Capítulo 24. Mejor amargado que no enchochado.

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CAPÍTULO 24. MEJOR AMARGADO QUE NO ENCHOCHADO.

Dean en multimediaaa :)

La cabeza de Dennis estaba posada sobre mi pecho. Le iba haciendo caricias poco a poco por toda la cabeza revolviendo así su pelo. Estaba completamente dormido, en la misma posición que ayer cuando nos fuimos a dormir en mi cama. Noté como se empezó a remover un poco y a los segundos abrió sus ojos.

—Buenos días. —Dije cuando vi que me miraba. Le di un leve beso en su frente y él se acomodó.

—Hola Peli. —Bostezó. —Vaya noche la de ayer... —Nos reímos al recordar lo que ocurrió después de su fiesta.

—Te desmelenaste mucho. —Articulé mientras me levantaba de la cama.

—Tu, que me vuelves loco. —Rodé mis ojos mientras me ponía mi pantalón de pijama. Salí de la habitación mientras Dennis se seguía vistiendo y me encontré con Dean en la puerta.

—¿Qué cojones haces ahí? —Pregunté sorprendida.

—Espero que hayáis usado protección... —Respondió ignorando por completo mi pregunta. —No veas como se os oía ayer... —Me ruboricé y seguidamente lo fulminé con la mirada. —Menos mal que no estaba ni papá ni mamá en casa. —Rió y yo me limité a pegarle un puñetazo.

—Cabrón. —Salió del pasillo corriendo hacia su cuarto para evitar que le volviera a pegar. —¡Cobarde e infantil! —Grité cuando él ya estaba en su habitación.

Bajé las escalera rápidamente y preparé unas tostadas junto con un par de zumos de naranja. La fiesta de ayer fue increíble; después de darle el piano volvimos a entrar en el local para seguir disfrutando de su 19 cumpleaños. Tras eso, nos fuimos a una discoteca que había cerca todo el grupito de amigos y finalmente volvimos a mi casa.

—Que aproveche. —Dijo Dennis robándome la tostada de mi mano y después de darme un beso.

—¿Qué me tenías que explicar? —Interrogué y su rostro cambió por completo. Ayer cuando llegamos a mi casa me comentó que me tenía que dar una noticia no muy buena pero que ya me la diría porque quería disfrutar de aquella noche.

—Ya te lo contaré. —Contestó.

—No, cuéntamelo ahora porque me tienes preocupada. —Resopló. —Dennis, ¿Qué ocurre? —Me levanté de mi silla y me puse a su lado. —Sabes que me lo puedes contar todo. —Articulé antes de darle un beso en la mejilla.

—Nos mudamos. —Me atraganté con el zumo de naranja. —No te atragantes, mujer. —Se rió. —No es seguro, pero a mi padre le han ofrecido un muy buen trabajo en San Francisco y puede que nos mudemos. —Mis ojos se abrieron como platos. —¡No te pongas histérica! —Exclamó riéndo.

—¿Cuando?

—Quizás dentro de unos seis meses, pero que no hay nada asegurado de momento por lo que hagamos como si esto no hubiese ocurrido.

—Será perro, me suelta la bomba y pretende que ignore lo que acaba de pasar. —Él soltó una carcajada. —No me hace ni puta gracia. —Dije fingiendo estar enfadada. —¿Ahora como me voy a acostar contigo sabiendo que quizás no nos podremos volver a ver?

—Mira que eres pervertida... Solo me quieres para acostarte conmigo. —Me fulminó con la mirada en plan broma.

—Si solo te quiero para eso quizás es porque lo haces bien... —Miré para arriba y puse cara de niña buena.

—Me repugnáis con vuestras conversaciones cerdas... Estáis más salidos que la esquina de una mesa. —Escupió mi hermano.

—Puto amargado. —Le picó Dennis.

¿Quién dijo que Ashton cambiaría tantas cosas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora