Apoyo

2K 113 6
                                    

"Y ahora, sentado en la oscuridad, con su cabeza apoyada contra la puerta del camión, los pensamientos de lo que había hecho antes llegaron para atormentar su mente.

-Maté a ese hombre -murmuró.

-Sí, lo hiciste -respondió Brenda, su voz era suave-. De otra manera te hubiera matado. Estoy segura de que hiciste lo correcto.

Quería creerlo. El tipo se había ido completamente, consumido por la Fiebre. Probablemente pudo haber muerto consumido por la Fiebre. Probablemente hubiera muerto pronto de cualquier manera. Sin mencionar que había hecho todo lo posible por lastimarlos. Por matarlos. Thomas había hecho lo correcto. Pero la culpa lo roía, moviéndose sigilosamente desde sus huesos. Mató a otro humano. No era fácil de aceptar.

-Lo sé -finalmente aceptó-. Pero fue tan... feroz. Tan brutal. Desearía que solo le hubiéramos disparado desde alguna distancia considerable con una pistola o algo.

-Sí. Siento que haya tenido que ser de esa manera.

-¿Y qué pasa si tengo que ver su asquerosa cara cada noche que me vaya a dormir? ¿Y si está en mis sueños? -Sintió surgir una ola de enojo hacia Brenda por hacerlo apuñalar al Crank... sin justificarla, cuando él realmente tenía que considerar lo desesperados que estaban.

Brenda se movió en su asiento para encararlo. La luz de la luna la iluminaba justo lo suficiente para que él pudiera ver sus ojos oscuros, su sucio pero hermoso rostro. Tal vez era malo, tal vez él era un idiota. Pero mirarla hacía que deseara que Teresa estuviera de regreso.

Brenda estiró su brazo y tomó su mano y la apretó. Él la dejó hacerlo, pero no la apretó de regreso.

¿Thomas? -ella dijo su nombre inclusive cuando él estaba mirándola directamente.

-¿Sí?

-Sabes, no sólo salvaste tu propio pellejo. También salvaste el mío. No creo que yo hubiera podido derrotar al Crank sola.

Thomas asintió pero no dijo nada. Se sentía herido por dentro por demasiadas razones. Todos sus amigos se habían ido. Estaban muertos, por lo que sabía. Chuck estaba definitivamente muerto. Teresa estaba perdida. Estaba a medio camino de salvarse en el refugio seguro, durmiendo en un camión con una chica que algunas veces estaba loca, y estaban rodeados por una ciudad llena de Cranks sedientos de sangre.

-¿Duermes con tus ojos abiertos? -ella le preguntó. Thomas trató de sonreír.

-No. Sólo pienso lo mucho que mi vida apesta.

-La mía también. Apesta la mayoría del tiempo. Pero estoy contenta de estar contigo.

La declaración era tan simple y tan dulce que hizo que Thomas cerrara sus ojos, que los apretara hasta mantenerlos cerrados. Todo el dolor de su interior se transformó en algo hacia Brenda, casi como lo que él sentía por Chuck. Odiaba a la gente que le había hecho eso a ella, odiaba la enfermedad que hacía que todo esto pasara, y quería hacerlo todo bien.

Finalmente la miró de nuevo.

-Yo también estoy contento. Estar solo sólo haría que apestara más.

[...]

-Tengo miedo de volverme loca -dijo después de un largo minuto de silencio-. Puedo sentir que sucede. Las cosas parecen extrañas, suenan extrañas. Salen de la nada. Empiezo a pensar en cosas que no tienen ningún sentido. Algunas veces el aire alrededor de mí se siente... duro. Ni siquiera sé lo que significa, pero es terrorífico. Definitivamente voy en camino a la locura. La Fiebre está llevando mi cerebro al infierno.

Thomas no podía aguantar la mirada a sus ojos; dejó que los suyos miraran al suelo.

-Todavía no te des por vencida. Llegaremos al refugio seguro, y tendremos la cura.

-Falsas esperanzas -ella dijo-.
Creo que es mejor que no tener ninguna esperanza.

Ella apretó la mano de Thomas. Esta vez, Thomas también apretó la de ella.

Y luego, a pesar de ser casi imposible, se durmieron."

Thomas & Brenda A Través De Los LibrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora