Capítulo 3 Gamma

31 5 1
                                    

Son apenas las 10 de la mañana, para mi es demasiado temprano considerando lo tarde que he dormido estos días en el jardín, pero simplemente hay algo en las estrellas que me incita a verlas cada noche en busca de esas respuestas que guardan con su brillo.

Me duche y me arregle para ir a comprar algunos ingredientes para la cena de aniversario que estaba organizando, aunque sería mejor empezar por comprar un libro de cocina y valorar mis opciones, aun quedan unos días así que podría intentar hacer algunas cosas, tal vez nunca he sido buena cocinando, pero si hay algo que puedo hacer es seguir bien las instrucciones para ciertos procedimientos, aprender y seguir practicando hasta que sea algo bueno. Hoy hace demasiado calor, así que usare mi vestido azul cielo y unos zapatos de tacón negros, mi cabello suelto por simple gusto y tal vez un poco de flojera.

-¿Ya te vas, cielo?

-Si, mi amor. ¿Necesitas algo?

-A ti.- Sonreí al oír las palabras de mi esposo y la especial alegría con la que las dice, me sonroje ligeramente al ver sus ojos poniéndome tanta atención, me despedí de él con un ligero beso en los labios mientras lo abrazaba, sintiendo su aroma tan familiar y reconfortante. Tomé mis llaves y mi bolso y salí de la casa, caminé a la librería mas cercana a la casa, aproximadamente unas cuatro calles.

Unos minutos después el cielo empezó a nublarse y el aire empezó a soplar, tal vez fue una mala idea salir con vestido, pero siempre me ha gustado mucho usarlo, así que no me importa. Llegue a la librería con un poco de frío pero no era para tanto y busqué algunos recetarios, ademas de algunos libros nuevos para mi estante, nunca esta de más tener libros para cada ocasión. Encontré lo que necesitaba y caminé de nuevo a casa, aunque extrañamente empezó a lloviznar, no tardo demasiado en volverse un problema el ir con tacones, así que llamé a Alexander para que me recogiera en el auto, pero no contestaba, eso me preocupó un poco así que me apresure a llegar a la casa. Mi tacón se atoró en un pequeño bache en la calle y se rompió, pero seguí corriendo lo más que pude y me tropecé por mi zapato roto y me golpee con algo.

Desperté sin poder sentir mi cuerpo, pero vi que en el suelo había un poco de sangre, siempre he sido muy torpe y me caigo en todo momento pero generalmente no sangro tanto como ahora. Alexander estaba junto a mi muy preocupado, no se como supo que estaba aquí, pero estaba sosteniendo mi mano diciendo cosas que no lograba entender, el parecía no darse cuenta de que estoy bien, tan solo fue un golpe como siempre, las palabras se atoran en mi garganta y no puedo hablar, mas bien, ni siquiera siento poder mover mis labios para articular mis palabras.
-No dejes que me vaya.- Y eso fue lo último que dije al sentir lo que todos llamamos "muerte".

Quid pro quoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora