Capítulo 21

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Renée se levantó temprano y se fue hacia el establo. Allí encontró como justo ella esperaba a Elinor peinando al unicornio. Renée corrió hasta ella todo lo que sus zapatos y el vestido de princesa le permitian. Elinor la miró sonriente y dejó el unicornio para hablar con ella.

《Buenos días, alteza.》dijo la chica.

《Buenos días. Necesito tu ayuda.》dijo mirando a todos los lados para ver si alguien la oía. 《Necesito ir con las hadas. Así podré parar la guerra.》explicó.

《¿Al reino de las hadas? Es imposible encontrarlo si no eres una.》comentó la chica espantada.

《Alguna manera habrá...》

《El único que puede saber de estos temas es Silvestre. Él vivía con ellas.》contestó pensativa.

《¿Dónde puedo encontrarlo?》preguntó Renée impaciente.

《Siempre está en el bosque recolectando o si no, está con Philipe.》

《¡Genial! ¡Muchas gracias!》chilló Renée marchándose.

Renée caminó hacia Philipe y se llevó una decepción cuando vio que estaba solo. De verdad quería haberlo visto con Silvestre a su lado. Ella caminó hacia él. Por suerte el estaba liado dando de comer a las gallinas. Renée cogió un poco de pienso y también ayudó a alimentarlas. Poco a poco se ajuntó con Philipe.

《¿Se puede saber que estas haciendo?》preguntó disimuladamente enfadado Philipe.

《¿Dónde está Silvestre?》preguntó Renée sin mirarlo.

《¿Para qué quieres saberlo?》

《Necesito saber algo.》contestó irrelevante.

《No irás al reino de las hadas.》sentenció y se fue. Renée lo persiguió

《¡Espera! ¡¿Por qué!?》le inquirió Renée.

《¿Es enserio?》preguntó dejando el saco de pienso y encarandola. 《Renée, si te vas, no volverás. No dejarán que te vayas y no lo podemos permitir.》

《No me aprisionaran ahí. Son hadas. Las hadas son buenas y no harían eso.》

《Pueden parecer buenas, pero son estúpidos demonios cuando quieren.》

《Me iré. Contigo o sin ti. Puedes ayudarme y hacerlo rápido o no ayudarme y ralentizarme pero no me detendrás.》

Philipe miró a su alrededor soplando. La miró de nuevo negando con la cabeza. Renée mantenió una cara sería esperando la aprobación. Philipe se rascó la nuca y cogió del brazo a Renée para acercarla a él.

《Esta bien. Iremos esta noche. Yo me ocupo de todo. Tu solo mantén tu boca cerrada.》dijo y se largó.

Renée contenió una risita y caminó hacia dentro del palacio. Ella caminó por el suelo pulido de mármol buscando a Elvyne. Si se iba a escapar en busca de aventura, Elvyne tenía que estar con ella.
Caminó por todo el palacio buscandola pero no había rastro de ella. Se coló en el jardín donde allí conoció a Philipe y vio a Elvyne.
Renée corrió hacia ella pero se detuvo al ver como un chico de melena larga y castaña la besaba apasionadamente.

Elvyne se separó de él cuando notó que Renée los había atrapado. Renée los miró con los ojos como platos. El chico dudó un momento pero al final se fue dejando a las chicas solas. Cuando pasó por su lado hizo una reverencia y se largó. Renée se puso rígida y asintió con la cabeza como había visto en las películas de Sissí la emperatriz. Renée caminó hacia la elfa que ahora estaba sentada en un banco. Le pareció raro verla con un vestido. Por alguna extraña razón no le pegaba.

《Espero que sea importante...》se quejó Elvyne.

《Lo es. Necesito que vengas mañana conmigo en una expedición.》dijo Renée seria.

《¿Qué clase de expedición?》preguntó recelosa.

《Vamos a ir al reino de las hadas. Y necesito que estés a mi lado.》contestó Renée.

《¿"Vamos"? ¿Quién van?》

《No lo sé seguro. Pero quiero que vengas. Ahora es tu decisión.》

《Iré pero con una condición.》dijo sonriendo maliciosamente.

《¿Cuál?》preguntó excitada.

《Quiero usar pantalones. Prométeme que cambiarás todo mi armario.》propuso riéndose.

《Trato hecho.》aceptó feliz. 《Salimos esta noche.》

《Hasta pronto.》dijo levantándose y corriendo hacia aquel chico.

Renée frunció el ceño pero lo dejó pasar. Ella volvió hacia palacio y allí se encontró a Corinne. Ella cuando vio a Renée disimuló una mueca de asco y la llamó para que se acercara.

《Es hora de comer y llega tarde.》dijo la sirvienta.

Corinne caminó hacia el comedor sabiendo que Renée la seguía. Ella aceleró el paso sabiendo que Renée todavía no dominaba los tacones y cuando abrió la puerta del comedor consiguió que Renée se cayera de boca al suelo. Corinne escondió una sonrisa al verla.
Jérémie se levantó de la silla y la ayudó a levantarse. Renée se quejó al notar el líquido metálico cayendo por sus labios.

《Tu también podrías ayudarla, por eso te dejo vivir aquí.》dijo Jérémie a Corinne mirándola mal.

Corinne la fulminó con la mirada. Jérémie cogió un pañuelo y le limpió la sangre delicadamente. Cuando Corinne vio la escena y el cariño con la que la trataba, salió corriendo de la sala maldiciéndola.
Renée se sentó en la silla junto a su esposo. Jérémie le acarició la mejilla sin darse cuenta cuando le miraba la nariz. Ella se sorprendió cuando notó algo frío en la palma de su mano.
Ella miró su mano extrañada pero solo vio el anillo de matrimonio. Renée se miró su mano y también vio su anillo intacto en su dedo anular. Parecía mentira como después de todo seguían teniendo sus anillos igual de relucientes.

《¿Qué pasa?》preguntó Jérémie confundido.

《Sigues teniendo el anillo.》dijo sonriendo.

《Tu también.》respondió encogiéndose de hombros con una sonrisa.

Renée se miró el anillo con cariño. No se creía que después de todo lo que le había hecho, podía sentir algo por él. Ella no sabía si era amor o no, pero le gustaba la sensación de ser suya, y aún más, que él fuera suyo.
La comida fue alegre, cosa que nunca había pasado. Hablaron de las cosas que hacían en su época para pasar el tiempo y debatieron cual era el mejor super héroe. Renée quiso contarle lo que iba hacer esta noche ya que se estaban llevando genial pero no lo hizo. En cambio, se despidió de él con un beso y se fue afuera del castillo para pasear con Charlotte.

Jérémie le había dejado pasear por el bosque de las afueras siempre y cuando, alguien la acompañase. Renée quiso decirle que ella podía valerse por si sola pero no quiso pelear y aceptó el trato.

El tiempo pasó rápido. Charlotte y ella hablaron sobre temas variados y Renée le contó todo lo que pasó cuando ella estuvo en esa ciudad élfica. Charlotte estaba comunicativa y Renée de buen humor y eso hacía la combinación perfecta para tener buenas charlas y olvidar la importancia de la vida.

La noche cayó temprano y después de la cena y ser desvestida por Corinne Renée aprovechó cuando la dejaron sola para ponerse el vestido más cómodo que encontró. Tenía razón Elvyne cuando decía que los vestidos eran inútiles.

Renée bajo las escaleras y escapo de palacio.
Allí encontró a Philipe con tres caballos llenos de suministros y un chico parecido a él sentado encima de uno de ellos. Elvyne venía con otro caballo al igual que los otros tres.

Renée acelero el paso y se sentó en la silla de su unicornio. Nadie dijo nada y todos siguieron a Philipe. Cuando estuvieron a unos cuantos metros lejos de la muralla, empezaron a ir al galope.

♡ J. R. Third ♡

La profecía de Renée ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora