca y sonríe ante mi miedo. Sabe que le temo pero...