Capítulo 23 Psi

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Pasaron los años, y lo que fue una simple aventura de una noche se volvió el mejor lazo que he tenido con alguien, me gradué y no conforme con ello decidí estudiar psiquiatra, empecé a trabajar en un conocido psiquiátrico y Ariel y yo nos mudamos a un pequeño apartamento en lo que ahorraba para comprar una casa propia, ella dejó de trabajar un tiempo, creímos que era suficiente con lo que yo ganaba y Ariel estaba feliz estando en casa así que optamos por hacerlo así. Al casi cumplir 5 años juntos decidimos casarnos, después pudimos comprar nuestra propia casa lo suficientemente grande para nosotros y por si en el futuro llegamos a tener hijos, y cuatro años después así fue, tuvimos una pequeña niña a la que llamamos Elise, claro que tuvimos nuestros altibajos en la relación, pero siempre encontramos como solucionarlos, y aún con el pasar de los años veía a mi esposa como la mujer más hermosa que vi en mi vida, y ver a Elise me provocaba aún mas ternura, era como ver a Ariel en un espejo. A veces se va tan rápido el tiempo que no lo podemos creer, para mi apenas ha pasado un segundo y mi pequeña niña es una adolescente dedicada a todos sus intereses, pero no importa cuantos años pasen ella seguirá siendo mi niña pequeña. Aún recuerdo cuando la vi dar sus primeros pasos y oír sus primeras palabras, ahora todos esos pequeños gestos se los dedica a alguien más, el darle tanta importancia a su apariencia, el intentar ser dulce, esas pequeñas sonrisas que a veces ocultan sus lágrimas cuando alguien la lastima, esas ojeras por hablar con alguien especial en la noche, cosas que en realidad los hombres no valoramos hasta que encontramos a la chica ideal, con la que queremos pasar nuestra vida.
A los 65 me jubilé, por lo que me quedaba todos los días al lado de mi amada esposa, mi hija también formó su propia vida e incluso se casó hace poco, la vida era muy tranquila y me empecé a sentir un poco solo, pero nunca faltaba mi esposa para hacerme compañía y eso era lo más reconfortante que tenía.
A los 76 años fallecí por un infarto, una muerte rápida aunque bastante dolorosa, pero fue una vida llena de satisfacción y de sueños realizados al menos por mi parte, estoy muy contento con la vida que llevé y el como la viví. Y espero que exista algo más donde pueda volver a ver a mi esposa, porque sin ella así tuviera el paraíso para mi solo, no sería absolutamente nada.

Quid pro quoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora