Capítulo 13.

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La noche anterior no había dormido muy bien. Estuvo pensando en Se Hun, en su cumpleaños.. Y supo que tenía que hacer algo, celebrarlo con el menor antes de que a Hanna se le ocurriera festejarlo con alguna fiesta sorpresa o de que llegara su hermano, pues quería pasar tiempo a solas con él.

Se levantó del sillón detrás de su escritorio y fue hacia el ventanal. En el pasado nunca había hecho nada por celebrar el cumpleaños de alguien, ni siquiera el de algun miembro de su familia o de Hanna. No era muy atento a fechas de cumpleaños de sus ex parejas y mucho menos detallista. Pero ahora con Se Hun, se sentía totalmente diferente. Quería hacer algo para él, algo que le gustara. Pero, ¿Qué le gustaba?

Quería preparar alguna sorpresa, algo que no se esperara. Algo que le gustara y sorprendiera tanto, que lo recordara por el resto de su vida o ya de plano por los próximos treinta años, y que él mismo se encontrara en aquel recuerdo; Que cuando alguien le preguntara que fecha era la más importante para él, pensará en su cumpleaños número veinte tres y se sintiera feliz por eso.

Trató de recordar todo lo que platicaban durante las veces que salieran juntos. Trató de concentrarse un poco más, ¿Qué era lo más le gustaba a Se Hun? ¿Qué le gustaría más que cualquier otra cosa? Una de ellas era hacerse una perforación, pero ¿qué más?


- ¿Puedes venir a la oficina, por favor?.- decía en su móvil después de marcar un número.


Dejó el aparato sobre su escritorio y regresó a su lugar junto al ventanal. Sumido en sus pensamientos no escuchó que alguien entraba. Por el rabillo del ojo notó movimiento y giró su rostro.


- Hola.- lo saludó con una media sonrisa. Abrió un poco sus brazos y recibió a Se Hun entre ellos.


- Hola.- saludó de vuelta el menor. Se levantó un poco de puntitas para dar un rápido beso al pelinegro. - ¿Qué tal tu día?


- Está comenzando a mejorar ahora.- lo abrazó más fuerte a su cuerpo. - ¿Me extrañaste?


Se Hun acercó su nariz al cuello de éste y la pasó suavemente por él. Chan Yeol cerró los ojos al sentir aquella caricia.


- Tanto que no me decidía por qué ridículo pretexto me presentaría a tu puerta.- confesó.

- ¿Y por qué no lo hiciste?.- quiso saber.

- Llamé antes a Hanna y me dijo que le habías pedido que no se te molestara con nada, que estabas ocupado hablando con unos clientes.

Alejó un poco su rostro para mirar al menor a los ojos. Le sonrió, tomó a Se Hun por la nuca con algo de fuerza para luego besarlo posesivamente.

Se Hun sintió su juicio nublarse. Pasó sus manos que estaban en la cintura del mayor por el cuello de éste abrazándose a él. El mayor lo colocó de espaldas contra el gran ventanal. Cualquiera pensaría que desde un cuarto piso eran visibles hacia el exterior, pero no era así, pues el reflejante de aquellos cristales los hacia invisibles para cualquiera que volteara hacia el edificio.

Los labios y manos del mayor perdieron la cordura moviéndose a su antojo por el cuerpo del menor. Sus labios devoraban los del menor, su largo y blanco cuello no fue la excepción mientras sus manos viajaban de su espalda a su cadera presionándola contra la suya.

El sonido del teléfono fijo sobre su escritorio los volvió a la realidad inmediatamente.
Ambos se miraron intensamente intentando comprender como habían sido capaces de llegar a ese punto tan rápido. Chan Yeol notó los rojos labios del menor, comenzaba a acercarse para besarlo nuevamente. Pero de nuevo sonó el teléfono. Gruñó por frustración y contestó en contra de su voluntad sentándose en el amplio sillón de su escritorio.

- ¿Qué pasa Hanna? Lo sé.- Se Hun se acercó al mayor mientras hablaba con la chica. Lo empujó despacio pegando el respaldo del sillón en la pared detrás de éste.

Lentamente el menor se puso a horcajadas sobre el pelinegro. Dejando pequeños besos sobre el cuello, paso lento su lengua mientras veía como éste luchaba por contenerse y por no dejar escapar ni el más mínimo ruido de su boca.

- ¿Pu-puedes encargarte de eso? Estoy en otra llamada más importante.- dijo con mucho esfuerzo por no sonar distinto. - Se Hun movió sus caderas sobre las de él y se sintió enloquecer. Llevó hacia atrás su cabeza con los ojos cerrados y los labios entreabiertos. Sin embargo, no salió ningún sonido de ellos. - G-Gracias Hanna.- colocó rápidamente el auricular sobre el aparato. - Estás jugando sucio, pequeño.- El menor siguió moviéndose arriba de él. Chan Yeol atrapó el rostro de éste entre sus manos y lo besó ansioso.

Se Hun llevó la mano derecha hacia su entrepierna y la pasó con determinación por encima de la tela del pantalón, presionando algunas veces. Lo sintió tensarse y supo que estaba pronto a terminar. El cuerpo del pelinegro se estremeció debajo de él. De éste emergió un sonoro y gutural gemido de liberación, pero queriendo controlar los sonidos que hacía, buscó el níveo cuello del contrario y lo mordió fuertemente. Ante esto, la liberación de Se Hun llegó enseguida.







Esa noche Hanna invitó a Se Hun a cenar en casa con ella y el mayor. Luego de llegar con las compras hechas para la cena se puso a preparar, pidiéndole a Chan Yeol que pusiera la mesa.

El mayor fue a ducharse y cambiarse en lo que Hanna preparaba una ensalada de frutas.

- Qué guapo. Nunca te arreglas tanto para cenar.


- Tendremos un invitado, Hanna.- dijo como si nada.


- Si, Se Hun. No es para tanto..- Hanna guardó silencio y lo miró. - ¿Acaso ha pasado algo entre ustedes que no me hayas contado aún?


- No comiences, Hanny.- le advirtió. - No ha pasado nada que debieras saber.- vio que la ensalada ya estaba lista y sonó el timbre. - Ve a bañarte rápido. Yo recibiré a Se Hun.

La chica asintió y quitándose el delantal que llevaba puesto salió rápidamente de ahí. Chan Yeol reía caminando a la entrada, abrió la puerta y ante él apareció el menor. Se veía realmente precioso resaltando aquel piercing sus rojos labios. Fueron a la cocina y entre besos y suaves caricias esperaron a que la chica se reuniera con ellos a cenar.


- Hanna. ¿Podrías cancelar todos mis compromisos por los siguientes tres días?.- dijo de la nada llevando un bocado a su boca.


- ¿Porqué? ¿Qué pasa?.- preguntó curiosa.


- Hoy hablé con el Sr. Hayes, pidió una reunión. Quiere trabajar con nosotros para algunas coreografías y quiere verme pasado mañana muy temprano. Saldría mañana por la tarde.

- Entonces tienes que llevar a Se Hun. Así podrá hacer alguna demostración de su trabajo, no?


- Eso mismo fue lo que pensé y sería lo más conveniente.- miró al menor y habló nuevamente dirigiéndose ahora a él. - ¿Podrás estar listo mañana pasado el medio día?





Luego de casi tres horas de vuelo el avión tocó tierra. El menor había dormido la ultima hora y ahora le tocaba despertarlo para avisarle que ya habían llegado. Recogieron sus maletas y se dirigieron al hotel.


Se Hun reconoció el camino aún adormilado. Sabíadónde estaban pero guardó silencio. Ésta vez, el hotel no era el mismo yla habitación era más grande que la vez anterior y solo tenía un enormedormitorio y una gran cama. Instintivamente sonrió al pensar que dormiríanjuntos.

Después de comer en el restaurante del hotelbajaron a caminar un rato a la playa. Chan Yeol había tomado la mano delmenor entrelazándolas firmemente.

- ¿Quieres hacer algo más tarde? ¿Salir a algúnlugar fuera del hotel?

El sol comenzaba a bajar hacia el horizonte. Elatardecer comenzaba a aparecer frente a sus ojos.

- Chan Yeol.- dijo con advertida voz. - Mañanatemprano tenemos reunión con tu cliente.

- Está bien. Pero después haremos lo quequeramos, ¿de acuerdo?.- el menor asintió.

- Chan Yeol. Llévame a la habitación. Ahora.





El señor Hayes había llamado para aplazar la reunión. Había surgido algo que no podía esperar y los vería por la noche dejándoles todo el día libre.


Se Hun y Chan Yeol se habían levantado tarde de la cama. Llevaban todo el día en la habitación, ahí habían almorzado para luego entrar a la pequeña alberca de la terraza que daba al mar.

La tarde pasó deprisa. Aún faltaban casi tres horas para la reunión, el tiempo preciso para meterse a bañar y luego arreglarse, pensó el menor.

Salió del baño con una corta toalla atada en la cintura; Chan Yeol estaba en el sillón de la salita, revisaba algo en la laptop al tiempo que hablaba con alguien por celular. Entró en la recámara dejando la puerta abierta para que entrara lo frío del aire acondicionado pues hacía un poco de calor.

Buscó su bote de crema y sentándose en el borde de la cama la aplicaba lenta y suavemente por su cuerpo. Subió una pierna a la cama untando un poco en ella.

- No pensé que el ver a alguien aplicarse un poco de crema en el cuerpo fuera tan erótico y sensual.

- ¿Quieres ayudarme con la otra pierna?

Chan Yeol fue hacia él, tomó un poco de crema y poniéndose de cuclillas comenzó a pasar sus manos por aquella suave piel. De su boca salió un ruidito, significaba que estaba disfrutando la forma en que el mayor lo estaba tocando. Éste se puso de pie, colocó su rodilla izquierda a un costado de su pierna derecha, luego la derecha al otro lado.

- Me gusta cómo se sienten tus manos sobre mi piel.

- ¿Te gusta que te toque?.- pasó un dedo por su largo cuello y este se estremeció haciendo que sus pezones se endurecieran. - ¿Sigues hambriento?

Habían hecho el amor un par de veces y todavía lo deseaba. Lo habían hecho la noche anterior que llegaron, por la mañana al despertar, mientras esperaban el almuerzo y cuando entraron en la alberca.

- ¿Hambriento? De ti Siempre..- sonrió insinuante mordiendo su labio inferior.



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Baila para mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora