Capítulo 22

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Cabalgaron toda la noche ya que no era seguro mantenerse cerca del castillo para cuando amaneciera. Renée sintió lástima por Jérémie pero supo que ella hacia lo mejor para él. Elvyne apenas miró a Philipe y él se mostraba agradecido a eso. Silvestre estaba callado y parecía forzado a estar allí.

Para cuando amaneció, el grupo paró a comer y acto seguido volvieron a las sillas de montar. El camino era largo y estar sentada durante horas encima de un caballo galopando era incomodísimo. Volvieron a parar para beber agua y comer después de haber estado horas recorridas en el tramo hacia el reino de las hadas.

Renée no intercambio ninguna palabra pues no se sentía cómoda hablando con nadie. De hecho, todos estaban callados y cansados. Les dieron de comer a los caballos algo rápido y volvieron a cabalgar esta vez alejándose del camino e infiltrándose en un bosque.

La noche cayó y Renée agradeció eso. Todos estaban cansados y agotados por haber estado despiertos casi dos días. Se desviaron hacia las montañas para acampar pues desde una perspectiva alta podían vigilar si llegaban enemigos o no. Los caballos se tumbaron en el suelo, incluso cuando es una cosa anormal en ellos. Silvestre encendió el fuego y Elvyne sacó las mantas que había preparado. Por mala suerte, solo había cogido dos, así que solo se taparon las chicas.

Volvieron a comer, esta vez fruta. Una manzana por cabeza. Renée pensó en cuantos quilos había adelgazado desde que estuvo aquí. No habían espejos, pero eso no impedía en que Renée notara que sus huesos estaban más marcados que antes. La idea de verse tan delgada como pensaba que estaba le repugnaba. Siempre había odiado las chicas tan delgadas. Al menos, las que luchaban por serlo. Renée siempre fue delgada y lo odiaba. Ella quería tener más carne y curvas pero su anatomía era lo contrario.

Cuando devoró la manzana se tumbó encima de la manta. Miró el cielo y se sorprendió al ver las estrellas tan marcadas. Se imaginó que eso era porque en esa época no había tantos daños a la capa de ozono con tanta radiación. Era un cielo perfecto. Philipe se tumbó junto a ella y Renée le dejó un hueco en la manta. En realidad cabían dos personas por manta. Philipe le ofreció una galleta a Renée sabiendo que probablemente se había quedado con hambre. Renée la rechazó pensando que quizás algún día necesitarían esa galleta para no morir.

《Si supieras lo buena reina que estás hecha, no te querrías ir nunca.》susurró Philipe.

《¿A que te refieres?》preguntó con el ceño fruncido.

《No te quieres comer la galleta porque sabes que quizás otro la quiera o la necesite.》

《Pero eso no me convierte en una buena reina.》se encogió de hombros.

《No. Lo que lo hace es tu espíritu para pensar en los otros. Alguien se hubiera comido la galleta y ya está. Tu has puesto la prioridad de los demás antes que la tuya. Eso es lo que hace una persona especial.》

《Tu me has querido regalar la galleta, sabiendo que quizás la necesites después. Eso también te convierte en igual de especial.》

《¿Sabes qué la galleta es una metáfora, no?》preguntó con una sonrisa de lado.

《Algo he podido entender.》se río Renée.

《Tu marido me matará cuando nos pille.》sentenció el elfo.

《No le dejaré hacerlo. Esta ha sido mi idea.》

《Pero yo te he ayudado. Soy culpable, de dejar que la reina arriesgue su vida por segunda vez.》

《Salimos intactos de la última vez. Volveremos a salir de esta. A parte, te olvidas que nos enfrentamos a hadas inofensivas y bonitas.》

《No te fíes. Ellas solo pueden pensar una cosa a la vez. Espero que el sentimiento que les guíe la mente sea amistoso.》

《Eso esperemos.》suspiró la chica.

《Renée... Yo...》tartamudeó el joven.

《Dime.》pidió Renée.

《Quiero que sepas que estoy orgulloso de ti. Y que pase lo que pase, siempre estaré contigo.》

《¿Por qué me dices eso?》preguntó asustada.

《Porque sé que siempre cuesta decir las cosas buenas a alguien. No quiero cometer el mismo error de no decirle a esa persona lo que siento antes de que sea tarde.》

《Yo sé que te importo, Philipe. Y tú tienes que saber que no confío en nadie más que en ti. También lo hago en Elvyne y un poco en Jérémie.》

《¿Lo amas?》preguntó él elfo con morbo.

《¡No me puedes preguntar eso!》exclamó la chica.

《¡¿Por qué no!?》rió Philipe por la reacción de su amiga.

《Es privado.》contestó cantarina.

《¿Jugamos a un juego? Yo te hago tres preguntas y tu a mi también. Y no hay ni límites ni tapujos. ¿Entendido?》Renée lo miró desafiada. Esta era su oportunidad de saber información.

《Hecho.》dijo orgullosa. 《Tu primero.》propuso la chica.

《¿Amas a Jérémie?》volvió a preguntar.

《Creo que estoy empezando a sentir algo por él.》contestó sincera.

《Tu turno.》

《¿Cuál fue el error que cometiste del que antes me has hablado?》

《Tuve una novia. Ella era preciosa. La amaba y aun me cuesta olvidarla. Tenía el cabello rojo y los ojos verdes. Su espíritu era tan joven... Pero un día, ella fue al bosque a recolectar y otros elfos la mataron. ¿Sabes por qué? Porque sabían que la amaba. Fue cuando me escapé y me uní con Jérémie.》

《¿Quién haría eso?》preguntó con los ojos como platos.

《Soy el hijo de un rey. No soy el primogénito pero aún así soy de la realeza. Mi padre cometió un error y arriesgo la vida de muchos elfos. Como venganza, mataron a Lucille y cortaron la mano de mi hermano mayor. No pude más. Tenía que huir. Supongo que soy un cobarde.》

《No, no lo eres. Hiciste lo que él corazón te dijo.》

《Me arrepiento de no haberle dicho que la quería más de lo que ella imaginaba. Por eso no quise estar con Elvyne. Ella es demasiado diferente a mi antigua esposa. Si tengo que enamorarme otra vez, será con alguien que comparta similitudes con ella.》

《Encontrarás a alguien. Eres el mejor chico que he conocido. Y no creo que ninguna se resista a ti.》

《Mi segunda pregunta es: ¿Te puedes resistir a mi?》dijo mirándola dramáticamente sensual.

《Creo que si.》rió Renée y le contagio la risa a Philipe.

《Menos mal. Sería muy raro que mi hermanita me mirara con otros ojos.》

《Me toca. ¿Hago bien en hacer esta decisión de querer salvar la guerra?》preguntó más seria.

《A veces tienes que arriesgar para conseguir algo. Yo era el estúpido elfo que da de comer a los animales hasta que te encontré en el jardín apunto de matarte.》

《¡No sabía que eran venenosas!》se defendió Renée.

《Lo sé, lo sé. Lo que quiero decir es que; la vida da muchas vueltas. Y si yo no te hubiese conocido ahora no estaría aquí. Ni sería amigo de la "reina".》

《No me llames reina. Me hace parecer superior y no me gusta.》

《Eres superior y por eso te niegas a admitirlo. He visto muchos reyes y héroes pero nunca he visto como una pequeña e indefensa humana da todo lo que tiene por salvar gente que no conoce.》

《Confío en que si todos hiciéramos el bien, todo funcionaria mejor.》

《Yo también. Pero el mundo no está diseñado para eso y hace que gente con buena fe como tu y yo, hagamos tarde o temprano cosas que no estamos orgullosos.》

《Te queda una pregunta.》le recordó.

《¿Enserio crees que saldremos vivos de las hadas?》

Philipe la miró serio. Renée le correspondió la mirada con el ceño fruncido.

♡ J. R. Third ♡

La profecía de Renée ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora