Capítulo 8

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Charlotte hablaba mientras toda la gente miraba al suelo. Algunos dejaron unas lágrimas al saber que Mabelle no estaría más con ellos. Jérémie había acabado de dar su discurso y aunque él protocolo dictaminaba que la reina también lo tenía que hacer, ella no lo hizo y nadie se lo recriminó. Renée guardó silencio como los otros y no se quejó cuando la lluvia la estaba empapando porque ella solo estaba pensando en la visita de ese demonio llamado Onfroi.
Ella sabía que estaba entre criaturas mágicas pero nunca se hubiera imaginado estar casada con un demonio. Se acordó de lo que él dijo: "Soy medio demonio, medio humano". Esa era la razón por la que no lo miraba a la cara. ¿Cómo pudo pasar? ¿Por qué? Y sobre todo ¿Por qué seguía siendo tan poderoso cuando era solo mitad demonio? Tantas preguntas y tantas pocas respuestas.

La ceremonia acabó y todos se fueron a sus camas menos Jérémie que se quedó mirando la tumba mordiéndose el labio. Renée lo vio y supo que tenia que hablar con él. Ella se espero a que toda la gente entrara al castillo y luego camino despacio hacia él pero se paró a dos metros de distancia.

《Sé que estás ahí, Renée.》dijo el chico sin apartar los ojos de la tumba.

Renée apretó los labios y caminó hacia él. Se puso a su lado y esperó en silencio perdiéndose en sus pensamientos.

《¿No vas a huir de mi?》le preguntó con la voz ronca.

《¿Es algún tipo de broma tuya?》preguntó recelosa.

《No. Simplemente, sé que la he cagado.》

Renée guardó silencio sabiendo que era verdad. Aparte le parecia que el hombre se estaba disculpando.

《Hoy te iba a pedir perdón por lo del desayuno. Ojalá lo hubiera hecho antes.》susurraba como si fuera más para él que para Renée.

《O quizás si no hubieras hecho nada...》

《Hay muchas veces que no me puedo controlar.》susurró y Renée sintió pena por él.

《¿Te caía bien Mabelle?》

《No. Casi ni la conocía. Es que...》la voz se le puso ronca. 《Podías haber sido tu.》dijo finalmente negando con la cabeza.

《¿Cómo? ¿A que te refieres?》preguntó Renée con el ceño fruncido.

《Renée, Onfroi es el único al que le temo. Tu dejaste que te tocara. Bueno, no pudo pero te pusiste a su merced. Y lo peor de todo es que confiaste antes en él que en mi.》

《Tu nunca me explicabas las cosas. Necesito saber la verdad. ¿Qué harías tu en mi lugar? He probado a ser buena contigo pero no das tu brazo a torcer.》

《Sí no te lo explicaba era por tu bien. Ya me miras incluso diferente. Aunque no me extraña porque soy un monstruo.》

《No lo eres. Me salvaste de aquel sátiro y me diste apoyo cuando lo necesitaba. Si pudiera saber el porqué estoy aquí podría intentar comprenderte.》dijo la chica animándolo.

《Renée.》dijo Jérémie sujetándole con las dos manos las cabeza. 《Siento haberte tratado mal, enserio. Tampoco me gusta haberte emprisionado aquí pero no te lo puedo decir ahora. Lo sabrás algún día pero no hoy. Y necesito que sepas que yo no soy el malo de la historia.》Renée quedó embobada por sus ojos azules.

Estaban tan cerca el uno del otro. Renée empezó a ponerse roja como un tomate y agradeció que era de noche y él no podía ver con claridad su rostro. Ella no se apartó de él y Jérémie tampoco lo quería. Sus narices estaban rozándose y los dos exhalaban el mismo aire. Renée tragaba saliva cada cuatro segundos y Jérémie simplemente le volvía loco lo nerviosa que la podía llegar a poner.

La profecía de Renée ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora