Capítulo 11.

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Lo prometido es deuda y... 

Aquí està el segundo capítulo de hoy. Déjenme saber si les està gustando la historia, que una necesita motivación en esos momentos de frustaciòn por no estar segura de a donde dirigir la historia!!!!!

Recuerden: sus comentarios verdaderamente me motivan y alentan a seguir redactando y obviamente a actualizar, pues sin avance en la historia no hay actualización!!!

Listo! Ya lo dije. 

Ahora, a leer..  ;D






- Tengo boletos de cine para la Premier de una nueva película. ¿Te gustaría acompañarme?.- preguntó el pelinegro.

A Se Hun le habría encantado decir que sí y salir con él. Iba a responderle, pero fue interrumpido.

- ¿Estás listo?

Chan Yeol vio a su hermano acercarse a ellos y comprendió la situación de lo que estaba sucediendo y lo miró.

- Ten.- sacó del interior de su saco el par de boletos. - Por lo que veo saldrán juntos, así que esto les servirá más a ustedes que a mí.- se los entregó.

Kai los observó ya en sus manos. - ¿No vas a ocuparlos?.- el pelinegro negó y le sonrió. - Gracias hermano.- los aceptó y guardó en la bolsa delantera de sus jeans. - Habíamos pensado solo ir a comer algo, pero ahora podremos ir a ver una buena película de estreno.- dijo esto y luego lo abrazó.

Se Hun se sintió mal con el mayor. Últimamente no tenían tiempo ni oportunidad para hablar, y cuando lo hacían discutían, anteponían su orgullo y ninguno se disculpaba con el otro.







Pasaban de las once de la noche. Estaba dentro de su auto observando la luz encendida de aquel familiar departamento. Llevaba ahí cerca de quince minutos y aún no se decidía a salir pues la lluvia no cesaba y tampoco parecía que fuera a mermar en un buen rato.

Cuando la película había terminado e iban a la salida del establecimiento, vieron que llovía. Kai no había llevado el auto pues tenían pensado caminar un rato después de la función. Los taxis que pasaban por ahí o iban ocupados o simplemente no se detenían, así que no les quedó de otra que caminar y correr bajo la lluvia.

Llegaron al departamento del menor luego de que Kai le pidiera que lo dejara acompañarlo hasta allá. Los dos llegaron escurriendo de agua completamente. Se Hun le dijo que entrara al baño y se duchara con agua caliente en lo que iba por una toalla y un cambio de ropa limpia y seca.

El sonido de alguien tocando la puerta lo interrumpió cuando iba a entrar a la recámara.

- ¿Qué,.. Qué haces aquí?.- Chan Yeol estaba frente a él con su ropa mojada y gotas de agua resbalando de su cabello a su rostro.

- Yo.. Quería verte.- dijo al tiempo que pasaba la parte superior de la mano por su frente sin dejar de verlo.

¡Dios! Verlo así de desprotegido como parecía estarlo en esos momentos, su cuerpo hizo algo que ni siquiera su cerebro fue capaz de anticiparlo.

Puso sus manos a cada lado del rostro del pelinegro, lo atrajo hacia el suyo y lo besó. No era un beso tierno sino uno pasional y posesivo. Las manos de Chan Yeol fueron buscaron las contrarias y las llevó a su cintura.

Estaban en el interior del umbral. Se Hun llevó al mayor a la pared detrás de él haciendo chocar aquella ancha espalda en ésta. Abandonó esa dulce boca y fue dejando pequeños mordiscos en su barbilla, cuando llegó al cuello pasó su húmeda lengua por todo lo largo de éste.

Algo como un gruñido de escuchó en la garganta del mayor y fue él quien ahora colocó la espalda de Se Hun contra la pared con un rápido movimiento volviéndolo a besar duramente. La temperatura de sus cuerpos aumentaba a cada segundo que sus cuerpos rozaban con el otro. Chan Yeol se pegó más al cuerpo contrario haciendo que sus caderas entraran en contacto; Ante esto, el menor arqueó su columna contra la pared y separó sus labios de los otros con los ojos cerrados.

- Muero por tocarte, pequeño.- jadeó con su caliente aliento en su cuello.

Se Hun lo miró con los ojos brillantes, iba a responder cuando escuchó la voz del moreno llamándolo. Rápidamente el mayor de alejó de él e inmediatamente extrañó sentirse entre sus brazos. Chan Yeol lo miró a los ojos y notó en ellos anhelo, deseo y también desilusión y frustración. Sintió aquella penetrante mirada, un roce de dedos en sus labios y luego lo vio partir sin decir una sola palabra.

Baila para mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora