Capítulo 2

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Me levante pronto para preparar la maleta.

Acabe y me fui al baño a darme una ducha.

Salí y me puse la ropa que había dejado fuera de la maleta: unos shorts vaqueros, una blusa azul de tirantes y mis vans blancas.

Baje las escaleras, allí estaban mis padres esperándome para llevarme al aeropuerto. Estoy nerviosísima, no quiero irme de aquí. Y para colmo no puedo despedirme de Sam.

-¿lista?-preguntó mi madre con una sonrisa.

-no.

-cariño, no es tan malo, tranquilizate-dijo mi padre y me puse más nerviosa aun.

-para vosotros no es tan malo-dije fastidiada.

-Alex, ya-me regañó mi madre.

Subí al coche y nos fuimos al aeropuerto.

Llegamos, me baje con mi madre y me despedí de mi padre.

-máma no quiero ir-proteste y lo único que me lleve fue una mirada asesina.

-cariño vas a ir, ya esta todo dicho.

Llegue a la puerta de embarque y me despedí de mi madre.

-adiós máma, te echare de menos-dije y le di un abrazo.

-adiós cielo, yo también te echare de menos-me dio otro abrazo y un beso en la mejilla.

Me gire, le di el billete a la chica que estaba ahí y entre.

Tenia unas ganas enormes de darme la vuelta, correr hacia mi madre y suplicarle para que me dejara quedarme.

Ya estaba en el avión, ahora si que no había vuelta atrás.

(...............)

Tras unas cuantas horas de viaje, por fin llegue a Los Ángeles.

Baje del avión, me encanta el clima cálido que hay aquí, es genial.

Fui a por mi maleta y a buscar a mi hermano, espero que no haya llegado tarde o se va a enterar.

Estuve un buen rato buscándolo hasta que lo encontré justo al lado de la cafetería.

-¡Alex!-gritó y casi me muero de la vergüenza.

No me gusta que griten mi nombre en sitios públicos.

-no grites idiota, no estamos en casa-dije de mala manera.

-alguien se ha levantado con la pierna izquierda-dijo y puse los ojos en blanco.

-nos vamos ya o que-dije y enseguida cogió mi maleta.

Salimos fuera y nos subimos en un mini rojo que estaba aparcado en la entrada.

-bonito coche-dije observándolo.

-gracias, pero no es mio, es de un amigo-dijo y arrancó el coche.

Tardamos veinte minutos en llegar a su casa, veinte minutos en los que ninguno habló, fue demasiado incomodo.

-menuda casa-dije asombrada cuando llegamos.

-es la más grande de esta zona.

-¿de donde sacasteís el dinero?-dije saliendo del coche.

-pertenece a la universidad a la que vamos. Es la primera residencia que se construyo.

-ah.

Llegamos hasta la entrada de la casa y lo único que se oía eran gritos y más gritos.

-¡chicos ya hemos llegado, por favor comportaos!-grito mi hermano y todos fijaron sus miradas en nosotros.

Viviendo Con Los MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora