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El aroma a alcohol invade mis fosas nasales y una pesadez se asienta en mi cabeza.

―Mandy ―dicen a lo lejos. Soy ignorante de la situación y no se ocurre― Mandy... despierta ―reconozco la voz de mi mamá y me veo obligada a abrir los parpados.

Gimo cuándo intento incorporarme y prefiero recostarme de nuevo.

―Todo está bien ―el tacto caliente en mi mejilla es reconfortante. Intento de nuevo levantarme y por suerte lo logro.

La visión es borrosa y poco visible, así que tallo mis ojos y veo con más claridad. Mis padres están de pie a un lado del sofá y sus facciones lucen preocupados.

―¿Les sucede algo?

―Oh dios santo, ¿Qué hacías a estas horas de la madrugada en el patio? ―exige respuesta mi papá usando su voz autoritaria.

Los sucesos de hace algunos momentos me golpean y recuerdo la sombra negra que estoy segura que vi. Los vellos de mi nuca se han erizado y la piel de gallina se hace ver en mis desnudos brazos.

Si les contaba lo que había pasado claramente no me creerían, y tal vez sólo es imaginación mía, a lo mejor fue un gato y ya estoy haciendo de esto algo paranormal.

―Sólo quería respirar aire fresco, pero debí haberme golpeado con algo y por eso perdí la conciencia. Nada de que preocuparse. Lamento si se llevaron un susto.

Les doy un beso en la mejilla y me encamino a la recamara para ya dormir de una vez por todas.

(...)

Me mantenía envuelta en la calidez de las sábanas y es que por ningún motivo quiero salir de la cama. Estoy tan comoda y reconfortada que podría pasar todo el día aquí sin ningún problema. No se que horas sean pero no me importa, estoy muy cansada y aún tengo presecursiones del desmayo, así que no me siento apta para poner un pie fuera de la cama.

―Mandy ―llama mi mamá del otro lado.

―Puedes pasar ma.

El chirriante sonido de la puerta se escucha y se que está adentro. Destapo mi cabeza y la veo completamente arreglada con unos lindos jeans y su sueter favorito.

―¿Cómo te sientes? ―toma asiento a un costado y toca mi frente― ¿mejor?

―La verdad no. Aún estoy agotada.

―Ya veo ―sonrie y visualiza la pila de libros encima de mi escritorio― ¿terminaste todas tus tareas?

―Por supuesto, sabes cómo soy en ese aspecto mamá. No me gusta dejar nada de último momento.

Besa mi mejilla y acaricia mi cabeza.

―Tu padre y yo nos encargaremos de la panadería. Es mejor que te quedes a descansar hasta que llegue la hora de la escuela ¿Qué te parece?

―¿Enserio? ―digo mordiéndome los labios.

―Sí. Así que te dejo para que sigas recuperando fuerzas. Te quiero cariño.

―Yo más ―Deja un beso en mi cabeza y cierra la puerta.

Vuelvo a cerras los ojos y la pesadez ha regresado. Sin embargo, mi descanso no dura mucho ya que escucho ruidos provenientes de la ventana.

―Debe ser un árbol ―me digo pero varios tintineos me sacan del error.

Con mala gana me levanto de la cama y voy hacía la ventana, abro esta y me llevo la sorpresa de que Zayn está abajo con varias piedritas en su mano. Era el quién hacía ese ruido.

Delirium |Zayn|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora