Capítulo 23

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En el capítulo anterior:

{ Nos separamos por falta de aire, apoyé mi frente sobre la suya y sonreí. Por fin la había recuperado. Estaba a punto de besarla otra vez cuando el sonido de una cámara me interrumpió.

-¡miralos que monos!-dijo con emoción Rebeca.

Los dos nos reímos y deposité un casto beso en sus labios.

-te amo Hannah.

-te amo Cameron.}



Un consejo, nunca pongáis vuestra canción favorita como alarma, la detestaréis. Apagué el teléfono y lo volví a dejar en la mesita para seguir durmiendo. Hoy es domingo y mañana no hay clase, así que iremos de acampada al Lago Tahoe. Tenía muchas ganas de visitarlo, he oído maravillas sobre ese lugar y tenía mucha curiosidad. Pero ahora no tenía fuerzas para levantarme.

De repente sentí como alguien abrió la puerta de mi habitación abruptamente. Me escondí aún más debajo de las sabanas. Si por mi fuera estaría todo el día en la cama. Oí como esa persona se acercaba y quitaba las sabanas dejando que un rayo de luz penetrara en mis ojos.

-quiero dormir-me quejé revolviendome en la cama.

-arriba dormilona, es hora de despertarse-dijo Logan. Y de repente se tiró encima de mí haciendo que soltara un grito.

-¡Logan quitate!-le grité, intentando con todas mis fuerzas sacarlo de encima, pero el pesaba más que yo y no tenía fuerzas.

-¿qué pasó?-apareció Scott de repente y los demás con cara de preocupados, pero cambiaron su expresión al ver a Logan encima de mí. Estúpidos.

-¿alguien podría quitar a este mastodonte de encima?-supliqué, pero ellos seguían ahí parados riéndose como focas retrasadas. En esto oí el sonido de una cámara. Malditos hijos de la real fruta. Me las pagaréis.

-esto quedará guardado para la posteridad-dijo entre risas Cam.

Isti qiidiri giirdidi piri li pistiridid.

Cuando te pille te vas a enterar de quien es Alex Walker. Maldito hijo de Snow.

Cuando por fin se les pasó la venada me ayudaron a sacar a el mastodonte de encima. Gritando los eché fuera de mi habitación. Y ya algo más tranquila decidí ir a ducharme. Cogí todo lo necesario y me metí en el baño.

Me desvistí y abrí la canilla de la ducha, dejando que el agua caliente corra por mi cuerpo relajandolo. Últimamente he estado algo depre, como dice Rebeca. Cierto es que he estado perdida y tristona, pero ya estoy mucho mejor. Mi abuela no querría que estuviera llorando todo el día y menos cuando se acerca mi cumpleaños, aunque nadie es de piedra. Si gente, cumplo diecinueve maravillosos años. Y nada ni nadie me lo va arruinar.

Cerré la canilla y enrollé mi cuerpo con la toalla. Cogí la ropa sucia que dejé tirada en el suelo y la meto en el cesto. Entré a mi habitación con cuidado de que nadie me viera, estos chicos cuando quieren pueden ser peor que las abuelas cotillas.

Me puse un pantalón corto de chándal gris, una camiseta básica negra y mis playeros de adidas y ¡lista! En una mochila meto lo necesario para la acampada y bajo a desayunar.

-aquí tienes tus tostadas querida hermanita-dijo Scott dejando un plato con tortitas y nutella en mi sitio.

-anda, pero si cuando quieres puedes ser todo un caballero-dije irónica ganandome una mirada fulminante de su parte.

Viviendo Con Los MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora