Capítulo 26

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Tras otras tres horas más en la universidad por fin estaba en mi casita. Que ganas. Y ya tenía todo organizado para la fiesta de cumpleaños.

En la última hora de clase estuve concretando con Hannah los últimos detalles. Aunque fue algo difícil encontrar un buen lugar que no tuviera todo reservado, lo conseguimos. Y sí, nos pusimos a llamar a varias discotecas mientras el nuevo profesor de matemáticas escribía cosas sin sentido en la pizarra.

-echate una siestecita, necesitas estar radiante-me ordenó Sam saltando encima de mi cama y por poco me aplasta.

-no tengo sueño-dije mientras miraba un punto en particular del techo.

-oye ¿te pasa algo, Alex?-preguntó con un tono de voz preocupado y yo negué con la cabeza-estás distraída desde la comida, así que no digas que no te pasa nada porque a mi no me mientes jovencita-reí ante su último comentario y suspire antes de hablar.

-cuando Ryan vino hoy a nuestra mesa y empezó a decir todas esas estupideces ¿no te diste cuenta de que Nathan esta escondido entre el grupo?-ella negó con la cabeza y continué-el caso es que ni siquiera dijo una palabra y eso me molesta.

-hey, no le des importancia a eso ¿me oyes? Hoy no puedes estar triste, así que no te quiero ver con cara de amargada. No vas a estar así por un chico. Hoy vas a divertirte y emborracharte porque es tu cumpleaños y porque puedes. Y no dejes que ningún mal pensamiento arruine tu día ¿de acuerdo?-asentí y las dos nos fundimos en un reconfortante abrazo. No sé que sería de mí si ella no estuviera conmigo. Cada día agradezco inmensamente al mundo por haber puesto a esta loca en mi vida. No la puedo querer más.

De repente el sonido de una llamada entrante de mi portátil nos asustó, haciendo que pegáramos un fuerte grito.

-maldito aparato-dijo Sam con la mano en el pecho.

A los pocos segundos se oyeron pisadas rápidas dirigiéndose hacia aquí.

-¿qué pasa?-Scott entró a mi habitación seguido de todos los demás y con una cacerola en sus manos.

-¿estais bien?-preguntó Luke y este traía un bate de béisbol. Nosotras no parábamos de reírnos.

-¿qué os hace tanta gracia?-preguntó Zac algo ofendido.

-vosotro-contestamos al unisono aún sin parar de reír.

-no hace gracia-se quejó Logan

-oh, claro que sí-dijo Sam. En esto mi portátil volvió a sonar y fui a contestar.

Me levanté y me dirigí a mi escritorio. Y ahí estaba un Aaron con cara de pocos amigos.

-hola querido y maravillo...-me interrumpió él.

-que hola ni que leches. Aquí uno intentando hablar contigo y tu pasando, muy bonito-reí ante su enfado. Es muy gracioso cuando se enfada-ahora puedes seguir diciendo lo genial y maravilloso que soy.

-¡millones de felicidades, cariño!-saltaron mis padres de repente, dándome el susto de mi vida.

-jamás en la vida volváis a hacer eso-les dije con una mano en no pecho por el susto.

-lo sentimos cielo, pero queríamos felicitarte-se disculpó mi madre.

-gracias de todos modos.

-y bueno preciosa, ¿qué tal te va?-preguntó interesado Aaron. Detrás de mi se oyó un carraspeo y puedo jurar que fue Scott y mientras Luke teníalas manos echas puños a sus costados y parecía que la vena del cuello le iba estallar en cualquier momento.

-¿hay alguien contigo?-preguntó mi padre, mirando por todas las esquinas de la pantalla para poder ver a alguien.

-estoy con Sam y los chicos-levanté el portátil para que pudieran verlos y todos los saludaron.

Viviendo Con Los MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora