Capítulo 14.

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Había pasado el mejor cumpleaños hasta ahora. Si Chan Yeol había querido sorprenderlo había cumplido con su cometido. ¿La reunión con el Sr. Hayes? Nunca existió. Todo había sido un invento, una excusa para pasar juntos unos días en el mar.

El mayor había alquilado la terraza de un restaurant muy cerca de la playa. Cenaron y bebieron durante un buen rato. El pelinegro muy educadamente le había pedido que bailara con él al haberse puesto de pie ofreciendo su mano e ir juntos a bailar al centro de la pista de madera.

El lugar estaba lleno de veladoras y maravillosas flores en colores blancos y amarillos. La música de fondo era muy tranquila y romántica, perfecta para bailar lento muy cerca uno del otro entre dulces besos y cariñosas palabras dedicadas para el otro. Lo más sorprendente para él había sido cuando Chan Yeol había ido a la mesa sacando una larga cajita color negra del interior de su saco y regresado a él.

Se Hun la abrió lentamente y dentro había un redondo dije con tres piezas de cuero negro de tres diferentes largos. El dije era un mediano medallón de oro blanco con el paisaje del mar impreso en él. Era demasiado hermoso. El pelinegro había tomado el dije junto a la pieza de cuero más larga para luego abrocharlo a su cuello.


Regresando a ese momento, acarició el dije colocándose al centro del salón. Puso play a distancia haciendo que la música comenzara a escucharse. Ahora se sentía cansado, el día de ayer después de que regresaran de Fort Lauderdale había entregado tres coreografías que había logrado armar antes de marcharse con el mayor. Hoy no tenía nada importante por hacer, así que se había dedicado a bailar por algunos minutos.

Giró sobre las puntas de sus pies, sintió un par de brazos rodear su cintura deteniendo su movimiento; un par de labios atrapó los suyos respondiendo automáticamente. Hasta que aquella boca dejó de besarlo logró ser consciente de lo que sucedía y vio a Jong In sonreírle a pocos centímetros de su rostro.

- No sabes cuánto te extrañe.

- Jong In..- quería pedirle al moreno que no lo besara y lo soltara, pero se vio imposibilitado cuando su boca fue atacada de nuevo.

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Domingo. Cinco y media de la tarde. Miraba a través de los cristales de una tienda de ropa para caballero.


- ¿Dónde estás?.- escuchó que alguien le preguntaba por el móvil.


- Estoy a dos tiendas de la de ropa para bebés. ¿Dónde estás tú?.- dio media vuelta y a unos cuarenta metros la vio, levantó su mano izquierda para que lograra ubicarlo.

Caminó él también y se encontraron en el trayecto saludándose mutuamente con un beso en la mejilla.

- Siento llegar tarde, pero tuve que quitarle las llaves a Chan.- explicaba sacando las llaves del bolsillo en sus jeans. - Quería traerme y pasar la tarde con nosotros, creo.

Se Hun río al imaginarse a los dos peleando: Chan Yeol por querer estar con ellos y Hanna negándose rotundamente y además quitándole las llaves del auto.

Caminaron mientras veían algunas tiendas por fuera. Llegaron a la pizzería favorita de ambos y entraron.

- Se Hun. Hay algo que necesito que sepas, serás la primera persona a quien se lo diga:.- el menor la miraba con evidente curiosidad. - Ricky.. ¡Me pidió que me casara con él!

Al escucharla soltó un gritito de alegría y emoción. Cubrió su boca con la mano derecha.

- ¿Es.. en serio? ¿No me estás jugando una broma?.- habló lento, como si aún no fuera de asimilar totalmente aquella noticia.

La respuesta vino cuando Hanna pasó la mano izquierda por sobre la mesa para que viera el anillo de compromiso que relucía en su dedo anular.

- Yo tampoco acabo de creérmelo, pero es en serio. Anoche cumplimos diez meses de novios, ya habíamos hablado sobre el casarnos en un plazo no muy lejano de tiempo, pero tampoco me lo esperaba tan pronto.

Se Hun tomó la pequeña mano de la chica entre las suyas para admirar de cerca y mejor la espectacular piedra.

- Es hermoso, Hanna. Me alegro muchísimo por ti y Ricky.- acarició la mano de ella al tiempo que la miraba a los ojos. - ¿Qué hay de la fecha?

- Fecha exacta aún no tenemos, pero sacando cuentas, creo que sería dentro de los próximos seis meses.- de repente Hanna se notaba un tanto nerviosa.

- ¿Sucede algo? No me digas que ahora no estás segura de poder hacerlo.

- No es eso. Segura estoy. Pero hay algo que quiero pedirte. La razón principal por la que quería que nos viéramos fuera de la oficina y a solas es por algo relacionado a lo anterior.- el menor frunció el ceño mirándola fijo. - Quiero pedirte que seas mi padrino de bodas.

Se Hun no creía lo que estaba pidiéndole la chica. Eran grandes amigos y la adoraba, de eso no había duda, pero, ¿por qué le pedía eso a él y no a Jong In o a Chan Yeol que eran como hermanos para ella?

- Hanny. Me encantaría ser tu padrino de bodas.- tomó aire y lo expulsó lento. – Pero, no puedo. Lo siento.

No podría explicar la cara que puso la chica al escuchar sus últimas palabras, pero no podía aceptar y luego no poder cumplir su palabra.

- Hay algo que tampoco te he dicho.- pensó un momento las palabras a decirle. - Me marcharé de aquí.

- ¿Cómo? ¿De qué estás hablando?

Estaba siendo más difícil de lo que realmente había pensado que sería cuándo llegara el momento y se lo tuviera que decir.

- Voy a hacer una audición y la enviaré a algunas escuelas de música.- explicaba sintiendo un nudo en el estómago. - Llevo algunas semanas investigando y pidiendo información de ellas.

- ¿Los chicos lo saben?.- lo vio negar. - ¿Cuándo te marcharías?.- quiso saber.

- No lo sé con seguridad. Tal vez dentro de unos tres o cuatro meses.


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- Hola Ricky! Nunca te había visto por aquí, ¿es tu primera vez?.- rio cuando lo notó nervioso por estar ahí.


- Se Hun, hola.- saludó. - Hanna me pidió que pasará ella, iremos a cenar a casa de mis padres.


- Que bien. Eso es estupendo, Ricky. - se acercó al chico y habló en voz baja. - ¿Tu madre y Hanny se llevan bien?


- ¿Me creerías si te dijera que la quiere más a ella que a mí? Le cocina sus comidas favoritas, le ha tejido un fabuloso Chal rojo, palabras de ellas mismas; y creo que han visto más películas juntas, que ella y yo solos.- respiró frustrado.


La risa del menor se escuchó fuerte y clara. Hanna que venía saliendo de la oficina del pelinegro los miró curiosa. - ¿Qué es tan divertido, eh? Deja de hacerle cosquillas a mi novio, Se Hun.

Se Hun hizo una seña con la mano pidiendo tiempo para dejar de reír. - Ricky me ha contado la de cosas que hacen su madre y tú.

- Es una mujer increíblemente atenta y cariñosa, deberías conocerla, te encantaría.- dijo con una amplia y hermosa sonrisa en su boca.


- ¿Escuchaste? Ahora resulta que el amor es mutuo.


- Es mejor eso a que no se quieran y te compliquen la vida, Ricky.- advirtió mientras Hanna fue a recoger las cosas de su lugar riendo discretamente.

- Ya no has ido al club.- dijo el chico cambiando de tema. - Llegaron dos grupos de chicas bastante buenas y un chico que es casi o igual de bueno que tú. Deberías darte una vuelta por ahí y verlos.

- Me haría bien darme una vuelta, un día de éstos iré para allá.

Hanna regresó con ellos ya lista para irse. Se levantó de puntillas y beso la mejilla del menor.


- Si vas al club tu solo, ve con mucho cuidado. Te quiero flaquito.


-¿Flaquito?.- repitió Se Hun con el juntando sus cejas, nunca lo había llamado de esa forma.


- Comienzo a creer que quieres a todos más que mí, Hanny.- se quejó Ricky.


- Eso es imposible, amor. A ti te amo y a ellos los quiero.- se despidió con la mano llegando al elevador.


- ¿"A ellos"? ¿A quién te refieres con "ellos"?.- explicaba enumerando con sus dedos frente al rostro del contrario.


- A Chan, Kai y Se Hun, amor. Por supuesto.- fue lo último que escuchó decir a Hanna antes de que las puertas del elevador se cerraran riendo por aquellos dos.



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Baila para mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora