Capítulo 28

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Renée se levantó con el sol en su cara. Arrugó la nariz y hundió su cabeza en el pecho de Jérémie. Él la abrazó y dejó todo su brazo encima suyo. Renée casi dejó de respirar. ¿Cuánto podía pesar un brazo humano? Ella lo observó y vio lo grande que era. En verdad, todo él era grande. Media un metro ochenta y seis y era robustamente fuerte. Tenía marcados los pectorales y los abdominales por no decir la "v" en su pelvis que tanto admiraba Renée. Incluso sus facciones faciales eran impresionantes. Esos ojos azules intensos que podían oscurecerse tanto, sus labios carnosos y húmedos que besaba tan bien, su media melena marrón y esos peinados varoniles que se hacía para que no le cayeran al rostro. Todo era perfecto en él.

Renée se miró a ella misma. Ella por lo contrario era pequeña. Quizás medio metro, ahora estaba más delgada pero se le notaban los músculos más marcados. Su cabello había crecido hasta debajo de su hombro. Su rostro ya no era tan infantil; ahora tenía marcas por pelear y sus ojos desprendían seriedad. Ella volvió a su marido y le acarició el cabello. Le iba dando pequeños besos por toda su cara aprovechando que estaba durmiendo. Le daría mucha vergüenza hacer esto si él lo supiese.
Ella se volvió a tumbar en la cama sin saber que hacer.

《¿Por qué paras?》preguntó adormilado Jérémie. "Mierda" pensó Renée.

Ella lo miró enfadada y volvió ha mirar el techo. Jérémie sonrió y le empezó a dar castos besos mientras le tocaba la suave piel que tanto le gustaba. Renée acabó vencida y lo besó con más ganas. Alguien llamó a la puerta y les arruinaron el momento. Jérémie gruñó entre dientes mientras Renée buscaba algo con que taparse el cuerpo desnudo.
Jérémie, ya vestido abrió la puerta.

《Buenos días.》dijo Philipe al otro lado de la puerta.

Renée se levantó y fue corriendo hasta él alegrada por su visita. Philipe la abrazó aún cuando Jérémie lo fulminaba con la mirada.

《¿Dónde estuvisteis ayer?》preguntó curioso.

《Hmm... viendo... un lago.》dijo Renée obviándole la noche de pasión que tuvieron.

《Bueno, pues os perdisteis como le pedí matrimonio a Adèle. Y la boda es hoy, así que, preparaos.》

《¡¿Cómo!? ¡¿Hoy!?》preguntó espantada Renée.

《Sí. Tu misma lo dijiste. ¿Para qué esperar?》

《¿Dije yo eso?》se preguntó a ella misma.

《El caso es que necesitamos tu bendición. Y Adèle quiere que seas su dama de honor.》le dijo sonriendo.

《De acuerdo...》dijo Renée sin entender nada.

Philipe se fue animado y Renée y Jérémie se miraron curiosamente.

Todo estaba preparado para la boda. Renée llevaba otro vestido enorme rosa pero por lo menos no era tan floral. Ella no entendía porque tenía que ir vestida así, la protagonista hoy era Adèle, ella tenía que ir vestida como una princesa. Elvyne entró en su habitación incluso cuando Jérémie estaba semidesnudo. La elfa ni lo miró y se fue directa a Renée.

《¿Te lo puedes creer? ¡Otro vestido! Me prometiste que no tendría que usar más.》

《Es una ocasión especial. Y mírame a mi. No sé si podré salir por la puerta.》se quejó la chica.

《Odio las bodas. Gente que se promete de por vida a estar con alguien. ¿Y la libertad?》se enfurruñó la elfa.

《¿Estás bien?》

《Sí. ¿Por qué lo preguntas?》

《A ti te gustaba Philipe. Y ahora él se va a casar...》

《No le quiero. Mira, Renée; hay chicas buenas y fieles como tú. Pero también las hay malas y promiscuas como yo.》dijo con una sonrisa.

Jérémie se le escapó la risa y luego paró al ver como las dos chicas lo fulminaban con la mirada.

《Así que ¿no estas enfadada?》insistió en preguntar.

《Pues claro que no. Philipe es guapo pero hay millones de peces en el mar.》

《Me alegra que te lo hayas tomado así.》

《Así parte, después de lo que hemos vivido, él es mi mejor amigo.》

《¿Elvyne nos vamos?》preguntó una hada asomada por la puerta.

《Sí, amor.》dijo Elvyne y la hada se fue.
《Cómo decía, hay muchos peces en el mar.》terminó mirándoles seductoramente antes de irse.

《¿Estás segura de que tu amiga es de esta época?》preguntó Jérémie arqueando una ceja.

《¿Crees que...? No. A ella le gustan los hombres. ¿Verdad?》

《Creo que lo que quiso decir es que "habían muchos peces y sirenas en el mar".》dijo Jérémie riéndose.

Renée estaba al lado de Philipe. Él parecía nervioso y feliz. Jérémie venía hacia ellos con Adèle ya que no tenía ningún familiar que lo pudiese hacer. La hada mayor estaba junto a Renée. Ella sería la que organizaría la boda. Renée solo estaba allí para dar consentimiento y porque era la dama de honor. Adèle llevaba un vestido un poco ajustado. Típico del renacimiento. Era blanco y largo. Tenía el pelo recogido en una trenza y un ramo de rosas de cada color. Estaba preciosa.

La ceremonia empezó y duró alrededor de una hora. Después, todos comieron en una mesa de metros de longitud. Renée estaba junto a Philipe.
Él sonreía y se intercambiaban miradas de enamorados. Luego miró a Jérémie y él simplemente estaba distraído comiendo como un cerdo. Renée sopló por la falta de romance que había en él cuando quería. Elvyne estaba coqueteando con aquella hada.
Renée no supo por qué pero le empezaron a entrar náuseas. ¿Es posible que sea por tanto romanticismo junto? Se preguntó a ella misma. Se intentó controlador y luego miró a Jérémie como engullía. No pudo aguantarse más y se fue corriendo.
Sin tener un sitio decidido, paró en seco y vomitó todo lo que había comido.
Jérémie le sujetó el cabello mientras lo hacía.

《¿Estás bien?》preguntó preocupado.

《Sí. No pasa nada. Estoy bien.》dijo mientras se limpiaba.

《¿Quieres que te lleve a la cama?》sugirió.

《No. Necesito estar con Philipe. Es su día.》dijo ya erguida.

《De acuerdo.》

Los dos volvieron a sus mesas y Renée tuvo que controlar muchas más náuseas. La comida era horrible y no podía ni olerla. Elvyne la miró preocupada pero Renée le hizo un gesto de autosuficiencia. El día iba oscureciendo y por suerte la comida se acabó.

Elvyne bailó con Renée animadamente y pasaron todo el día juntas burlándose de los extrañas y florales costumbres que las hadas tenían. Incluso la elfa se emborrachó.  La novia de ese día de Elvyne se mosqueó y se fue enfadada pero Elvyne solo se rió.

Poco a poco se fue haciendo tarde y los novios se fueron a dormir o al menos eso fue lo que dijeron. Jérémie tuvo que coger en brazos a Elvyne y llevarla a su cama pues se había dormido cegada por el alcohol en sus venas. Cuando ya la habían tumbado la pareja se fue a su habitación.

♡ J. R. Third ♡

La profecía de Renée ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora