Capítulo 14

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-Alex-sentí como alguien pasó una mano delante de mi cara-¡Alex!

Pegué un saltito y desperté de mi ensimismamiento.

-¿qué pasa?-pregunté.

-que llevas toda la semana distraída y ausente, eso es lo que pasa Alex-dijo Sam algo enfadada.

-es verdad Alex, ¿te encuentras bien?-dijo Hannah preocupada.

Yo me límite a asentir.

-no, no estas bien. Te conozco como si te hubiera parido-habló otra vez Sam y no pude reprimir una pequeña sonrisa.

La verdad es que tienen razón. Llevó toda la semana distraída, y todo por culpa de aquel mensaje, es en lo único que pienso, día si y día también. Estoy volviendome loca.

-en serio, estoy bien, no tenéis nada de que preocuparos-mentí.

-no voy a discutir sobre este tema, así que haré como que te creo-dijo Sam.

Las demás no dijeron nada.

Después de tomar algo en la cafetería, nos fuimos cada una a su casa, yo como siempre, tuve que llevar a Sam.

Llegué y aparqué la moto en el garaje. Los chicos me han dicho infinidad de veces que no la aparque aquí, pero los ignoro.

-hola-saludé.

No se escuchaba un alma. Supongo que habrán salido a comprar algo. Dejé mi casco encima de la encimera y busqué algo de comer. Al final cogí un gran bote de helado de vainilla y subí a comérmelo en mi habitación.

Cogí el portátil y puse una película.

(...)

Me desperté por el estruendoso sonido de mi teléfono. Lo cogí, vi de quien era la llamada y solo quería que me tragara la tierra.

-hola mamá-dije con voz angelical para que no se enfadara tanto, pero resultó en vano.

-¿¡cómo que hola mamá!? ¡no has llamado ni una sola vez desde que te fuiste! ¡estaba muy preocupada Alex!-gritó tan fuerte, que tuve que apartar el teléfono de mi oreja.

-lo siento mamá, se me paso. No volverá a pasar, te lo prometo-dije en un intento de que se tranquilizara.

-más te vale-dijo y yo reí.

-¿qué tal esta la abuela?-pregunté un poco más seria. Esta delicada de salud y no la he llamada ni una sola vez para preguntarle como estaba. Soy una mala nieta.

-no te mentiré cielo, esta peor y los médicos ya no saben que hacer-dijo triste. Los ojos se me cristalizaron.

-¿y qué tal estáis vosotros?-pregunté intentando cambiar de tema.

-lo mejor que se puede.

Oí como la puerta principal se abría.

-mamá, lo siento tengo que colgar. Hablamos más tarde. Te quiero-y colgué.

Salí de mi habitación y baje. Los chicos no estaban en el salón, así que fui a la cocina.

-hola mis querodos elfos rosas-saludé con una sonrisa maliciosa. El tinte que les eche en el gel dura una o dos semanas.

Esta semana solo han recibido burlas por parte de toda la universidad y gente de la calle. Se lo merecían.

Ellos me miraron mal y después siguieron a lo suyo.

-¿qué habéis comprado?-cotilleé entre las bolsas que habían traído.

-nada que te importe-contestó Zac de mala manera. Se ve que aún siguen enfadados.

Viviendo Con Los MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora