#30. Tiembla seguido cuando tiene mucho miedo

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-¿Qué haces aquí?

Scorpius respingó al escuchar la voz de Rose detrás de él. La había empezado a seguir pero después de distraerse unos segundos, había perdido el rastro de la chica.

Dedujo que estaría en la Torre de Astronomía pero no fue así... o no lo era hasta hacía unos segundos.

Volteó y la miró nerviosamente. Ni siquiera sabía por qué la había seguido, y tampoco sabía por qué la chica estaba enojada con él; lo más seguro es que fuera por haberla evitado, pero eso ya había pasado y había ido a hablar con ella.

-¿Por qué estás enojada conmigo?

-¿Quién te dijo que eso? -Preguntó, levantando las cejas. Scorpius la miró abochornado, era cierto... Rose estaba enojada, pero no precisamente con él.

-Nadie... es sólo que-

-El mundo no gira alrededor de ti, ¿sabes?

-Yo no dije eso.

Rose rodó los ojos, agarró fuertemente su mochila y se fue. Scorpius tardó unos segundos en darse cuenta de que la pelirroja desaparecía, pero cuando lo hubo hecho, la siguió.

-¿Adónde vas? -Preguntó.

-¿Por qué? No te tengo que pedir permiso, ¿o sí?

-Si no estás enojada conmigo, deja de hablarme así.

-No dije que no lo estuviera -murmuró -. Te pregunté quién te lo había dicho.

-Pero-

-Déjalo ya, Scorpius, ¿por qué no te vas? Quiero estar sola.

-No quieres -la pelirroja rodó los ojos pero no le dijo nada y siguió avanzando.

Ya habían bajado todas las escaleras, Rose entraba y salía por los pasillos rápidamente intentando deshacerse de Scorpius, pero no lo lograba, el chico era bastante astuto.

Cuando se dieron cuenta ya estaban fuera del castillo, aún era de día así que todavía tenían permitido estar afuera, aunque fuera sólo por un rato.

Rose corrió hacia el campo de Quidditch con Scorpius pisándole los talones. La situación en vez de patética e irritante, se les hacía bastante cómica, por lo tanto ninguno de los dos se quejó.

-Basta, basta...- pidió Scorpius.

Rose volteó y le sonrió. Respiraban agitadamente ambos, pero ninguno perdió la sonrisa de su rostro.

El chico se le acercó y, sorpresivamente, la abrazó. Pero fue aún más sorpresivo cuando, rápidamente y sin dudarlo, Rose le correspondió.

-Estás enojada con Albus.

-¡Pues claro! ¡Y no pienso perdonarlo! ¡Es un idiota! ¡Jamás pensé que me haría esto!

A pesar de que gritaba y de que Scorpius no podía verle la cara, sabía que la chica estaba sufriendo mucho por todo esto. Y la comprendía, lo que Albus estaba haciendo no tenía nombre.

Se sentaron en el pasto, debajo del árbol más cercano y por unos momentos ninguno de los dos dijo algo.

-¿A quién escogerías tú? -Preguntó Rose.

Scorpius quiso decirle que, sin dudarlo, a ella. Pero él no conocía a la otra chica, y no sabía qué sentimientos Albus tenía para con ella, por lo tanto, no sería la misma situación.

-¿Estando en el lugar de Albus? Es difícil, Rose. Tan sólo piénsalo así... si estuvieras enamorada de alguien... y a Albus no le agradara, ¿qué harías?

Weasley, como la palma de mi mano (ATP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora