Capítulo 18

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Corrí todo lo que pude y más. No quería hablar con nadie, solo quería estar sola. Cruce la calle y un coche casi me atropella. Llegué hasta la playa y me quede allí.

Me senté en la húmeda arena. Un mar de lágrimas recorrían mejillas, estaba rota. Mi abuela, una de las personas más importantes de mi vida ya no estaba. Estaba muy unida a ella, desde que tengo uso de razón. Lo peor fue oír a mi madre hablar de esa manera, se sentía completamente culpable de su muerte, ella hizo lo que pudo.

Me quede mirando el mar, como rompían las olas en la arena. La imagen era tranquilizadora. Cerré los ojos, intentando escuchar el sonido del agua, pero un torbellino de recuerdos invadió mente.

Flashback

Era un domingo soleado, tendría unos nueve años. Habíamos decidido ir a la playa con la abuela, para que saliera un poco de casa, a ella le encantaba el mar, nadar, en cambio yo lo odiaba. Cuando tenía seis años casi me ahogo y desde ahí le cogí miedo. Eran las dos de la tarde, decidimos comer en la playa en vez de el restaurante de siempre. Scott no paraba de decir que quería bañarse ya, que no quería comer. Mamá lo regaño y se calló. Yo estaba algo enfadada, no me gustaba venir aquí, lo odiaba. Lo único que quería era ir a casa y quedarme en la habitación jugando con mis muñecas.

Pasaron dos horas y Scott se fue directo al agua junto con mi padre. Yo me quede sentada en la arena con mamá y la abuela. Mire como papá y Scott jugaban, yo me dedique a hacer castillos de arena, si necesitaba agua se lo decía a mamá y ella me la traía, no quería acercarme a la orilla.

-me voy a bañar-la abuela se levantó y me miró.

-ve con la abuela Alex-dijo mamá.

-no me bañare.

-Alex, estaré cerca de ti y no te pasara nada. No me separaré de ti, cielo-se agachó y acarició mi rostro.

Negué repetidamente. Jamás volvería a meterme en el agua.

-si vienes te hago la tarta de chocolate que tanto te gusta-me dijo.

La verdad es que no era mala oferta, la tarta de chocolate de mi abuela era la mejor del mundo y solo la hacía para mi. Me lo pensé varios segundos, pero al final acepté.

Cogí su mano y juntas caminamos hacia la orilla. En cada paso que dábamos me sentí estúpida por haber aceptado la oferta. Los nervios me consumían ¿y si llega una ola y me lleva mar adentro? ¿y si me ataca un pez o algo?

-¿estás lista?-preguntó mirándome.

-no-dije sincera.

Ella se agachó para quedar a mi altura.

-no te preocupes cielo, yo estoy aquí. Y mientras yo esté, no te pasara nada-elevó mi mentón. La mire a los ojos, en ese momento me transmitió confianza. Tenía que superar mi miedo.

Viviendo Con Los MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora