Capítulo 22 parte 2

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Aferre el pañuelo entre mis manos dentro se mi bolsillo y mordí mi lengua mientras cerraba fuertemente los ojos. Lo había tenido por más de dos años y a pesar de ser un pedazo de tela, me había servido de apoyo para mis momentos  de nostalgia, dolor y luto. Pero ya era suficiente, no aguantaría mucho más que esto. Era ya bastante trágico mentirle a los que confiaban en mí, los cuales me llamaban amigo incluso después de dejar de respirar, o en el momento en que cerraban sus ojos y gritaban auxilio...


  Traté de no hacer ruido en mi recamara, mordiendo la sabana azul claro. Pero la idea de pasar desapercibido se vio esfumada  cuando me di cuenta de mi fracaso en esto. Michael se había levantado de la parte baja de la litera, y ahora de puntas de pies frente  a  mi cama me observaba fijamente con una mirada de augurio y a la vez compasión, como si él estuviera sufriendo por mi sin siquiera saber que me pasaba; eso, era quizás  doblemente doloroso, saber que todas aquellas personas buenas morirían frente a tus ojos día a día. En este momento  no me importaba saber  que iba  morir mañana, porque realmente me lo merecía. ¿Qué derecho tenía yo a vivir si ni siquiera estos chicos podían hacerlo, si a las niñas las derivaban a pornografía infantil? Me sentía como el diablo.


Me corrí con mi mano derecha las lágrimas derramadas, como si creyera que era un moquero.  Michael se subió a mi camarote, acostándose a mi lado y dirigiendo la mirada al techo.


-¿Sabes? Ni tengo ni la menor idea de porque lloras, pero si me dices, podría ayudarte.- Dijo él con una sonrisa triunfante.

"Me matarán mañana, mientras duerma. Los mataran a todos el día mañana. Será una gran masacre, tan solo se llevaran a las mujeres y nuestros  interiores, si, se llevaran todas y cada uno de nuestros órganos para el tráfico de órganos, dejando de desperdicio solo nuestros huesos y piel, nuestras lágrimas en él puso, nuestros gritos en las pizarra. El dolor en el techo... Vendrá la policía y solo verán cascaras de lo que alguna vez fueron niños, niños desaparecidos sin entender lo que realmente pasaba. Y allí, quedaría la historia, las policía no haría mucho más qué eso, nadie lo haría por nosotros, no por osad vidas qué fueron derramadas." Quise decir, quise ser valiente y decir todo tal como era. A diferencia de eso tan solo guardé silencio, esperando que todo no pasara nunca. Esperando el abrazo qué quizás él me daría para confortarme. Recordando el exquisito aroma de mi mamá cada vez que me abrazaba.
Me abrazó, y todo siguió en una masacre de silencio si no hubiera sido por los continuos sorbetes de nariz que yo daba mientras trataba de controlar mis respiraciones y cesar de una vez por todas mi llanto.

-Oye, tranquilo, cualquier cosa se puede arreglar.

Se alejó de mi con esas palabras, volviendo a su cama y dejándome solo con mis pérfidos y perdidos pensamientos. ¿Qué sería del tan no-ansiado día de mañana?

Coloqué el pañuelo de mi madre sobre mi almohada y me acurruqué en ella, esperando sentirla cerca.
Mañana sería el día decisivo. Era todo o nada. Bajo este último pensamiento concebí el sueño de aquel día.


-Rápido, Zayn.-Me susurro Michael desde la puerta.


-Es que no encuentro la llave.- Dije mientras mis manos, increíblemente rápidas, rebuscaban y escarbaban en los cajones del escritorio.


Cerré los cajones inmediatamente.  Mi vista se dirigió instantáneamente hacia la puerta al ver como se iluminaba toda la habitación. Encontrándome con el semblante serio y la mirada fría de Eryx.


-¿Buscas algo, niño?- Preguntó mientras avanzaba cautelosamente por la habitación hacia mí. Notaba como mi piel se tensaba y mis manos tiritaban.


-Eh... No, no... No buscaba... Nada.- Dije entre tartamudeos.


-¿Somos amigos, no es cierto?

The reason. (Zayn Malik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora