Capítulo 20

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Mi despertador sonó y casi me caigo de la cama del susto. Cuando me despeje un poco me di cuenta de que Luke se había marchado. Me metí rápidamente en el baño y me duché.

Me vestí y baje a desayunar. Me sentía fatal por no poder quedarme más tiempo.

-buenos días-salude entrando en la cocina.

-buenos días-saludaron todos al unísono.

Mamá no estaba, supongo que seguirá durmiendo.

-date prisa, el vuelo sale dentro de media hora-habló Scott serio.

Me limité a asentir. A los pocos segundos entró Luke. No pude despegar mis ojos de él, estaba realmente guapo, incluso más que otro día cualquiera. Se dio cuenta y me sonrió, sonreí de vuelta y seguí desayunando.

Acabe y deje los platos en el lavavajillas. Subí a mi habitación y de paso entre en la de mis padres para despedirme de mamá.

Me senté a su lado y le di un beso en la frente.

-mamá, nos tenemos que ir ya-dije en voz baja.

-ojala no te fueras tan pronto-su voz sonaba triste y sin vida. Me dolía verla así.

-ojala.

Se giró para mirarme directamente a los ojos. Forzó una sonrisa y me abrazó, le correspondí y nos quedamos unos segundos así hasta que alguien llamó a la puerta. Me separé de ella lentamente y deposité un beso en su mejilla.

-adiós mamá.

-adiós cielo.

Baje y allí me despedí de mi padre. Los chicos se estaban empacientando y salí rápidamente de allí.

Gracias a Dios hoy tampoco había mucha gente en el aeropuerto. Por una parte tenía muchas ganas de ver a las chicas y a Nathan.

(...)

Unas cuantas horas de vuelo y ya estabamos en Los Ángeles de nuevo. Les envié un mensaje a las chicas y a Nathan.

Llegamos a nuestra casa y allí estaban esperándonos en la entrada. Salí como una bala del taxi y las cinco nos fundimos en un abrazo.

-lo sentimos mucho Alex-habló Hannah.

Yo solo pude sonreír tristemente. Me acerqué a Nathan y le besé.

-lo siento mucho princesa-dijo en un tono el cual me tranquilizó.

Oí como alguien carraspeó a nuestro lado. ¿y a qué no adivináis quién fue? Si, Luke. Lo miré un tanto confundida.

Scott por fin abrió la puerta y pudimos entrar en casa. Subí a mi habitación y guardé toda la ropa en el armario. Noté que alguien me abrazó por detrás y me estremecí. Era Nathan, su aroma era inconfundible. Me encantaba su colonia con olor a chocolate. Me tenía embobada.

-¿cómo te encuentras?-preguntó dulcemente.

-triste-doble la última camiseta y la metí en el cajón.

-yo te alegro-me dio media vuelta y mi frente quedó apoyada en la suya.

Poco a poco fue acercando su boca a la mía y nos fundimos en un tierno beso, hasta que alguien carraspeó y nos apartamos abruptamente.

-vamos a pedir pizza-Luke estaba tenso, se podía ver desde cien kilómetros. Siempre que estaba al lado de Nathan se pone así. Enfadado y con la vena del cuello a punto de estallar.

-de acuerdo-murmuré. La verdad es que no me apetecía cocinar.

Luke cerró de un portazo y pegué un pequeño brinco. Tarde o temprano tendría que hablar con él sobre su actitud.

Viviendo Con Los MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora