Capítulo 35

284 30 3
                                    

Renée se despertó mareada de la cama. Miró a su alrededor y se sorprendió de que estaba en la cama de Jérémie en su castillo. Era de noche. Ella se levantó y caminó hacia la ventana. El bosque con niebla que tantos días había visto. Ella cogió una vela y busco un mechero para encenderla. Entonces fue cuando se dio cuenta que no estaba en el siglo veintiuno sino que en el dieciséis.

《Renée.》se quejó una voz ronca y adormilada.

Ella se giró pero no vio nada de repente vio una pequeña llama roja que salía de un dedo. Las antorchas que antes estaban apagadas ahora estaban encendidas cuando la llama del dedo las apuntaba. La habitación empezó a ser más clara. Renée vio a Jérémie en la cama semidesnudo. Ella ahogó un gemido e intentó actuar normal.

《Ven a dormir.》dijo él palpando su almohada.

Renée obedeció y se tumbó junto a él. Ella se ajuntó pero su barriga lo impedió. Renée se la miró espantada y vio una barriga mucha más grande. Jérémie la vio como se espantaba y la aguantó de la cabeza mientras la besaba tierna y dulcemente.

《Has estado un dos meses durmiendo. Yo me levanté hace tres días.》dijo juntando sus narices.

《Sigo estando embarazada.》dijo ella melancólica.

《Sí.》dijo él con una sonrisa.

《Supongo que te encantará la idea. Es lo que siempre quisiste.》dijo Renée empujándolo.

《¿Cómo?》preguntó serio.

《¡¿Sabes lo malo que es esto!? ¡¿Qué se supone que tendré que hacer cuando de a luz!? Recuerda que estamos en el siglo 16. No hay medicinas ni buenos médicos.》

《No te preocupes por eso.》

《¡¿Qué no me preocupe!? ¡¿Cómo!?》

《Renée, estarás bien. Puedo conseguir medicinas del siglo veintiuno.》

《¿Perdona? ¿Como dices?》dijo conmocionada.

《A través del portal puedo viajar en el tiempo.》explicó cauteloso.

《¿Portal? ¿Has podido llevarme a mi casa todo este tiempo y no lo has hecho?》

《Renée. Aquí estas más segura.》

《¿Tu que sabes?》dijo ignorando el dolor de cabeza.

《Necesitas dar a luz en este año.》dijo Jérémie.

《¡¿Crees que me importa!? ¡Llevo dos años aquí!? ¡Tengo diecinueve años y no me he dado ni cuenta! ¡Podía volver a estar con mi familia y tu me lo has negado!》

《Cálmate, Renée.》dijo Jérémie.

《Llévame al portal.》dijo ella.

《No. Nuestras hijas no pueden nacer en el siglo veintiuno. Si lo hacen, se podría producir un apocalipsis en el mundo.》

《No dejaré a mis bebes contigo. Quiero irme.》

《Renée, no. No dejaré que te vayas.》concluyó Jérémie.

Renée salió de la habitación y busco la suya. Era difícil ya que la iluminación consistía en una vela cada dos metros. Ella encontró su habitación y se lanzó a su cama. Se empezó a tocar la barriga. La tenía bastante marcada como para estar de casi tres meses. Ella solo quería estar con su madre. Renée recordaba como le encantaban a su madre los bebés. Seguro que podía ayudarla a cuidarlo. Renée empezó a llorar. Nunca había entendido como las adolescentes podían quedarse embarazadas y ahora era una de ellas. Lo odiaba. Jérémie le había hundido la vida. La había llevado a otro mundo y ahora que ella sabía que había una salida, él no se la mostraba. ¿Por qué es tan importante que nazcan aquí? ¿Por qué no la entendía? Se preguntaba Renée. Necesitaba irse con su familia. Aunque no le creyeran ella tenía que intentarlo.

Al día siguiente, tuvieron que hacer recuento de las personas que les quedaban. Renée le dolía la cabeza pero aguantó el dolor. No se hablaba con Jérémie. Ella miraba a un punto sin concretar.

Pasaron los días y Renée no pudo dejar de pensar en sus padres. Su barriga iba creciendo y con eso silueta temor. El tiempo olvidó el enfado de Renée hacia Jérémie. Los dos volvieron a hablarse. Renée nombró a Adele la duquesa del reino de las hadas. También le prometió que su hijo ocuparía el cargo y se proclamaría rey de las hadas. Se disculpó y le explicó todo sobre la muerte de Philipe. Renée aún seguía triste por él y siempre lo iba a estar. Philipe no sólo era su hermano de otra sangre, su que era la esperanza que necesitaba en su vida.

Renée estaba a punto de dar a luz y se pasaba casi cada día en camisón. No podía usar corsé y Jérémie le prohibió vestirse con vestidos apretados o adornos que costasen tiempo y dedicación. Él contrató un médico del siglo veintiuno para cuando tuviera que parir. El doctor parecía que entendía la situación del viaje en el tiempo pero Renée no. Ella no comprendía como ese simple doctor, no se asustaba de estar entre monstruos.

Más meses pasaron y Renée parecía una bola andante. Hasta que un día rompió aguas por fin. Jérémie la llevó corriendo con ella en brazos a la sala donde se hospedaba el doctor. Parecía un quirófano de la actualidad. Todos los utensilios eran nuevos. Renée esperó a dilatar. No podía empezar a sacar el niño hasta dilatarse diez centímetros. Cuando lo hizo, el doctor le clavó con una aguja entre dos vértebras la epidural.

Después de casi catorce horas, una preciosa niña nació. Tenía los ojos azules verdosos como su padre, y había nacido con cabello moreno. Jérémie la cogió en brazos y la miró nervioso. Era suya. Era un pedazo de él.

《Viene otro.》dijo él doctor.

Jérémie dio su hija a Charlotte que se encargaba de limpiarla. Auberta ayudaba al doctor y calmaba a Renée. Pasaron dos horas más y salió otra niña. Esta tenía los ojos grises como su madre y un poco de cabello que parecía blanco a primera vista. Jérémie también la cogió y miró extrañado su cabello. Era blanco como la leche pero en cambio sus cejas eran oscuras por lo que no era albina. El padre le dio su segunda hija a Charlotte. Elvyne estaba cogiendo a la primeriza y la había puesto en su cuna.

《Hay un tercer bebé.》volvió a informar el médico.

Jérémie lo miró vacilante. ¿Trillizos? Él sopló y dio ánimos a su esposa. Renée estaba agotada y dolía como el infierno. Pasaron tres horas hasta que la última de las trillizas nació. Ella tenia los ojos azules grisáceos. Pero ahora su cabello era rojo como la sangre. Jérémie la cogió sonriente. Había tenido tres hijas sanas y diferentes entre ellas. Era imposible y fantástico a la vez. Charlotte la limpió. Elvyne había acunado a la segunda y esperaba a la tercera.

Cuando las tres niñas estaban limpias y tumbadas en cunas improvisadas, el doctor y Charlotte lavaron a Renée y la tumbaron en su cama. Renée sollozar y solo quería ver a sus hijas.
Jérémie, Elvyne y Charlotte vinieron con una hija en cada uno de sus brazos. También asistieron Marcel y su esposa Auberta. Jérémie sonrió y le entregó a la primeriza. Renée mostró todos sus dientes y la cogió con cuidado.

《Es preciosa.》dijo llorando.

《Hemos de pensar en un nombre.》dijo Jérémie acariciando el moflete de su hija.

《¿Cuál te gusta a ti?》preguntó Renée melosa.

《Creo que le queda bien el nombre de Valérie. ¿Te gusta?》le preguntó sonriendo.

《Me encanta. ¿Y a ti, Valérie?》dijo ella sonriéndole.

Charlotte le dio a la segunda. Renée la miró riéndose. Tenía el cabello blanco y era perfecta como una muñequita. Ella la miró y supo cual seria su nombre.

《Me gustaría que se llamase Zara.》dijo Renée.
《¿Te gusta, cielo?》le preguntó a su marido.

《Me encanta.》contestó.

《¡Falta la tercera, chicos!》exclamó Elvyne.

Renée hizo sitio en sus brazos para su niña pequeña. Tenía el pelo en punta y era rojísimo. Renée sonrío con ternura.

《¿Qué nombre te gusta, Elvyne?》dijo notando que su amiga miraba a su hija tiernamente. Cuando Elvyne oyó la pregunta abrió los ojos de par en par.

《Siempre he pensado que Juliette es un nombre precioso...》dijo tímida.

Jérémie y Renée se miraron y asintieron con la cabeza. La pequeña de sus hijas ya tenía nombre.

♡ J. R. Third ♡

La profecía de Renée ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora